Como leí Después del “fin de la historia”.

Ensayos sobre los tiempos presentes de Carlos Pabón Ortega*

En Rojo

            No puedo comenzar a comentar un libro sin decir algunas cosas sobre ese concepto tan huidizo: libro. Pero como se trata de que me crean, mejor cito a un sabio. Jorge Luis Borges decía: “De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”. Ahí está la importancia de los libros. Pero, ¿por qué nos gustan ciertos libros y otros no? No voy a tomar mucho tiempo en esto. Para mí, Borges zanjó la cuestión: buenos son los libros que nos permiten extender la memoria y la imaginación. Punto.

            Entonces, ¿por qué es bueno este libro de Carlos Pabón Ortega? Cada cual tendrá sus razones. Señalo algunas mías. Insiste, para nuestro beneficio, en presentar una síntesis acerca del debate que sobre la nación y el nacionalismo desarrollado en el campo de la historiografía desdelas dos últimas décadas del siglo XXy el principio del XXI. Un buen libro que se lee con placer y, además, es práctico. Sirve. Este es un buen libro porque se trata de pensar lo contemporáneo y aquí se propone un diálogo para entender(nos).

 Por supuesto, no es la primera vez y no será la última, que este historiador nos presenta un libro sobre la contemporaneidad. Hace un lustro se publicó Mínima Política: textos breves y fragmentos sobre la crisis contemporánea.(Secta de los Perros, San Juan, 2015).La arquitectura aforísticade ese libro me pareció cercana al tiempode lo que hace ¿cuánto tiempo ? se ha dado en llamar fin.El fin, claro, tiene muchos matices. Y este libro que me ocupa es después del fin de la historia, es decir, si lo asumimos con una coordenada más o menos reconocida, ¿después de la caída del muro de Berlín? Es un libro de ensayos que -por su forma más convencional que aquel de hace un lustro- parecería alejarse un poco de aquellos fogonazos filosóficos y teóricos de Mínima políticaque tanto me gustaron.Pero no. Aquí están, pero envueltos en una reflexión que permite una lectura más sosegada. Una cuestión más de género que de contenido. Este es un regreso a los temas candentes porque son pertinentes.  ¿Matices del fin? Varias veces Pabón Ortega, con un discurso claro, preciso, gravita alrededor deldebate en el contexto de la desaparición del campo socialista-la caída del muro que nos llevó al fetichismo del fin- (p.13), las mutaciones virales de la globalizacióny el neoliberalismo (p.109) y, desde diversos ángulos,  reflexiona sobre el despertar, el insomnio y el sonambulismo de los nacionalismosen la era de Trump (p.83), Para ello establece ricos diálogos con aquellos autores que desde diferentes perspectivas teóricas han planteado renovados enfoques delo nacional.

A mí particularmente me convierte en lector atento desde el primer ensayo. La caída del muro de Berlín y el ‘fin de la historia’  nos coloca en aquelensayo de Fukuyama que nos sirve hoy de máquina del tiempo (The End of History, 1989) Aquel manifiesto del triunfo del capitalismo liberal nos llevó a algunos a escribir ciencia ficción surreal (Exquisito cadáver, 2001). El futuro parecía abandonar al Futuro. Bien lo argumenta Pabón al referirse, por ejemplo, a Future City, de Jameson y en varias ocasiones a Enzo Traverso. Pero este ensayo es fenomenal. Pabón se convierte en director de un diálogo entre Hobsbauwn y Lowy.Surge, entonces lasiguiente interroganteen el lector (moi): ¿Es errado hablar del fetichismo del fin? ¿Necesitamos, como consumo teórico, un tener esocomo promesa falaz de satisfacción?¿No fue ese ‘fin de la historia’ de Fukuyama esa promesa falaz? ¿No nos lleva el fracaso de la promesa neoliberal al reino de las exigencias desenfrenadas y sin ley?  Me interrogo mientras leo Cómo gobierna el neoliberalismo: subjetividad y sentido común (p. 109)  En este ensayo Pabón Ortega va desmenuzando el concepto de neoliberalismo desde el 1930 al día de hoy con una narración que es un placer leer. Esa “exigencia desenfrenada’” (interpretarlo todo, hasta el ocio y el aprendizaje, en términos de mercado) está aquí presentada de manera contextualizada, digna de una lectura en voz alta. 

Así es todo el libro. Asisto a una puesta en escena(s), a través del hilo conductor del ensayista, de una obra en la que se afinan los conceptos de autoritarismo, la civilización y la barbarie, la historicidad.  La intención, y el logro del libro, es una aclaración de términos con lo que se nos permitirá, en palabras de Pabón, “potenciar una nueva imaginación política”. (p.31)

A esa potenciación se vuelve en La emergencia de un horizonte alterno (p.33) y en varios de los ensayos. Repito: este es un libro en el que se intenta comprender estos tiempos difíciles y que participemos de esa comprensión. La imaginación es el núcleo significativo. En ese sentido algún(a) lector(a) se decepcionará esperando al polemista de La nación postmortem (2002) . Entonces Pabón partía de una metáfora residual que nos acompaña desde el siglo XIX en las novelas de Tapia y en los artículos de Salas y Quiroga: la nación pertenece al reino de loszombis.Si bien se trata de una metáfora muy efectiva algunas voces se escucharon quebradas ante la afirmación de que “la elite neonacionalista se ceba de este cadáver exquisito que, vaciado de conflictividad, afianza la representacionalidad de un saber-poder”. Aunque Después del fin de la historia retoma el asunto de lo nacional no hay aquí ese tono ‘in your face’ de hace casi dos décadas. ¿Por qué? No es un libro de dar respuestas a interrogantes del presente. Mas bien la provocación es que va dejando preguntas.

Y con preguntas cierra (metafóricamente hablando) la colección de ensayos. Porque este es un libro, es decir, una unidad de sentido. El problema del estado: de Marx a lo común(p.139):

¿Es posible representar lo común? En fin, ante la ausencia de un paradigma de                                  estado anticapitalista viable, ¿podríamos aspirar a un Estado que potencie lo                                común? O sea, ¿las formas de gestión democráticas de cooperación y no de                          competencia? Estas podrían ser, en resumen, las interrogantes que habría que                                  discutir si nos interesa asumir la discusión contemporánea del problema del                              Estado. ( p.177)

Habría muchas cosas más que decir porque sólo hablo desde una perspectiva muy personal. Trato de contestarme una sola pregunta: ¿por qué es este un buen libro?Creo haberme contestado. Les invito a leer y responderse.

Coda: El libro termina con una postdata escrita a raíz de la declaración de la pandemia del COVID-19. Tiempos inciertos y difíciles. De modos de comprender este momento se trata. Agradezco a Ediciones Laberinto su trabajo. No se han detenido a pesar de las duras circunstancias y con este y otros libros que ya estamos leyendo dan esperanza. La esperanza de entender, de seguir pensándonos y dialogando. Alimentan la maravilla de hacernos preguntas. El día que no tengamos dudas esto se acabó.

     * Ediciones Laberinto. San Juan. 2020

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