Especial para CLARIDAD
Cuando el tiempo transcurre rápidamente, la gente de mi pueblo dice que se está yendo como agua y lo he repetido mucho desde que en enero comenzó el 2024, año de elecciones en Puerto Rico y también en la “nación del águila”, cómo suele decir la querida profesora y compañera abogada, Belén Guerrero. Nos encaminamos como un bólido hacia el evento cuyos resultados impactarán nuestro día a día durante un cuatrienio. Más que salpicarnos los resultados en Estados Unidos (EU) nos avasallarán, sin importar que prevalezcan demócratas o repúblicanos, aunque sin duda, con Trump a la cabeza los males de la colonia serán más descarnados, como experimentamos durante su pasada incumbencia. Aquí en Puerto Rico todos los días nos levantamos con nueva sorpresas e irregularidades en el proceso electoral, controlado por el PNP. La presidenta interina del organismo ni se molesta en disimular para qué equipo juega.
De la sabiduría y buena memoria de la población votante dependerá que tengamos más de lo mismo: politiquería, mediocridad, corrupción y pillaje, discriminación contra las mujeres y amenaza de nuestros derechos, así como los de las poblaciones diversas; la destrucción de nuestros recursos naturales, de la tierra y los valores culturales que nos definen como Nación; o que, por el contrario, prevalezcan el respeto por las diferencias, la pulcritud administrativa, la transparencia en el quehacer político, la rendición de cuentas, el reconocimiento del mérito, la preparación y experiencia en el servicio público, así como un proceso amplio, participativo y representativo para la descolonización y solución del estatus político. Sobre la mesa también estarán el regodeo en Puerto Rico de la Junta de Control Fiscal (JCF) o acciones firmes ante el gobierno de EU para lograr que se legisle su salida del país. Quedará echada a la suerte el destino del oprobioso contrato de LUMA, así como el futuro de GENERA y todo el sufrimiento que la población ha enfrentado ante la crisis de energética que agobia a la mayoría de la gente, pero también al comercio y a las pequeñas y medianas empresas.
Seguimos en las noticias todas las manipulaciones del PNP, su legión de fanáticos y gente que trabajan en destaque para dicho partido, relacionadas con las peticiones de voto adelantado y a domicilio, las recusaciones a montón por chavo y otras malas mañas. La inducción a engaño a personas de mayor edad y la preparación del terreno para que otras incapacitadas física o mentalmente para ejercer el voto lo hagan, no han dejado de sorprendernos. Nos ha animado, sin embargo, la gran cantidad de potenciales votantes que acudieron a inscribirse o a reactivarse y que al finalizar septiembre casi alcanzaron cien mil. Mucha gente joven, pero también más adultas, expresaron disposición a esperar el tiempo necesario para lograr su propósito. Lo intentaron por la vía tecnológica sin resultado, pues el sistema a través del internet se ha lucido con múltiples fallas que imposibilitaron completar la transacción. Todos los impedimentos, sumados a la exclusión de las candidaturas por acumulación a la Legislatura por Victoria Ciudadana y la Alianza, lo que les obligó a reducir el número a dos y a iniciar una campaña por nominación directa del profesor Rafael Bernabe y de la Lcda. Mariana Nogales, lo han tomado como un intento de impedir su ejercicio al sufragio, lo que no van a permitir. No les falta razón. El partido que gobierna y su candidata a la gobernación, le pusieron la tapa al pote con la ofensiva campaña de insulto a la inteligencia boricua con el “cuco” al comunismo, que parece haber provocado una reacción contraria de mayor participación.
De todas formas, somos muchas las hijas e hijos del rey, de la reina y de la plebe que sentimos gran preocupación de cara a la cercanía del proceso electoral. Si hasta la fecha el PNP, su maquinaria y políticos inescrupulosos, como “Georgi” Navarro han incurrido en tantas irregularidades y han salido por la puerta ancha, quién sabe lo que serán capaces de hacer el martes 5 de noviembre y en los días subsiguientes de recuentos y escrutinios. Es evidente que los partidos Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) y Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) no cuentan con la misma cantidad de personas para ser empleadas en la CEE y que participen en los trabajos de las distintas instancias en las cuales se requiere balance. Es decir, que lo partidos puedan velarse entre sí. Extrañamente, el sistema parte de la desconfianza y no de la honestidad, la transparencia y el compromiso con la tan cacareada democracia. Las organizaciones políticas que integran el bipartidismo se han manifestado ofendidas porque los señalamientos del Proyecto Dignidad, Victoria Ciudadana y el PIP sobre las fallas de la CEE le restan credibilidad y confianza al organismo. Afirman que se están haciendo alegaciones de un posible fraude para luego justificar su derrota en las urnas.
Las mujeres, que somos mayoría poblacional y también electoral, tendremos mucho que ver con los resultados del ejercicio al sufragio el 5 de noviembre. Con relación a la población masculina, nosotras nos inscribimos más y acudimos más a las urnas. Por lo tanto, tenemos el poder para lograr que el velo de la incertidumbre se descorra de forma positiva. Hay compañeras feministas que por razones de principios no creen en el ejercicio del voto mientras Puerto Rico sea una colonia, lo cual entiendo y respeto. Las que sí vemos la participación sufragista como una herramienta adicional de lucha por nuestros derechos y los del Pueblo en general, debemos hacerlo bien informadas y empoderadas para que resulten electas personas, especialmente mujeres, que nos representen mediante una agenda a favor de los derechos que hemos reivindicado y de aquellas políticas públicas que los fortalecen y amplían. Al mismo tiempo deben impulsar una Patria en la que prevalezca la justicia, la equidad, la celebración de la diversidad, la preservación del ambiente y los recursos naturales, el acceso a la justicia, la consideración del Tercer Sector como fuerza viva y participante en la toma de decisiones.
Como hemos señalado en otras ocasiones al abordar el tema eleccionario, no basta el género para apoyar candidatas a los puestos políticos. Hemos tenido mujeres que han sido electas a puestos públicos, pero han resultado ser las peores detractoras de nuestros derechos y adelantos en la lucha por la equidad de género. Las hemos encontrado en el PNP, el PPD y en el Partido Proyecto Dignidad. Podemos prepararnos e informarnos con el trabajo que sobre las elecciones han llevado a cabo la compañeras de Matria y la Ruta de las Mujeres; Taller Salud, Proyecto 85 y próximamente el análisis que tradicionalmente lleva a cabo la Organización Puertorriqueña de la Mujer Trabajadora (OPMT) sobre las elecciones desde una perspectiva feminista. Además de la evaluación sobre las candidaturas y de los partidos políticos, en un escenario en el cual abundará el voto mixto, el voto por candidaturas y por nominación directa o “write in”, es indispensable que nos adiestremos sobre cómo votar y hacer clara nuestra intención electoral. Varias plataformas se han hecho públicas con ese propósito y podemos utilizarlas. No hay que temer, sino prepararnos bien.
Sí se vale que desconfiemos de la CEE que se rige por un Código Electoral que se aprobó de forma amañada para favorecer al partido que hoy gobierna a Puerto Rico. El PPD, que presidió las cámaras legislativas en el cuatrienio que está próximo a terminar, no tuvo la valentía ni la sabiduría política para cambiarlo. De cualquier forma, al día siguiente de las elecciones la lucha por nuestra liberación nacional y libre determinación, por la equidad de género, la defensa de los derechos humanos y tantas causas justas, continuará. Será un chirilín más fácil, si se logra un cambio en quienes nos representan, pero seguirá viva la máxima de no poner todos los huevos en la misma canasta.