El Diego

 

Especial para CLARIAD

 A todos los amigos y amigas argentinos, y a todos los otros feligreses maradonianos del mundo. Un abrazo fuerte con lágrimas en los ojos

En el 1995 vivía en un pueblo pequeño del norte de Italia, Mantova, y cuando fui al carnaval en febrerome sorprendió una carroza que había burlándose de Maradona, de su adicción a las drogas y de sus vínculos con Nápoli y el sur de Italia. Me chocó. Me había criado con un padre que lo idolatraba y que me había pasado ese amor incondicional a esa figura deportiva que él veneraba y que yo había aprendido a querer sin cuestionamientos. Honestamente, Papi no me enseñó casi nada de fútbol, pues no lo dominaba, así que del Diego, además de haberme hecho un sinnúmero de veces el cuento (los cuentos) del Mundial del 86, de “la mano de Dios”, “el gol del siglo”, la importancia de la victoria ante los ingleses por la Guerra de las Malvinas (la cual conocía por la serie “La Señorita Maestra” que encima de su pizarra tenía el lema ‘Las Malvinas son argentinas’), me hablaba sobre todo de su personalidad y lo genuino que era dentro y fuera de la cancha. Así, al ver que era motivo de burla, en gran parte por su lealtad a Nápoli y a lo que representaba el sur de Italia, empecé a comprender mejor a esta figura, además de la geopolítica italiana con las grandes divisiones entre el norte y el sur de Italia, principalmente económicas.

Argentina Parte I

Una década después fui por primera vez a Argentina. Tenía muchísimas ganas de conocer un país que me llamaba la atención, lo conocía a través de su música ya que crecí con un abuelo que admiraba a Gardel, de su comida, de su fútbol, de su literatura, que en gran parte me formó. Entre las metas del viaje estaba ir al barrio de La Boca, a visitar la mítica Bombonera, y si era posible, acercarme al que fuera el club de los amores de Maradona.  Y claro, en la medida de lo posible, empaparme del Maradonismo lo más posible. Ya gracias a Papi yo era de Boca, porque sí, por Maradona, por la historia, porque “arriba los de abajo”. Desafortunadamente no pudimos ver a Boca jugando de local allí, pero sí los pudimos ver en cancha neutral y es de las mejores experiencias futbolísticas y deportivas que he tenido en mi vida; de hecho, de las mejores experiencias, punto. Pero sí pudimos entrar a La Bombonera, ver el museo y realmente esa experiencia, junto a la de caminar por el barrio La Boca, me hizo entender, o empezar a entender el mito de Maradona y cómo esa relación estrecha con el club ayudó a forjar el mito del jugador. En este primer viaje acumulé historias y cuentos de argentinos hablando de Maradona, muchos de ellos aún los tengo vivos. En una tiendita de su marca compramos algunas camisas, una de ellas en alusión a su divinidad, la otra con todas las camisas que había lucido, la cual años después un italiano en Nueva York me ofreció dinero por ella, el cual no acepté. Creo que nunca había estado en un lugar donde una figura fuera idolatrada casi unánimemente, eso me impactó.

Fútbol

Quizás para esa época fue que me enfiebré con el fútbol. Hasta entonces mi deporte de niña había sido el baloncesto y ya de más grande el béisbol. Pero ya había ido a par de juegos en vivo y estaba desarrollando una pasión por este deporte que hoy en día me encanta ver y estudiar. Y mientras más leía sobre fútbol y mientras más veía fútbol, más amaba a Maradona. Pues además de todo lo que admiraba de su figura fuera de la cancha, empecé a entender su grandeza como futbolista. Y sí, caí en la eterna discusión de quién era el mejor jugador de la historia, y como soy de esos seres raros que simpatizan por igual con los argentinos que con los brasileños y amo su música y su fútbol por igual, pues no tenía reparos en discutir, no había duda, en donde mi ateísmo terminaba era ahí, el Dios era Maradona y se acabó la discusión. Y creo que es importante señalar que soy ferviente defensora de lo irracional, de las emociones, de amar sin necesidad de explicar ni justificar y creo que todo esto es lo que encarna la pasión que Maradona genera.

El año después fui al primero de muchos viajes a Barcelona donde estudiaba el FCBarcelona, o Barça, y su importancia para el catalanismo cultural. Ahí también continué con mi educación maradoniana, aunque muchos no lo recuerden, su paso por el Barcelona fue durante sus años de gloria, justo antes de irse al Nápoli, y sus goles como culé son espectaculares.

Argentina/argentinos

Usualmente no me gusta generalizar sobre países ni sobre las personas de los países, pero no temo decir que los argentinos son bien apasionados, de una manera muy peculiar. Mucho se ha escrito sobre el tema, pero a veces es como si lo que está en discusión, una victoria política, una canción, un asado, un juego de fútbol, es un asunto de vida o muerte. Y sin duda la manera que viven el fútbol es muestra de esto, pero también la manera que adulan a sus vivos y lloran a sus muertos, como Gardel y Evita. Para entender a Maradona hay que entender a Argentina, y viceversa. Claro que un futbolista del calibre de Maradona pudo haber salido de otro país, pero es difícil que hubiera llegado a ese nivel si no hubiera sido argentino.

Con Maradona se bifurcaron muchos senderos, parafraseando al gran escritor argentino Jorge Luis Borges. El del futbolista súper dotado salido de un barrio pobre, o como diría el mismo Diego años después, “me hice socialista porque crecí en un barrio privado; privado de agua, electricidad, servicios”. El niño que desde chico se propuso ser una estrella y lo logró y que lo primero que hizo fue ayudar a su familia. El futbolista que jugó con una pasión por la camiseta como si la vida misma estuviera en juego, fuera la de Argentinos Juniors, Boca, Napoli o la albiceleste. Y fue con la de la selección nacional con la que tocó literalmente el cielo. Diego materializó el cliché del atleta que cuando representa la selección nacional lleva un país en el pecho y sobre sus hombros. Cuando en el 1986 levantó la Copa del Mundo, la segunda vez para Argentina, lo hizo luego de dar un magistral recital de fútbol, técnico y bello y con sentimiento, el de un país que salía de una dictadura y de una guerra desigual y la que perdieron desastrosamente. Diego deslumbró a todos y continuó escribiendo su legado, con el pie, ese que había empezado años atrás en Villa Florito y que trazaba del lado de los desfavorecidos, siempre se mantuvo en ese lado de la historia, en Argentina, en Italia y en el mundo.

Diego de todos y todas

Lo bueno de los dioses, es que se diseñan desde lo mundano, los dioses son como los creyentes quieren que sean. Así, para los residentes de La Boca, Diego significa la reivindicación de un barrio periferal porteño contra los barrios burgueses. Para los peronistas, Diego representa su legado contra las fuerzas de derecha. Para los napolitanos, Maradona simbolizó el ganarle al menos una batalla a los ricos del norte de Italia que constantemente los despreciaban y humillaban, dentro y fuera de las canchas de fútbol. Para los cubanos Diego representó un amigo que no claudicó en su defensa de la revolución. Para millones en el mundo, Maradona representó y aún representa, esa voz del que no tiene nada que perder, que dice lo que cree y que amplifica el susurro de los desfavorecidos y los que tienen poco o nada. Por eso se llora en todos los confines del mundo, pero el llanto es mayor en India, en África, en América Latina.

Mito irrepetible

El 25 de noviembre me encontraba en casa, sentada frente a la computadora, mi hija al lado haciendo su escuela remota y mi esposo dando clases remotas en la sala. De repente ella me pide que busque el significado de una palabra, abro una nueva ventana en internet y veo que salen de repente las palabras que no hubiera querido leer: “Muere Diego Armando Maradona”. Ahí mismo irrumpo en llanto, mi hija me consuela, a sus 8 años sabe de mi amor irracional por esa figura, ella ya entiende de estas pasiones. Se jodió el día, se jodió más aún un año que ya era para el olvido, ¿cómo puede ser peor este 2020? Me avergüenza un poco decir que he llorado la muerte de Maradona más de lo que he llorado en todo el año. Maradona para mi era un ídolo deportivo que representaba muchas cosas que me gustan y en las que creo. En una época en la que los publicistas, relacionistas públicos y encargados de redes sociales tienen el comando, es refrescante escuchar una voz genuina en este maremágnum de poses ficticias, aunque la voz te diga, como dijo Diego en una conferencia de prensa luego de ganar agónicamente la clasificación para el Mundial de Suráfrica en el 2010, que “la chupes, que la sigas chupando”. Me encantaba su irreverencia, su izquierdismo no apologético, su amor a sus hijas, su pasión por su país y por el fútbol, su sonrisa. Y de verdad que me ha dolido su muerte muchísimo. He llorado su muerte y he llorado aún más a los que lo lloran, cada vez que veo un homenaje, en India, en China, donde sea, lloro. Lo de los deportistas y los argentinos tiene un lugar aparte, ha sido lindo ver cómo atletas  de todos los deportes le han rendido homenaje. Lo de sus compatriotas, impresionante. Un país entero lo ha llorado y honrado y sobre todo agradecido. Que muestra de amor tan linda y desprendida. Aparte se merece mención su segunda patria, Nápoli, hermosos homenajes y ya su estadio se llamará Diego Armando Maradona.

Mi esposo y yo llevamos una semana preguntándonos qué otra figura generaría una conmoción de este tipo, no solo a nivel global, pero con este nivel de intensidad. Recordamos los funerales de Kennedy, Lennon, Lady Di, Evita, Gardel y más reciente Michael Jackson, pero no solo no se comparan, sino que aún no encontramos una figura actual que tenga estas proporciones de ídolo global.

Para la posteridad

El año pasado vi el documental “Diego Maradona” y renové votos de admiración. Repasar su historia y ver los goles y su impacto en tantos lugares, me hizo querer más a esta figura. En voz del gran narrador uruguayo que inmortalizó ese llamado gol del siglo que selló la victoria contra los ingleses en el 1986, “Diego, ¿de que planeta venís?”. Estos días he pensado mucho en qué hace a alguien inmortal, se habla de Clemente en Puerto Rico y ahora con Diego, pienso que la inmortalidad se gana cuando uno cala profundo, cuando tocas una fibra en las personas que te hace sentir algo que es especial e inolvidable. Diego Armando Maradona hizo esto en millones de personas alrededor del mundo. Y por eso hoy lo lloramos. Como dijo Lionel Messi, “nos deja pero no se va…porque el Diego es eterno”.

 

 

 

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