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En Rojo

 

0.En Puerto Rico hay una librería por cada 22 mil habitantes. ¿Parece poco? En Italia hay una por cada 15 mil. El 60% son independientes. Aquí ese por ciento debe ser mayor. Son números estimados. Si queremos números precisos, tenemos que ponernos a trabajar. ¿Cuántas librerías hay en Puerto Rico? ¿Son las librerías los únicos puntos de venta? ¿Podemos fomentar la lectura? ¿Cuántos clubes de lectura hay? ¿Qué se lee? ¿Por qué? Tendríamos que empezar por lo más básico: ¿qué es un libro?

  1. El libro es el objeto tecnológico más importante que haya creado la humanidad. Alguno dirá que es la rueda, pero me atrevo a decir que si bien es ésta una gran cosa, con un libro se viaja más lejos y más cómodamente.

Sé que cuando hablamos de tecnología pensamos en una máquina pequeña que hace proezas: un celular, una laptop, un microchip detrás de la oreja, un cohete para comenzar la terraformación de Marte. En realidad, la palabra tecnología – del griego téchnē y logos–  significa la combinación de  técnica, arte, oficio  con  discurso, conocimiento.

La tecnología es un proceso. Se trata de transformar algo existente para crear algo con otra función. Se refiere al conocimiento ordenado para diseñar y crear bienes y servicios. Entonces, un libro.

La palabra libro proviene del latín liber, que significa parte interior de la corteza de los árboles. Imaginen el oficio, la tarea hermosa de derramar un discurso, algún conocimiento, en la corteza de un árbol.  Quedaba entonces ese objeto orgánico que convertía el aire de las palabras en grafía. Se creó algo como el habla pero en otro medio y con otra función.

  1. Amo los libros. Desde que tengo memoria. Sin embargo, la idea del libro como concepto para componerlos, me viene de una referencia que me diera el poeta Joserramón Melendes hace muchos años: Mallarmé. El poeta francés le escribió una carta a Verlaine en la que afirmaba que un libro debía ser simplemente un libro arquitectónico y premeditado, y no un conjunto de inspiraciones azarosas, aunque fueran maravillosas. Una unidad. El objeto que acoge esas palabras en un proceso alquímico puro -según el bardo francés- amerita diseño, oficio, arte.

Hay otros modos de definir y de reflexionar sobre el libro, pero me quedo con esta. Y así, me he dedicado a forjar objetos tecnológicos que resisten el paso del tiempo y se transforman para dejarse contener en otros formatos lejanos a la corteza de los árboles. Sin embargo, si hablamos de preferencias, a mí me gustan los libros que puedo sostener en las manos, olerlos, pasar las páginas y sostenerlas ligeramente en su lugar con el índice.

  1. Como habitante de una isla por desgracia cautiva en el Caribe, le adscribo a esos objetos tecnológicos un papel fundamental. Son vehículos esenciales para la educación y la transmisión del conocimiento. Esa es ya la gran cosa. Sin embargo, en países subordinados a una metrópoli, los libros pueden reflejar las tradiciones, valores y creencias de una sociedad que sean dignas de preservar.

Además, el proceso del libro y el ecosistema cultural que crea estimula la imaginación y la creatividad, forjando relaciones entre escritores, artistas y pensadores a explorar nuevas ideas y perspectivas.

Por otro lado, en países donde los procesos democráticos y los diálogos están obstaculizados por el propio sistema colonial y los intereses del capital, los libros pueden facilitar la discusión, el pensamiento crítico y el debate en la sociedad. No es raro que escritoras y escritores estén trabajando en comunidades empoderando a las voces marginadas y fomentando el cambio social.

¿No son acaso los libros testigos de la historia de un país, documentando eventos, movimientos y cambios que han moldeado su desarrollo? ¿No han visto las citas en la última producción de Bad Bunny? ¿No es eso un meloso modo de derramar la importancia de los libros en otros medios? ¿Deberíamos tomar más fotos de los libros? ¡Claro que sí!

  1. Las librerías y editoriales independientes desempeñan un papel crucial en el ecosistema literario y cultural. Esas pequeñas editoriales potencian una amplia gama de voces y perspectivas, publicando obras que no encontrarían espacio en las grandes editoriales. Sobre todo, se brindan oportunidades a escritoras y escritores noveles y menos conocidos, creando relevos en forma y estilo.

Así mismo, las librerías independientes son centros culturales que organizan eventos, lecturas y talleres, fortaleciendo la comunidad local. En las librerías se ofrecen una selección más cuidada y especializada de libros, lo que permite a los lectores descubrir obras únicas de acuerdo a sus intereses. Por eso extrañamos tanto la Librería La Esquina en Río Piedras y le tenemos tanto amor a El Candil en Ponce o a Librería Laberinto en el Viejo San Juan, ambas con espacios de encuentro y editoriales independientes que permiten esto que decimos. Igual en Aguadilla, La Casita, por dar unos pocos ejemplos, se promueven la diversidad literaria, resistiendo la tendencia hacia la homogeneización del mercado editorial. Hablar con Tamara Yantín, Javier, Tito Rentas, Aileen, José, Luis Negrón, Leah, es abrirse a un conocimiento profundo de los libros, brindando recomendaciones personalizadas y creando una experiencia más enriquecedora para los lectores.

  1. ¿Está desapareciendo el objeto libro? Sin duda, lo que antes llamábamos internet de manera genérica a cambiado las cosas. Hace algunos años se presagiaba el fin del libro. Me negué a creer tal cosa porque, enamorado al fin, me juré guardar esos libros amados. Lo cierto es que toman otros formatos y los tradicionales, por llamarlos de alguna forma, no han desaparecido. De alguna manera se ha fortalecido su intercambio. Por ejemplo, las redes sociales han transformado significativamente la promoción de libros al permitir a autores y editoriales llegar a audiencias globales sin los costos asociados a los métodos tradicionales de mercadeo. Además, se ha facilitado la comunicación entre autores y lectores, permitiendo a los escritores interactuar directamente con su público, recibir retroalimentación y construir una comunidad.
  2. Ciertamente, las plataformas visuales como Instagram y TikTok han popularizado el bookstagram y el booktok, donde los lectores comparten reseñas y recomendaciones, aumentando la visibilidad de ciertos títulos.  No puede negarse que las redes sociales han democratizado -una idea que podemos debatir en otro momento- la promoción de libros. Las librerías y las editoriales tienen ese complemento que las fortalece.

Pero, finalmente, repito algunas preguntas para el diálogo: ¿Son las librerías los únicos puntos de venta? ¿Las librerías son algo más que un punto de venta?¿Podemos fomentar la lectura de manera divertida y creativa? ¿Cuántos clubes de lectura hay? ¿Cuántas tertulias? ¿Dónde? ¿Qué se lee? ¿Por qué? Tendríamos que empezar por lo más básico: juntarnos.

 

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