Aunque el deporte sea una ciencia exacta en todas sus expresiones, especialmente en las estadísticas, la compilación histórica de los peloteros puertorriqueños en las Grandes Ligas no es simplemente la suma matemática de todos los que han jugado que consideramos boricuas que han jugado.
Eso nos lleva a la primera “gran definición”, que es cuáles son los requisitos para que se considere como “boricua” a un pelotero. Durante décadas el único criterio fue el haber nacido en Puerto Rico.
Así que, por ejemplo, técnicamente, Valmy Thomas fue el primer receptor “puertorriqueño” que vio acción en las Grandes Ligas, aunque hay algunos compas que pretendían excluirlo por haberse criado en las Islas Vírgenes.
Posteriormente, la puertorriqueñidad se extendió a los llamados “hijos de”, lo que aumentó considerablemente el banco de atletas disponibles para representarnos internacionalmente. En ese grupo habría que incluir a docenas de peloteros de Grandes Ligas, como Edgar Martínez, por aquello de no meternos con los de otros deportes, como baloncesto.
En esa misma apertura pasaron también “los que han adquirido elementos legales como matrimonio y adopción, aunque han sido muy pocos los que han reclamado la “puertorriqueñidad” por esas vías.
Aparte de los mencionados, en muchos deportes prevalece el criterio de residencia para aquellos ciudadanos estadounidenses que no hayan competido por ese o cualquier otro país. De todas maneras, a grandes rasgos, esos han pasado a ser los requisitos básicos para definir la puertorriqueñidad en el deporte, especialmente el de béisbol.
Recientemente, prácticamente todas las federaciones deportivas han incluido a los llamados “nietos”entre sus jugadores elegibles, de los que únicamente tendrán que salir los y las atletas que nos pueden representar internacionalmente. Así incorporamos al lanzador Seth Lugo al más reciente Clásico Mundial de Béisbol.
Crescioni etiquetó a Eduardo Pérez
Aunque la inmensa mayoría de nuestros atletas llenan al menos uno de esos requisitos, hay otros que no lo hacen, lo que abre su elegibilidad a discusión.
Aun pasados por ese filtro tan riguroso, hay ocasiones en que hay discrepancias. Hace década y media, nuestro compañero y hermano José Crescioni, quien era abogado de oficio, pero mediador en la práctica, recurrió al “sentido común” o al llamado “menos común de los sentidos”, para tirar la raya. Por ejemplo, Crescioni etiquetó a Eduardo Pérez como boricua, aunque nació en Estados nidos, hijo de una pareja de cubanos residente en la Isla durante largo tiempo. Además, Eduardo estudió y se graduó de escuela superior en Puerto Rico, aquí se casó y aquí nacieron sus hijos. Para completar, Eduardo siempre se ha identificado como “pelotero puertorriqueño” y por nosotros jugó y trabajó en la dirección de los equipos que nos representaron en ediciones del Clásico Mundial de Béisbol.
Armando Moreno no fue “rompe huelga”
Por otro lado, el nombre de Armando Moreno, de “forma incorrecta”, muchas veces se asocia al de Joel Chimleis como peloteros puertorriqueños que estuvieron en “roster” activo en las Grandes Ligas, pero que no vieron acción en el mejor béisbol del Mundo. De hecho, sus casos son completamente diferentes, aunque ambos defendían posiciones, las mismas posiciones del cuadro interior.
En 1980 y ocho años después de haber sido seleccionado en el “draft” por Montreal, Moreno fue incluido en al “roster” oficial de los Piratas. Sin embargo, una lesión a un compañero suyo obligó al equipo a realizar ajustes sobre la marcha, uno de los cuales fue devolver al Boricua a las Menores.
Así que finalmente, Moreno solo estuvo un día oficial con el equipo grande (5 de agosto de 1990), en el que no vio acción.
Chimelis no jugó por ‘rompe huelga”
Recientemente escribimos en detalle sobre Chimelis, cuyo equipo –San Francisco–, lo necesitaba malamente, aunque fuera por unos días, tras la lesión de uno de sus regulares del cuadro interior.
Aunque fue una situación mega incómoda para todas las partes, prevaleció la posición del sindicato de los peloteros de los Gigantes, adscritos a la entonces ya poderosa Unión de Peloteros de Grandes Ligas.
Es cierto que hubo hubo excepciones, pero los equipos de las Mayores contrataron como “reemplazos” mayormente a peloteros sin experiencia en las Mayores y a uno que otro veterano que había ensuciado el uniforme de Grandes Ligas. El tercer grupo estaba compuesto por jóvenes de limitadas posibilidades de ser contratados en Liga Grande.
Chimelis tenía calidad suficiente para jugar al más alto nivel, pero el hecho de haber sido “rompe huelga”, lo sacó de carrera, como se comprobó en este caso, ya que fue reclamado dos veces por los Gigantes y en esas mismas dos ocasiones rechazado por compañeros de equipo, con el respaldo de los directivos del Sindicato.
Revisión histórica de todos los peloteros
A mediados de la década del ochenta, la organización Mayor League Baseball ordenó una revisión completa de todos los peloteros que habían visto acción o al menos habían estado en roster de las Mayores, aunque no hubieran participado.
Los casos como los de Chimelis y Moreno fueron mínimos, mientras la mayor parte de los 1,800 corregidos contenían información incorrecta de nombre y/o apellido o aun fecha de los peloteros en cuestión.
4 boricuas debutantes en 2017
Por otro lado, cuatro puertorriqueños han debutado entre los sesenta que lo han hecho en las Mayores en lo que va de temporada.
Ellos han sido los lanzadores Joe Jiménez (Detroit) y Emilio Pagán (Seatlle), el antesalista Christian Arroyo (San Francisco) y el jardinero Danny Ortiz (de Pittsburgh). Este último, primero fue incluido en la lista de peloteros que estuvo activo en el roster, pero que no jugó y luego fue subido y oficialmente tuvo su llamado “Bautismo de Fuego” en las Mayores.
En resumen, pienso que Euardo Pérez debe ser considerado boricua, al igual que todos los nacidos en Estados Unidos, mientras tengo dudas sobre si Moreno y Chimelis deben estar en la lista de los puertorriqueños en las Grandes Ligas.
Se fijan que no es tan fácil, como contarlos uno por uno.