Defendamos a Venezuela

Especial para Claridad

Defender a Venezuela es defender a su pueblo y su soberanía nacional para no caer en el chantaje económico, político y mediático que desde Estados Unidos se diseña. A su vez, es defender a América Latina y el Caribe ante la impotencia y la extorsión por parte de Estados Unidos. Detrás de todos los ataques a Venezuela está el interés geopolítico y económico de controlar los recursos petroleros, de gas y los recursos de tierras y metales raros que existen en Venezuela y en el resto de América. Venezuela cuenta con las más grandes reservas de petróleo y de gas, además posee minerales como oro, cobre, hierro, bauxita, coltán, casiterita, níquel, rodio y titanio. El resto de nuestros países tienen litio, que es también muy importante para la cadena de valor de la tecnología. La no publicación de las actas electorales es solo la excusa. Es el interés económico lo que está detrás de la estrategia de Estados Unidos para debilitar e invadir a Venezuela, y así controlar la explotación de estos yacimientos y recursos a través de conglomerados internacionales.

Además, atacando a Venezuela quieren neutralizar el avance corporativo de China, o de Rusia, y así controlar una fuente de minerales claves para la cadena de valor de la tecnología. Es la versión del siglo XXI de la Doctrina Monroe -América para los americanos (para ellos, lo americano es Estados Unidos)- y re colonizar para mantener la hegemonía económica y política del área. Para ello, utilizan el acoso mediante el ciber acoso y la violencia política. Elon Musk, el magnate, está enfrascado en la guerra económica y política para controlar la cadena de valor de la tecnología, y así lograr que otros no controlen esos minerales. La estructura económica que sostiene la globalización de las tecnologías es la nueva forma de colonización y usan la manipulación social a través de los medios para condicionar conductas y llevar su mensaje.

Quiero recordar que todo daño a Venezuela daña a su pueblo, el acoso político, la violencia política, la guerra económica con las sanciones y el bloqueo. Se ha demostrado empíricamente que quien se afecta es el pueblo. De mi parte, lo dejo claro: No auspicio invasiones o golpes de Estado; nuestra defensa de la independencia y la soberanía de Puerto Rico requiere defender también la de los demás pueblos del mundo. Lo que no queremos para Puerto Rico no lo queremos tampoco para otros pueblos. No auspicio el acoso (bullying, en inglés) político porque hace daño físico, mental, emocional y psicológico al pueblo. Y favorezco la defensa de los pueblos para lograr su soberanía económica y social.

La estrategia del acoso político o intimidación es una forma de violencia que consiste en llevar a cabo ataques verbales, emocionales, físicos o psicológicos repetidos con la intención de dominar, humillar o agredir a otra persona o pueblo. Se da en las áreas política, verbal, psicológica, social y cibernética. Este acoso o intimidación por medios tecnológicos digitales lo estamos normalizando, sin que exista la denuncia sobre los males que genera. Por ejemplo, cómo la intimidación, la difusión de medias verdades o información distorsionada se utilizan para dominar un pueblo y ocasionarle daño físico. Para que el acoso se detenga, hay que detectarlo y denunciarlo, pues dicho acoso político es una forma de violencia que atenta contra el logro de la igualdad, la autonomía y soberanía del pueblo venezolano. Las agresiones, amenazas, violencia física y mental no permiten hablar de democracia real sino de la imposición de un discurso violento e irrespetuoso. Los medios de comunicación que son parte de ese acoso, con su exigencia de rendir cuentas e intimidación por medio de la publicación de las llamadas actas electorales, llevan la violencia al contexto electoral.

Sin embargo, su análisis no menciona los intereses económicos que están detrás para la apropiación, por parte de Estados Unidos, de las inmensas reservas de petróleo, gas, tierras y metales raros de Venezuela, y la penetración al resto de los países de la región a través de Venezuela. Mañana pueden publicarse las llamadas actas electorales, y eso no impediría que continúen la agresión económica y política contra Venezuela, igual que antes de celebrarse las elecciones.

Para poder controlar dichos recursos, Estados Unidos debe romper el bloque de integración y fomentar la enemistad entre los pueblos de la región, para que queden inertes ante el imperio. Esa es la intención velada en los repetidos discursos sobre el fraude en el proceso electoral, esa guerra psicológica que esconde el verdadero motivo detrás de la estrategia del imperialismo y colonialismo económico y tecnológico.

A eso, hay que añadir el discurso de Biden, diciendo “¿Quién puede liderar el mundo sino es Estados Unidos?” O el de Musk, “Le daremos un golpe a quien queramos”. O la versión de Trump de violencia política. Todos repiten el discurso político de la confrontación, de dividir las fuerzas progresistas. Es tratar de neutralizar el avance del cambio en América Latina y el Caribe, es dividir y enfrentar entre sí a los movimientos progresistas y de izquierda. La retórica golpista es una narrativa creada y patrocinada por Washington, a lo que se añade la presión diplomática. La desestabilización, los ataques directos a la soberanía nacional de Venezuela, y las crisis políticas regionales responden a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos, donde el factor energético (petróleo y gas), tierras y metales raros es fundamental. El objetivo económico es controlar los recursos naturales, y el objetivo político es recuperar la hegemonía, particularmente ante los avances de China en la región.

Defender a Venezuela es defender al pueblo y que tenga la soberanía sobre sus recursos. Maduro es el presidente de ahora, como antes estuvo Chávez, pero en el futuro puede ser otro. Lo importante es que el pueblo permanece, lucha, construye y tiene derecho a que se respete su soberanía y su vida en paz. Venezuela no quiere agresiones imperialistas ni que las élites que no representan al pueblo atenten contra su soberanía nacional.

Es curioso que desde Puerto Rico, esta colonia que no ha defendido su soberanía y se deja mandar por una Junta de Control Dictatorial externa y no electa, donde las elecciones y primarias tienen muchas vicios de fraude y tiene un sistema electoral poco confiable, se pretenda dictar pautas a un país soberano. A ningún país le gusta ser invadido ni que se interfiera en sus asuntos internos. Por eso, los pueblos luchan por su soberanía. República Dominicana (1965) y Panamá (1989) son dos ejemplos de países que lucharon por su soberanía, tras invasiones y agresiones, pero ahora se prestan para participar del acoso político a Venezuela. Aquí en Puerto Rico, los mismos que crearon el manual Así no se protesta para indicarle al pueblo cierta forma de “protestar” y así debilitar el movimiento que expulsó a un gobernador en el verano del 2019, ahora presentan otro manual Pero en Venezuela es otra historia, con total hipocresía y manipulación. Es la hipocresía del colonizado que no entiende y que nunca ha defendido su soberanía e independencia, que no lucha contra la Junta de Control Fiscal, ni contra las agresiones continuas que sufre nuestro pueblo. Son los mismos que fomentan el abuso del capitalismo neoliberal salvaje y oportunista que se aprovecha de los desastres. Los mismos que tampoco se atrevieron a defender los derechos laborales que fueron eliminados, ni las escuelas, ni los servicios de salud, ni los empleos dignos, las pensiones, o el derecho a permanecer en nuestros hogares. Son también los mismos que nos niegan la recuperación, que permiten la inestabilidad eléctrica por parte de una empresa abusadora -LUMA- y hasta sustituyen nuestras voces por las de analistas que pretenden hablar por nosotros. Son aquellos que no protestan los que pretenden dar lecciones a los pueblos luchadores. Esos mismos analistas no han dicho nada ante el Proyecto 2025 que propone el Partido Republicano de Estados Unidos, al que pertenece la actual candidata a Gobernadora. Tampoco denuncian que el Partido Demócrata de Estados Unidos se limita a ofrecerle a Puerto Rico solo más fondos federales, o que los dos partidos gobernantes en Puerto Rico, Nuevo Progresista y Popular Democrático, le niegan a nuestro pueblo un futuro diferente y próspero. Son esos analistas que tienen jugosos contratos mediáticos millonarios, los que siembran el miedo a las propuestas de cambio de la Alianza de País, los que desinforman sobre Venezuela y su pueblo luchador que defiende su proyecto político. A esos, hay que decirles que basta ya de engaño y manipulación, que el pueblo puertorriqueño exige discusiones serias y responsables de los asuntos de Puerto Rico y del resto del mundo.

La realidad de Venezuela nos enseña que el imperialismo no duerme. Que no cesa su afán de destruir y desestabilizar proyectos populares, para intentar re instalar las élites neoliberales que traicionan al pueblo, y favorecen el colonialismo económico y las políticas neoliberales. Esas élites parasitarias que obtienen sus ganancias de la dependencia del pueblo, y que se alían a ricos extranjeros para saquear los recursos del país.

Venezuela enseña cómo se intenta destruir el sueño de la integración latinoamericana y caribeña que nos hace fuertes. Esa unidad se debilita mientras cada pueblo haga suyo el discurso de odio y de atentar contra la soberanía de los países. Es más fácil dominar a un país, si los demás países están cada uno pendientes solamente de sus propios intereses, ya sea por obtener fondos externos o inversiones que, a la larga, no los benefician.

Los procesos eleccionarios son parte de esa agenda mediante la cual el imperialismo y las élites de los países pretenden dictar las normas. Son adictos a la democracia liberal, donde el capital manda, la cual es diferente a la democracia participativa y más amplia del pueblo. Por eso, aceptan los resultados electorales si ganan, pero si pierden, alegan “fraude”, usando el método Trump. Con el discurso de fraude, buscan imponer sus criterios, buscan destituir a los electos, fomentan golpes de estado utilizando las propias milicias internas de cada país, publican actas electorales que no entregan físicamente, y luego no asumen la responsabilidad legal por dicha publicación. También desestabilizan la paz social con violencia política y buscan que se recrudezcan las sanciones y bloqueos económicos que afectan al pueblo.

El pueblo venezolano sabe a quién escuchar y ha decidido. El Tribunal Supremo de Justicia ha emitido un veredicto certificando el verdadero resultado de las elecciones. Ahora la gente del pueblo de Venezuela puede continuar con la transformación comunitaria y con su economía endógena, viviendo en paz, armonía y en plena soberanía.

Denunciemos el acoso político y el ciber acoso tecnológico con sus estrategias de desinformación, odio, racismo y demagogia. Defendemos a Venezuela y su pueblo luchador que trabaja para construir una economía propia que sea justa, equitativa e inclusiva. Defendemos a la Venezuela que trabaja para construir la sociedad que desea, aún en medio de las amenazas externas e internas.

 

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