Despiden a comandante de Hezbolá en Tiro mientras la vida sigue en Beirut

Por Iñaki Estívaliz
Especial para Claridad

Tiro/Beirut (El Líbano), 19 ago.- Miles de libaneses chiíes despidieron este domingo en el sur de Líbano al comandante Hussein Ibrahim Kassab, líder de Radwan, la fuerza de élite de la milicia de resistencia islámica contra Israel, Hezbolá.

Kassab fue asesinado el día anterior de un torpedazo de dron mientras viajaba en una motocicleta por una carretera de Tiro, al sur del país.

El ataque fue filmado y publicado por el Ejército sionista y se puede encontrar en las redes.

Los hombres, alrededor del féretro, con las manos en el pecho, cantaban consignas que parecían plegarias o rezos que parecían reclamos.

Las mujeres, de negro, lloraban viendo desde las aceras pasar el féretro, enfundado en la bandera amarilla de la milicia islámica.

Desde los tejados se lanzaban amapolas rojas sobre el ataúd, al que acudieron a rendir respeto niños, soldados y líderes militares y religiosos.

El día de la muerte del comandante Kassab coincidió con un intenso intercambio de fuego entre los sionistas y Hezbolá, que esa mañana había disparado 55 cohetes, que ninguno fue interceptado, contra el norte de Israel, donde produjeron una decena de incendios.

El ataque desde el Líbano se había llevado a cabo después de que los sionistas bombardearan un almacén de armas en el municipio de Al Kour matando a diez sirios.

Ahmed, un taxista de Beirut, a una hora y cuarto por carretera de Tiro, me asegura “que ahora de lo que Israel está más preocupado es por los túneles”.

Este viernes, Hezbolá publicó un video de su red de túneles Emad-4 en la que se pueden ver grandes camiones y lanzaderas de misiles de largo alcance circulando por pasillos de tamaños monumentales bajo tierra.

“No han podido con Hamás, que lo que tiene son ratoneras por donde solo cabe una persona a la vez, en diez meses usando todas sus fuerzas, ¿qué se creen que van a hacer con Hezbolá?”, dice muy serio el taxista en inglés.

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, llegó este domingo a Israel donde se reunirá este lunes con el primer ministro Benjamin Netanyahu y el martes viajará a El Cairo para participar en unas conversaciones de paz a las que no asistira directamente Hezbolá.

Y mientras en Gaza los soldados sionistas siguen bombardeando inmisericordes y metiéndoles palos de escoba por el culo a sus detenidos y en el sur de Líbano no se puede estar tranquilo, en Beirut se vive como en una extraña realidad de una hermosa ciudad destartalada.

Conserva, tras haber sido el centro turístico y financiero del Medio Oriente, una sorprendente cantidad de edificios altos de apartamentos de lujo, hoteles de todas las categorías y restaurantes y cafeterías chics.

Este domingo, mucho beurutíes disfrutaban de las piscinas y los balnearios como si no pasara nada.

Pero las últimas décadas de guerras y crisis han provocado que todos esos espacios de ensueño sigan funcionando a un 10 o 20 por ciento de su capacidad.

Las joyerías y tiendas de ropa cara conviven con edificios abandonados salpicados de agujeros de proyectiles, con la ausencia de iluminación urbana y el inane gobierno.

Barricadas y tanquetas salpican algunos barrios estratégicos.

El gobierno depende absolutamente de Qatar para poder ofrecer servicios mínimos como la electricidad.

Precisamente este fin de semana, se anunció que Argelia suministrará inmediatamente al Líbano combustible para operar sus centrales eléctricas.

Y a pesar de los pesares, en Beirut se pueden ver a mujeres solas bebiendo cocteles, o fumando hooka con las amigas, o mostrando sus cuerpos al sol en las piscinas privadas.

Iñaki Estívaliz

 

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