Documento federal revela los verdaderos rostros de la corrupción en Puerto Rico

Redacción de CLARIDAD

Análisis de Noticia
La bomba noticiosa de que la ex gobernadora Wanda Vàzquez Garced  cargó encima micrófonos secretos y grabó conversaciones con el Presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz y la Comisionada Residente, y candidata a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista ( PNP) Jennifer González Colón, como parte de una investigación sobre sobornos iniciada por el Negociado Federal de Investigaciones (FBI) en los días previos a que Vázquez  asumiera la gobernación, tras la renuncia de  Ricardo Rosselló Nevares en 2019 , estremeció el panorama mediático y político en Puerto Rico el día del viernes.
Noticel rompió la noticia temprano en la mañana y, como por arte de magia, la discusión mediática de los billboards de Bad Bunny o  de los muertos que votan en cada elección, dio un vuelco para concentrarse en las intrigas al interior del PNP y en la lucha desatada por la sucesión y el poder en la alta cùpula de dicho partido ante la inminencia de la salida de Rosselló Nevares. En aquel  momento el liderazgo del PNP era compartido por  Rivera Schatz y González, presidente y vicepresidenta de la colectividad.
La salida abrupta de Rosselló había dejado un vacío en la sucesión constitucional porque el Secretario de Estado, a quien le corresponde constitucionalmente sustituir al gobernador en caso de muerte o cese de funciones, había renunciado. La segunda en turno, según la constitución, era Wanda Vàzquez, a la sazón Secretaria de Justicia. Por supuesto que ambos, Rivera Schatz  y González, estaban interesados en gobernar, y presionaron a Wanda Vàzquez para que, luego de jurar al cargo de gobernadora, nombrara a uno u otra como secretario o secretaria de Estado, y luego renunciara y les dejara  franco el camino de la gobernación por la vía constitucional, sin sudar ni una gota ni  someterse al juicio de los electores. A cambio, al esposo de Vàzquez, entonces juez superior, Jorge Díaz Reverón, se le abriría la puerta a un puesto de Juez Apelativo- con un rango mayor, mejor salario y beneficios,y menor carga de trabajo- y a Vàzquez se le daría un puesto en el nuevo gabinete, quizás el mismo de Secretaria de Justicia que entonces ostentaba. Como se sabe, la ambiciosa Vàzquez no aceptó  la propuesta, y corrió al FBI a denunciar lo que llamó  «intentos de soborno» de Rivera Schatz y Jenniffer González. Esto provocó la investigación federal que  culminó con Vàzquez alambrada de micrófonos, grabando sus conversaciones con el Presidente del Senado y la Comisionada Residente.
La fuente de esta  noticia- sorprendente porque corrobora sin lugar a dudas el estercolero en que operan el partido y los gobiernos PNP-  es una moción presentada ante el tribunal federal en el caso por soborno que se sigue contra la ex gobernadora Wanda Vázquez, también del PNP, y sus socios y cómplices, el banquero venezolano Julio Herrera Velutini y el ex agente del FBI e informante de dicha agencia, Mark Rossini. En dicha moción, publicada por Noticel, los abogados de Rossini utilizan el contenido de las grabaciones de la ex- gobernadora a Rivera Schatz y González, y la impunidad con que han seguido operando  ambos políticos  como razón para que el tribunal federal desista de los cargos contra Rossini. Desconocemos lo próximo que pasará en este caso, y qué repercusiones, si alguna, tendrán las revelaciones contenidas en esta moción en el resultado del caso en cuestión o de las elecciones en Puerto Rico el próximo 5 de noviembre.
A juicio de ambos implicados y de  los analistas y «analistos» mediáticos que proliferan en Puerto Rico, y que hoy en su gran mayoría, le dieron un «pase de paloma» a la gravedad de la conducta de ambos funcionarios, aduciendo que no hay nada ilegal en dichas grabaciones. Legalidad aparte, todo este episodio surreal, apunta a una conducta, de altos funcionarios públicos de un nivel tan primitivo y calloso que causa vergüenza y repulsión. No importa si se pueden o no configurar delitos. Lo ocurrido basta para demostrar la podredumbre al interior del PNP y de las altas esferas del gobierno de Puerto Rico. Demuestra cómo estos políticos engañan y se burlan de nuestro pueblo y cómo degradan el llamado sistema democrático en el que dicen creer. En eso debe fijarse la atención de los electores cada vez que vean un anuncio de la candidata que dice «querer a los viejos» o del candidato que amenaza con «barrer» la oposición.
En  una campaña fuerte en emociones como la que vive Puerto Rico de cara a las elecciones del próximo 5 de noviembre, lo de hoy es un golpe contundente a la consciencia del país. Estos corruptos que se revuelcan  juntos en el mismo fango han dejado claras sus verdaderas intenciones: seguir utilizando los recursos del pueblo puertorriqueño  para sus intereses personales y seguir gobernando a Puerto Rico como una parcela de su propiedad. Quizá los federales permitieron que se colara a la prensa la moción de Rossini  para enviar una señal, no nos consta ni importa.  Como sea, con intención o por torpeza, el documento revelado es transparente al  mostrar los verdaderos  rostros de la corrupción en Puerto Rico.
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