¡Gracias, juventud colombiana!

 

 

Por Pedro Pierre

Colombia es un país con más de 50 millones de habitantes. Su doble característica, entre otras, es de ser el quinto país más industrializado después de Brasil, México, Argentina y Chile, y el segundo exportador mundial de café después de Brasil. A diferencia de los demás países latinoamericanos Colombia, desde la colonización europea, no ha realizado ninguna reforma agraria, de tal manera que las tierras, con inmensas haciendas, están en manos de grandes terratenientes y las grandes empresas nacionales e internacionales. Además tiene el primer premio por abrigar 7 bases militares norteamericanas. Desde la independencia se han alternado exclusivamente en el Estado los partidos conservadores y liberales… Todo esto ha producido, arriba, mucha acumulación de riquezas y, abajo, muchas inequidades. Los colombianos ya no aguantan más… ¡Desde lo que va este año, los asesinatos de líderes populares llegan a 32, casi uno por semana!

Ya en 2019, las protestas se estaban generalizando. Pero la pandemia dio un pare a estas protestas. Ahora se dan cuenta que el gobierno de Iván Duque-Álvaro Uribe (igual que Moreno-Nebot-Lasso) es más peligroso y mortífero que el covid. Este 28 de mayo las protestas cumplirán un mes de vigencia: los jóvenes colombianos principalmente no están resueltos a cesar sus protestas y el gobierno no sabe cómo emprender un diálogo que no le sea desfavorable, por eso “conversa de día y mata de noche”, militarizando el país convulsionado en una guerra sin cuartel. ¡Los muertos superan los 50; los torturados, asesinados y desaparecidos son varios centenares y las denuncias de atropellos mayores a los derechos humanos son más de 2,500!

Fue la presentación de una ley de reforma tributaria que provocó las primeras manifestaciones de los sindicatos. Luego la participación de toda la población, incluso la de los indígenas, fue multitudinaria, en particular con el protagonismo de los jóvenes expresándose en las calles mediante conjuntos musicales, danzas folklóricas, disfraces simbólicos… que llaman la atención y hacen reflexionar sobre las causas y las metas de las protestas. Un Comité Nacional de Paro articula las manifestaciones y exige al gobierno cesar las masacres y los arrestos domiciliarios para sentarse afín de encontrar una salida nacional. El gobierno ha retirado su emblemática propuesta de ley tributaria; luego vinieron 2 renuncias significativas: la del Ministro de Hacienda (… ¡de “hacienda” quiere decir de ‘economía’!) y la del ministro de Relaciones Exteriores; además ha sido despachado el director general de la Policía de Cali, mientras los Asambleístas archivaban la Reforma de la Salud. Por su parte el ex presidente Uribe, cuya familia fue la vanguardia de los paramilitares y es calificada de ‘sub-presidente’, invita a los colombianos a “sostener el derecho de los soldados y policías a utilizar sus armas para proteger su integridad, defender a las personas y los bienes contra la acción criminal de los terroristas y vándalos”. En seguida el presidente Duque, el 1 de mayo, ordenaba la intervención del Ejército “para proteger a la población”… En Ecuador conocemos estas clases de explicaciones de octubre de 2019… E igual que en Ecuador, casualmente, unos pocos meses antes de las actuales manifestaciones, el gobierno colombiano, en plena pandemia, compró, para la policía, armamentos y municiones para más de 3,5 millones de dólares: ¡Somos países ‘hermanos’!

Lo que llama la atención en estas protestas colombianos es la violencia de la represión… al mismo tiempo que la solidaridad internacional sin precedente. Para colmo, el gobierno colombiano acaba de negar la entrada en su país a una Comisión Internacional de Derechos Humanos que quería investigar las múltiples denuncias ocurridas en todo el país… ¡En esta Comisión constaba un enviado del papa Francisco… hacia la ‘tan católica Colombia’! Muchos colombianos denuncian el silencia ensordecedor de la Conferencia Episcopal Colombiana… La realidad es que “¡El paro no para!” “El terrorismo de Estado es más grande que lo que imaginábamos.” “En la lucha nos hacemos más hermanas y hermanos”. “¡Aquí nadie retrocede ni se rinde!” “Jóvenes, ¡gracias por despertar a un país!”.

Comenzó una nueva Colombia. La generación actual es el resultado de las luchas de muchas generaciones anteriores y de decenas de miles de muertos por una Colombia diferente. Pero el sistema de muerte no va a dejarse eliminar fácilmente. Es un monstruo que vive de la sangre humana y del orgullo de los que han hecho del dinero su divinidad suprema. También la realidad es que la historia no da marcha atrás. Colombia está a las puertas de su segunda independencia… que todavía se puede hacer esperar un poco.

En Ecuador tenemos que aprender del ejemplo de los colombianos que protestan. ¿Acaso estamos en una situación muy diferente? ¿No somos también un pueblo crucificado por el neoliberalismo? Desterremos el odio al correísmo que los perversos medios de comunicación comerciales nos han metido en la cabeza y en el corazón. No es más que una cortina de humo para desviar nuestra atención de las verdaderas causas de nuestra situación: un gobierno y unas élites bancarias y empresariales que se enriquecen a costa de nuestro empobrecimiento creciente. La verdad es que los pueblos solo se levantan el día en que son conscientes de su fuerza, pero solamente son conscientes de su fuerza el día en que se levantan. ¿Sabremos, los ecuatorianos, aprender la lección y ser suficientemente valientes para barrer nuestra complicidad con los que nos despojan y nos humillan?

Reproducido de www.alainet.org

 

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