¡Gracias Mario!

Mario Cancel Sepúlveda, de espaldas Rafael Acevedo. Foto Alina Luciano

 

Sé que lo vamos a recordar porque era un excelente historiador. Mario Cancel Sepúlveda, es verdad, era un profesional que se dedicó al estudio, análisis e interpretación de eventos pasados. Deja una amplia obra publicada y también trabajos que esperan publicación

Sabemos que investigó con fragor de detective fuentes primarias y secundarias, como documentos, archivos y testimonios. Además, y esto lo convierte en un historiador extraordinario, se acercó a obras literarias, para comprender y contextualizar hechos históricos.

Los que lo leímos con admiración reconocemos en él a uno de esos grandes historiadores que buscan identificar patrones, causas y consecuencias de los eventos, así como las influencias culturales, sociales y políticas que han moldeado la historia. Un trabajador de la cultura que contribuye a preservar la memoria colectiva y a ofrecer perspectivas sobre cómo el pasado influye en el presente y el futuro.

Algo más: es poeta. Estos raros orígenes (1991), es un libro de los lejanos años ’90 en los que confirmaba lo que ya sabíamos desde hacía una década. La poesía no está reñida con la historia. Un año después publicó Las ruinas que se dicen mi casa (Textos y pretextos), relatos. Nunca abandonó la literatura. La escribió. La estudió como historiador. La enseñó en sendos talleres de escritura creativa.

Sin embargo, Mario es más que historiador, poeta y narrador. Y lo digo en presente. ¡Qué gran ser humano! Sin duda, el tipo de persona que es capaz de realizar funciones cognitivas avanzadas -eso es redactar un libro y decenas de artículos de investigación histórica- .  Además, este es el ser humano capaz de formar una comunidad de escritores, historiadores, amigos, estableciendo relaciones interpersonales caracterizadas por la generosidad, la solidaridad, la bondad. La cantidad de colegas y discípulos que se convirtieron en sus amigos es enorme. La cantidad de estudiantes que se vieron inspirados por su entusiasmo y erudición para seguir el camino académico o creativo es impresionante.  Y, sin embargo, ¡qué lección de humildad!

Nunca olvidaré que Mario amablemente colaboró con el periódico CLARIDAD y que, en par de años nos hizo disfrutar de una serie de ensayos sobre Betances y Lares que discutíamos por semanas. Siempre me preguntó qué me parecían aquellas sesudas investigaciones. De manera invariable tenía que decirle que eran pura lucidez y que le agradecía a nombre de muchos lectores la iluminación.

Mario Cancel; Foto reproducida de FB.

Hace apenas cuatro meses, Mario estuvo con nosotros en CLARIDAD presentando un libro que tuvo la gentileza de leer y comentar. Para nosotros fue un honor que nos visitara ese día y el público presente disfrutó de su análisis. Estaba alegre. Lo vi feliz y para mí fue una tarde noche que atesoro. Precisamente porque lo vi feliz y porque pude, junto a otros colegas, decirle lo mucho que lo admirábamos.

Hoy Mario no está con nosotros pero nos lega una obra inmensa y necesaria. Nos deja un recuerdo imborrable de intelectual paradigmático. Sin embargo, no puedo dejar de decir que hemos perdido a un amigo y a un gran ser humano. Sus libros, sus escritos, lo eternizan. ¡Gracias, querido Mario!

 

A mis libros

Mario Cancel Sepúlveda

 Un día me iré
y su orfandad
los convertirá en polvo cósmico.
Nada me llevaré de las palabras
talladas por la tinta que he leído.
La muerte no permite esos milagros.
Será muy triste

Eso sí:
pedazos de mi piel,
la sombra de mi voz y mi mirada
habitará sus lomos,
dormirá en sus canales
y sus guardas.

Trozos de tinta mía
adornarán sus inhóspitas
bitácoras.
La emoción de un poema
pernoctará en la esquina de las páginas,
la humanidad de un párrafo
sonreirá tras las notas, diminutas, precisas,
que he dejado en los márgenes
del texto.

Solo serán los rastros
de una aviesa lectura indescifrable.
Juntos transitaremos hacia el polvo.
Seremos la memoria ominosa
de un olvido previsto.

Nada más:
seremos immortales.

1-5 de enero de 2022

Artículo anteriorEsta semana en la historia
Artículo siguienteDiscursos religiosos en el cine de horror: Heretic y rescates del pasado: Hardcore y The Hunger