Sin tregua el aumento de casos de dengue 

 

CLARIDAD

Entre la desigualdad económica y el cambio climático, el virus amplía su rango de contagio en todo el planeta

Para esta época del año pasado, el Departamento de Salud (DS) registró un saldo de 701 casos de dengue en el país. La cifra actual reportada por la agencia asciende a 3,877 contagios, una diferencia de 453. De acuerdo con la doctora en Epidemiología Cruz Nazario, este aumento se replica en todo el planeta, mayormente en todas las Américas.

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha encontrado y ha denunciado un aumento impresionante en el número de casos en el mundo. Por ejemplo, en el año 2000, la OMS reportó medio millón de casos en el mundo. En el 2023, ya no es medio millón de casos, sino 6.5 millones de casos, de los cuales el 70 % ocurre en la región de las Américas”, explicó a CLARIDAD.

Nazario elaboró en que, como enfermedad endémica del continente, el dengue “está presente todo el año, todo el tiempo”, aunque tiene ciclos en que su nivel de contagios aumenta más. Pero en años recientes, agregó, el cambio climático ha provocado temporadas de lluvia más intensas e inusuales. “Han entrado nuevos períodos de lluvia intensa en momentos en que la lluvia no es esperada. Las gráficas de dengue siempre se hacen tomando en consideración cuándo son las épocas de lluvia, pero este año se ha ido por encima de lo que se esperaba. El cambio climático puede tener un efecto porque modifica los sitios donde se procrean los mosquitos y, a la vez, los mosquitos pican a la gente. A quienes más afecta es a la gente pobre”, añadió Nazario.

En ese sentido, la Dra. Nazario recalcó la vulnerabilidad de los más de 100 países expuestos a un dengue endémico o persistente. Debido al incremento exponencial de casos, la ausencia de mejores condiciones sociales y la falta de tratamientos para el virus, por ahora, la prevención es la mejor forma de atajar la enfermedad, precisó.

“No podemos olvidarnos de que hay unas condiciones muy importantes que hacen más grave la situación para los países. Cuando hablamos de las Américas, del Caribe, de Asia, vemos que las infecciones siempre se concentran en los lugares donde hay más hacinamiento, donde posiblemente hay agua acumulada porque no hay agua potable y se almacena en drones”, ejemplificó la experta en temas de salud pública.

En Puerto Rico, la picadura de mosquito más común proviene del Aedes aegypti, un tipo de zancudo cuyas hembras son las únicas que, de día, pinchan e infectan a las personas con dengue, de acuerdo con Nazario. La doctora del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) enfatizó en que, para entender mejor al virus, es importante que se analice el aumento en un marco social e internacional.

“Ese aumento de riesgo de contraer dengue está asociado, muchas veces, con el cambio climático. Cuando hay mucha lluvia, se acumula agua en recipientes y en un montón de lugares. En esos recipientes pueden crecer huevos de mosquitos”, advirtió.

“Tampoco podemos alarmar a la gente. Eso no funciona, está probado que las campañas de pánico no hacen que la gente cambie de hábitos; no hay que aterrorizar a la gente. Hay que enseñarles cómo protegerse”, detalló Nazario, además de destacar que siete de cada diez casos de dengue no desarrollan síntomas severos.

No obstante, la doctora amplió sobre la paradoja que lastran estos casos asintomáticos. Aunque, por un lado, implican que la persona con el virus no sufra complicaciones de salud, por otro representan la posibilidad de un foco de contagio, particularmente en espacios densamente poblados, como el caño Martín Peña, explicó.

“Si hay hacinamiento —una casa donde hay muchas personas o un barrio en donde todas las casas están pegadas—, eso provoca una mayor probabilidad de que ocurra un brote de casos. Por eso vemos que en los países de América, los informes siempre tratan de incluir recomendaciones que tienen que ver con estas desventajas que tenemos en los países pobres”, aseveró la doctora Nazario.

La epidemióloga contrastó los lugares privilegiados con las comunidades empobrecidas. Por ejemplo, en el caso de las casas con aire acondicionado, servicios esenciales y distancia entre vecinos, las probabilidades de infección son mínimas. Pero para las comunidades de pocos recursos, en donde no suele haber aire acondicionado y las casas están atiborradas, la única forma de impedir la picadura de mosquito es con mallas protectoras —screens— o repelentes. “Eso no lo hay en las casas pobres, no lo hay en los barrios pobres. Y cuando vas a una casa sin eso, te van a picar los mosquitos porque no hay esa ventaja que tienen otros lugares”, arguyó la doctora.

El virus, que tiene cuatro cepas (DEN1, DEN2, DEN3 y DEN4), únicamente se transmite a través de las picadas de los Aedes aegypti hembras. Por lo tanto, no puede propagarse de persona a persona, como otras enfermedades. En el caso de las mujeres embarazadas, sostuvo Nazario, puede darse un contagio de madre a vientre, aunque estos casos son poco frecuentes. Aunque el cuerpo se inmuniza frente a cada cepa luego de un contagio, cada persona está en riesgo de infectarse cuatro veces, de acuerdo con el Departamento de Salud.

Empero, Nazario hizo hincapié en que la responsabilidad de disminuir los casos no es un deber aislado del ciudadano. Para la experta en salud pública, el Estado debe reconocer los desperfectos que tiene la infraestructura del país y mejorar las condiciones para que, así, las personas puedan enfrentar estas epidemias con más herramientas.

Las vacunas y los más vulnerables

“Vi en el periódico que el secretario [de Salud] recomienda la vacunación, pero la vacunación solamente está recomendada para los niños de 9 a 16 años. Y eso es si tienen evidencia de que han contraído dengue anteriormente. Esto no es una recomendación de vacuna que cualquiera va y se pone”, puntualizó la epidemióloga.

A raíz de esos parámetros, las personas que deben vacunarse suelen estar dentro de esta demografía y normalmente han sido infectadas con más de una cepa del virus, que es cuando más el dengue impacta al sistema inmunológico. Del 70 % asintomático que mencionó Nazario, el 52 % carga el DEN1, el tipo de dengue más usual en Puerto Rico.

“El 15 % de los casos en Puerto Rico son de esa edad [9-16], pero es un estimado poco preciso. Esas personas son los candidatos para ser vacunados y el 85 % restante se divide entre toda la población adolescente y mayor”, reparó Nazario, quien resaltó que Salud fichó a Rincón, Aguada, Orocovis, Lares y San Sebastián como las zonas más expuestas al dengue en el país.

La epidemióloga Nazario criticó la inefectividad de las “campañas de miedo” y, en cambio, propuso que, para lograr una campaña que mitigue el aumento de casos, se eduque e informe a la ciudadanía respecto a los riesgos a los que están expuestos. En el caso de las personas sin mallas protectoras, se les puede apoyar en la adquisición de un mosquitero u otros artículos que manejen el riesgo.

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