La historia de Pellín y Pillín

 

CLARIDAD

Pellín y Pillín son dos niños de tu edad, / a uno le gusta el trabajo y al otro lo mismo le da.” Así decía un anuncio televisivo que trataba de prevenir a los niños y niñas contra la criminalidad. Pellín trabajaba mientras Pillín robaba y, como moraleja educativa, en el anuncio el último terminaba en la cárcel. Ese resultado, donde el malo va a prisión y el bueno recibe elogios, en la realidad casi no siempre es verdad, pero el mensaje parecía bien intencionado.

Recordé a Pellín y Pillín mientras miraba la lista de salarios o compensaciones que se paga en la Asamblea Legislativa de Puerto Rico. Conocimos el listado debido a que los presidentes del Senado y la Cámara de Representantes la entregaron a la prensa, tras producirse una orden del Tribunal de Primera Instancia de San Juan gestionada por Eva Prados, candidata a la Legislatura del Movimiento Victoria Ciudadana.

Los dos listados han creado muchas noticias porque son como una síntesis de la desvergüenza en que se ha convertido la Legislatura. Aquí me refiero a algunos de los extremos que allí aparecen que, como Pellín y Pillín, personifican la honestidad y la maldad.

Una de las personas listada como funcionario del Senado es Carlos Frontera, quien trabaja en la oficina del senador independentista Juan Dalmau devengando $1,800 al mes. En lo publicado no se detallan las funciones de Frontera, pero las supongo porque lo conozco desde los primeros años universitarios, cuando estudiaba el bachillerato en economía en la Facultad de Ciencias Sociales de la UPR. Allí mismo terminó más tarde el grado de maestría, también en economía.

Ya trabajando como economista, Frontera siguió estudiando y, con mucho esfuerzo, terminó la carrera de derecho, revalidando poco después. Supongo que en la oficina de Dalmau aporta sus conocimientos en sus dos áreas de experiencia académica y profesional, economía y derecho, ambas muy importantes en el proceso legislativo.

Ninguna de las informaciones de prensa que se refieren al listado de empleados de Cámara y Senado menciona el caso de Frontera, aunque tal vez sea noticia que un abogado revalidado que, además, posee una maestría en economía, devengue $1800 al mes. Lo que pasa es que en los dos listados aparecen otros casos que llaman más la atención porque dramatizan, no el trabajo honesto de los muchos, sino el pillaje de los pocos.

En el listado del propio Senado donde labora Frontera vemos a un individuo desempeñándose como “supervisor del salón café” y recibiendo $5,000 cada mes como salario. El caso de ese agraciado se destacó mucho en los medios por la particular función que tiene asignada junto al descomunal salario, pero no es el más bochornoso. Lo que desborda la desvergüenza son las compensaciones – casi todas desproporcionadas – que reciben las esposas, esposos o parientes de algún funcionario o exfuncionario, o las asignadas a políticos derrotados que, tras el desenlace, se arrimaron a la Legislatura. Por ejemplo, allí vimos a Irma Garriga, esposa de Jorge Santini, exalcalde de San Juan, embolsillándose más de $6 mil mensuales como “asesora”. Del propio Santini se sabe que, tras su derrota, montó un bufete que ya acumula más de $2 millones en contratos con el gobierno, pero parece que esa jauja no le da y su amigo Thomas Rivera Schatz corrió a reclutar a su esposa.

Pero todos esos casos que, gracias a la licenciada Eva Prados, conocimos de la nómina del Senado, palidecen a lo que días después se descubrieron en el listado de la Cámara de Representantes. Allí también están las esposas, esposos, parientes y políticos derrotados, y hay algunos que hacen estallar la curva de la indignación. El más comentado de éstos es el de la “pastora” de la iglesia a donde el presidente de la Cámara, Johnny Méndez, va a rezar con regularidad, la que recibe $10 mil mensuales del dinero público. Primero los cobraba con el título de “asesora” y luego la designaron a cargo de la “fe comunitaria”.

Sin embargo, el caso de la pastora, una tal Wilmarie Leduc, no es el más dramático. Esa categoría máxima hay que reservarla para José “Nuno” López, quien también figura como “asesor”, pero tumbándose $150 mil anuales. Si alguien se parece al “Pillín” mencionado al inicio de este artículo es precisamente Nuno López, porque se formó, no en la UPR, sino en una de las mejores escuelas del pillaje público, la que regenteó Edison Misla Aldarondo. Su carrera en el “servicio público” comenzó como ayudante de ese expresidente de la Cámara a quien le sirvió, entre otras cosas, buscando y cobrando los cheques que Misla recibía de sus fraudes y extorsiones. Ese historial, que se conoció en el juicio donde Misla fue condenado, no le impidió, tal vez le ayudó, a ser electo y reelecto como representante por el PNP. Fue finalmente derrotado en la primaria previa a las elecciones de 2016, pero ese fracaso no fue tal porque la buena estrella lo persigue. Tras dejar de cobrar como legislador, duplicó el tumbe como “asesor” de su amigo Johnny Méndez.

¿Cuál es la profesión de Nuno López? No se conoce ninguna,  pero aparece recibiendo $12,500.00 cada mes en funciones de “asesor”. Esa suma es casi siete veces más alta que la percibida por Carlos Frontera quien con mucha experiencia ganada como abogado y economista, labora como asesor, pero en la oficina de Juan Dalmau.

Como pueden apreciar, esta es la historia de Pellín y Pillín de la que hablaba al principio. Ya ven por qué la moraleja de aquel anuncio, donde Pillín terminaba desgraciado, era falsa. Seguramente terminó como asesor de Johnny Méndez, tumbándose $12,500 cada mes, mientras Pellín – con dos títulos académicos y acumulando toda la honestidad – recibe $1800. Además, el Pellín de nuestro cuento, Frontera, efectivamente se gana su salario trabajando duro, mientras Pillín se los tumba.

Artículo anteriorLos sueldos en la Legislatura
Artículo siguienteMirada al País: La Tribulación de la Confianza en Tiempos de Pandemia y de Política