Especial para CLARIDAD
Sorprende los pocos años de vida pública que pudo disfrutar Pedro Albizu Campos como líder máximo del movimiento Nacionalista. Poco menos de siete años en la década de 1930, siendo arrestado en 1937 y trasladado a una cárcel en Estados Unidos. De vuelta en 1948, fue arrestado y encarcelado de nuevo en 1950. Indultado en 1953 y arrestado y encarcelado nuevamente el primero de marzo de 1954 tras el ataque al Congreso protagonizado por los héroes Nacionalistas Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irving Flores y Andrés Figueroa Cordero.
Tengo entendido que nunca vio a sus nietos. Y desde la cárcel –como es de esperarse– es muy poco lo que pudo tener de “vida pública”.
Es increíble que un hombre con tan poco acceso al pueblo puertorriqueño haya sido consagrado por ese mismo pueblo como una figura, como un referente fundamental en su historia política y cultural. Añado esta dimensión “cultural” pues su figura ha servido de inspiración innumerables veces tanto en el campo de la pintura, el grabado, la gráfica y la escultura, como en la poesía, la canción y la investigación histórica.
Quizá sea porque Albizu Campos dramatiza nuestras más dolorosas carencias: pocas voces han hablado tan alto y tan consecuentemente de la Libertad como él.
Quizá eso explique también cómo un líder obrero de la estatura de Pedro Grant, el de más alcance popular y el más respetado en la segunda parte del siglo XX, haya dicho con la mayor candidez, en el contexto de un seminario de teoría hacia la fundación del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), algo así: “A Marx lo entiendo, Albizu me emociona”.
Sorprende que haya despertado tanta admiración también entre figuras importantes del mundo, entre ellos escritores de renombre y políticos de leyenda como el Che Guevara, que difícilmente dejan pasar gato por liebre.
Sobre este tema, precisamente, J. Benjamín Torres, pionero por excelencia de la biografía de Albizu Campos, dejó en el tintero un proyecto que tuviera hoy una trascendencia extraordinaria. Benjamín se había propuesto recopilar documentos y declaraciones de figuras del exterior en torno a Albizu Campos. Nos dejó, por suerte y gracia de sus incansables esfuerzos, una pequeña obra que lleva el título HABLAN SOBRE ALBIZU CAMPOS, publicado por la Editorial Jelofe en 1979, en la que se incluyen fragmentos de artículos o discursos de destacadas personas del exterior entre un buen número de puertorriqueños como Juan Antonio Corretjer, Vicente Geigel Polanco, Enrique Laguerre, Gilberto Concepción de Gracia, César Andreu Iglesias y Juan Mari Brás.
Allí leemos al Che Guevara: “Albizu campos es un símbolo de la América todavía irredenta, pero indómita. Años y años de prisiones, presiones casi insoportables en la cárcel, torturas mentales, la soledad, el aislamiento total de su pueblo y de su familia, la insolencia del conquistador y de sus lacayos en la tierra que lo vio nacer, nada dobló su voluntad. La Delegación de Cuba rinde, en nombre de su pueblo, homenaje de admiración y gratitud a un patriota que dignifica a nuestra América”.
Allí leemos a Gabriela Mistral (Premio Nobel de Literatura): “Fui expresamente a Atlanta para ver a nuestro Albizu. La cárcel me contestó por teléfono que no se recibían otras visitas que las de miembros de su familia. ¡Y me quedé sin verlo! Solo miré –¡con que tristeza!– la masa de aquella cárcel donde tenemos al primer puertorriqueño, y a lo mejor, al primer hispanoamericano”.
Allí leemos a José Vasconcelos (Fundador del Ministerio de Educación de México conocido como ‘El maestro de la juventud de América’): “Pedro Albizu Campos me conquistó de primera intención y me ha seguido cautivando. Posee una preparación sólida. ¡No sé cuántos años en Harvard! Así es que conoce a fondo la cultura rival y nadie como él para exponer sus secretas debilidades y astutas maquinaciones. Pocos hombres me han enseñado tanto en un solo día como me enseñó Albizu Campos. Estoy seguro que algún día esta ingrata América nuestra lo conocerá y lo saludará como a uno de sus héroes. Vive de defensa de pobres, es decir, casi no vive. La tentación lo acecha a diario en la forma de comisiones y empleos que él rechaza porque es contrario a la doctrina de la colaboración con los invasores. (…) Vive como un santo, y, como nada malo se puede decir de su conducta, no faltó quien me dijese: ‘pero fíjese que es mulato’. Y eso me lo decía otro seudonacionalista. ¡Como si ser mulato no fuese la carta de ciudadanía más ilustre de América…!”.
Otros textos de voces del “extranjero” incluyen a Jorge Manach, cuyo dibujo reproducimos aquí; Juan Marinello y Sergio Carbó, intelectuales cubanos.
Los pueblos colonizados tienden a desvalorizarse y a considerarse menos que nadie. Por eso existen “guerreros de silicio”, seres humanos que despuntan cada cierto tiempo para recordarnos y guiarnos por el sendero de la libertad y la dignidad humana, incluida esta solidaridad latinoamericana y caribeña por la descolonización que nombra a Albizu Campos como uno de los grandes de la historia mundial del siglo XX.
[Se han conservado íntegros los textos y los signos del libro de J. Benjamín Torres. Para una cronología confiable, ver aquí “Pedro Albizu Campos y el Partido Nacionalista: síntesis cronológica”. Para leer una formidable colección de ensayos sobre “descolonización”, ver aquí a Margarita Aurora Vargas (2018), Guerrero de silicio: Ecos a la obra de Frantz Fanon; y ver aquí a Félix Valdés García (2017), Leer a Fanon medio siglo después. De Puerto Rico a Juan Manuel Carrión (2021), Nacionalismos Caribeños: Marcus Garvey y Pedro Albizu Campos; y la monumental obra de Pedro Apone Vázquez sobre Albizu Campos cuyas referencias se pueden encontrar aquí.]
18 de abril de 2023