Breves de cine Internacional en Nueva York -2018-

Alanis – Dirección Anahí Berneri 2017 Argentina. 82min. “La profesión más antigua del mundo.” Palabras textuales que se escuchan de la boca del varón o alguna que otra fémina. Ya sea del caballero de “buena familia” o el de baja ralea; o de alguno doctorado y perverso, al igual que del más exquisito de los artistas. El pesado silencio y la súbita seriedad de ella a partir de tal pronunciamiento significa para el varón acatamiento del supremo dictamen patriarcal. Continuando el razonamiento culto e ilustrado: hasta en la antigua Grecia la diosa Afrodita Pándemos “la de las mujeres públicas” tenía su altar y se le rendía honor sacrificándole cabras. Para que entendamos que su lugar en la escala social había sido decidido de antemano; santificado, y que no debe ser cuestionado. Tampoco los epítetos consagrados propios de tal profesión y negocio no desparecerían de los códigos de comunicación verbal o escritos en la piedra –hetairavestalcortesanagolfabusconacualquierabarraganamesalinacelestinaputana. prostitutafurciameretrizrameracabareterazorraputaperramujermalamujerdelavidacallgirlperdidacabrona..jineterahijadeputa– (es normal que no se cuestione), porque se les paga para que den servicio ¿de qué se quejan? Alanis, personaje central de un filme que podríamos titular “Venus y Cupido”, una joven provinciana madre soltera, abandonada a su suerte por el amante (tema bastante manoseado en el viejo cine mexicano), a quien encontramos en Buenos Aires ejerciendo la prostitución callejera, o lavando baños e inodoros por la ciudad. Es madre de un hermoso niño en plena lactancia. El infante de año y medio posee un limitado vocabulario pero sabe muy bien la clave de la supervivencia y el placer infantil: “Máa ¡Teta!” Ese es Dante, su bebé que camina tambaleándose con gracia conmovedora. El profundo terror de Alanis era y es, que le quiten su niño precioso, razón de su existencia, porque las autoridades invadieron el pisito que ocupaban arrestando a su compañera. Como consecuencia el casero la tiró literalmente a la calle al descubrir su ocupación, “el oficio más antiguo de la humanidad”. Ahora maneja el servicio por su teléfono móvil, y se mudó con una tía. Montada en el auto de algún cliente en parajes desolados debajo de los puentes le puede surgir un sujeto con señales de disfunción eréctil, que la insulte indignado, que le pague menos o nada, si su felación no le provoca siquiera una mínima erección. Puede ser que el próximo se queje porque no le susurre palabras tiernas o mejor, groseras, y de paso reprocharle que no ha aprendido a bailar procazmente en el tubo. ¿Y qué tal la paliza que le dieron las cariocas prietas del país vecino cuando la sorprendieron operando en su territorio de adopción? Le maceraron el rostro, y está viva de milagro porque tuvo que correr como una perra aterrorizada y maltratada a refugiarse bajo un camión hasta que la perdieron de vista en la oscuridad. Nada, nada, no pasa nada, ¡cosas de la profesión más antigua del mundo…!

La película Alanis recibió dos galardones máximos en el Festival de Cine de San Sebastián, España 2018, la Concha de Plata por Mejor Dirección, y otra por Mejor Actriz para la protagonista argentina Sofía Gala Castiglioni. La artista hizo su entrada con el actor infantil Dante Della Paonera, hijo suyo en la vida real quien hizo el papel de Dante. Además le fue otorgado al filme el Premio Cooperación Española. Sofía Gala fue seleccionada Mejor actriz en el Festival de La Habana 2017, y estaba postulada para otra serie de festivales.

La cinta nos presenta con objetividad las vicisitudes de la trabajadora sexual, sin adornar mucho el oficio, ni pasar juicio moralista. La única protección para estas mujeres es registrarse con los servicios de salubridad y de trabajo social con el fin de aspirar a ser recogidas en un albergue del gobierno. Dada la hipocresía del sistema que ha determinado que tal servicio es ilegal, y la ambivalencia que rige en la sociedad entera al respecto, están condenadas a convertirse en parias y operar en la clandestinidad como en un limbo legal. De ahí surge la intención de la realizadora de revelar las condiciones de la vida de estas mujeres, con la intención de involucrar a las autoridades concernientes, y al ser humano hombre en la búsqueda de una solución apropiada.

Es por esa razón que las organizaciones feministas radicales tanto argentinas como españolas aboguen por un lado, que se declare legal el trabajo sexual, ya que objetivamente somos seres sexuados, y de acuerdo a su criterio es una necesidad social, lo cual les daría a susodichas el derecho a utilizar su cuerpo ejerciendo en libertad tal oficio.

¿Y quién, y cómo se regula, vale preguntar? Porque la prostitución que se da en la actualidad dentro de la burguesía en el capitalismo muestra otras condiciones: puede ser relativamente recatada; las llamadas call girls o escoltas, operan desde la seguridad de sus apartamentos, o visitan, y en teoría pueden ganar bastante dinero. Ahora recuerdo las películas de la directora italiana Lina Wertmüller quien popularizó el término de putana industriale, aplicado también a las burguesas mujeres trofeo que se casan por interés y prestigio. En Alanis se nos muestra una joven de bajos recursos económicos, que podría estar expuesta al uso de substancias adictivas, cuando no al alcoholismo o al tabaquismo. Forzadas a romper noche… porque son pocas las mujeres que sobreviven saludables y lozanas el trajín de la profesión durante muchos años. Se les nota el desgaste: medio desdentadas, de aspecto famélico por la adicción a la cocaína. Terminan acabás como dice el vulgo.

Han surgido voces opuestas exponiendo que en las sociedades que no han resuelto la plena igualdad de derechos respecto al género sin haber adquirido poder real, la mujer seguirá siendo una vasalla, supeditada aún más al poder patriarcal. Es de conocimiento público que en Europa, al desmontarse el sistema socialista, y con la instauración de las oligarquías se desataron unas mafias que siguen operando a nivel internacional con el negocio de trata de blancas. Se comercia en el clandestinaje con las mujeres más pobres, por consiguiente menos educadas de la zona central oriental del viejo continente. Se les explota. Han ocurrido casos repugnantes de mujeres raptadas o engañadas que las mantienen incomunicadas, sujetas a la esclavitud sexual sin paga real, forzadas a operar durante una exagerada cantidad de horas atendiendo infinidad de clientes, bajo amenaza de violencia física. Es sabido que en Madrid, al turismo masculino se le dan tours por las zonas donde operan las mujeres extranjeras para que celebren su belleza y juventud, etc. porque después de todo es el oficio más antiguo del mundo…

Las libertades conquistadas por la mujer siguen teniendo un valor relativo a cada sociedad, porque entran en juego una cantidad de elementos como el factor económico, las relaciones de producción, en un contexto cultural más amplio como son las tradiciones y religiones de carácter patriarcal, que la misma mujer valida o se ve obligada a aceptar; la clase social y la etnia, el nivel de educación, y los derechos formales amparados en una constitución. Luego hay que velar si se cumplen o no. En este siglo hay lugares en la tierra donde nacer mujer es un riesgo. Quedamos horrorizadas cuando nos enteramos de la cantidad de jóvenes núbiles que morían desangradas al ser forzadas al procedimiento ritual del “corte” o infibulación del clítoris, en zonas de África y Asia donde se practica el Islam. El desaparecido director senegalés Oumane Sembène, como buen militante de izquierda (educado en la URSS) dejó su clara y contundente denuncia en su glorioso filme Mooulaadé 2004. El peso de la tradición ejerce tanto sobre la mujer como en el hombre, porque no todos los varones africanos aplauden la costumbre. Los gobiernos no ayudan, ni prestaron atención al pronunciamiento radical de Mandela sobre tal tradición. Hace apenas unas semanas murió por asfixia al aspirar humo tóxico de una hoguera una joven en la zona de las Himalayas que dormía en un pequeño cubículo a la intemperie, al acatar una costumbre ancestral que durante cada ciclo menstrual, la mujer no puede dormir en la casa por estar “impura.” Igualmente en el continente africano está generalizado el mismo tabú, no permitiéndole entrar a la casa, ni cocinar, o le sirva al varón ni un vaso de agua. Entiendo que hay que buscar soluciones inmediatas y aceleradas para problemas de carácter crítico, pero tengo la impresión y pregunto ¿es que se nos han ido olvidado las viejas propuestas del socialismo de democratizar la educación para todos y la insistencia en cultivar la personalidad a través de las artes para fomentar los valores y aspiraciones de un ser humano nuevo a tono con la época actual? Respuesta: ¡A mí no!

*La que suscribe es actriz de teatro, y fue profesora de Español y Estudios Puertorriqueños en CUNY, NY.

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