Con energía renovada para sacar a Rosselló

 

Por Josefina Pantoja Oquendo/Especial para CLARIDAD

Tal vez por los años que tengo y las barbaridades que he visto y vivido como feminista e independentista, estaba muy escéptica con relación a la posibilidad de que Julia Keleher fuera procesada por sus desmanes en el Departamento de Educación. Creo mucho en la intuición y cuando veo a una persona por vez primera y me inspira desconfianza, mi estómago levanta una especie de bandera de alerta a la cual llamo “brinco de sapo”. Eso fue lo que sentí cuando el Gobernador presentó a esta foránea como secretaria de educación. Consideré además una barbaridad traer a una norteamericana a dirigir un área tan fundamental para nuestro desarrollo como pueblo, como si no hubiera aquí talento con el compromiso, experiencia y preparación para hacerlo. Evidentemente sus talentos eran otros y sumados a la extravagante cantidad de dinero que devengaba en un extraño arreglo que a muchos causó sospechas, devastó el sistema educativo público con decisiones arbitrarias para cerrar escuelas, menoscabar derechos de la clase magisterial, negar toda posibilidad a la educación con perspectiva de género, rodearse de ayudantes de extraña procedencia y establecer una red de contratos con gente que probablemente conocía anteriormente y para favorecer los cuales llegó hasta aquí. Su arresto ha reivindicado las denuncias de los gremios magisteriales y a las madres y padres que denunciaron sus actuaciones. Las falsas lágrimas que de forma dramática derramó en algunas conferencias de prensa para fingir su interés y compromiso con la educación en Puerto Rico, fueron de cocodrilo, como dice el refrán.

La otra funcionaria de alto rango arrestada, Ángela Ávila, es menos conocida, pero igualmente despreciable por haber llevado a cabo acciones corruptas que afectan un área tan fundamental como la salud de nuestra gente, que de forma tan precaria es atendida por el sistema gubernamental y de cuya implantación por ASSES y las aseguradoras privadas contratadas hay quejas todos los días. Otra vez vimos como las autoridades de Estados Unidos en Puerto Rico asumieron la jurisdicción mientras Wanda Vázquez Garced, secretaria de Justicia, se lavó las manos nuevamente. Claro, en esta ocasión, tratándose de Keleher, una persona tan cercana y ensalzada por el gobernador Rosselló, no estuvo presente en la conferencia de prensa para reírle las gracias al jefe del Negociado Federal de Investigaciones en Puerto Rico, Douglas Leff. 

Los arrestos fueron un duro revés para el gobernador quien desde que asumió el poder en enero de 2017 nos ha traído por el camino de la amargura, por sus ejecutorias, las de su gabinete constitucional, jefes de agencias y tantas otras personas en puestos ejecutivos. Han sido muchas las renuncias, voluntarias o no y a falta de nuevos “talentos”, varios han tenido que convertirse en super antihéroes para tapar rotos. Fue así como Raúl Maldonado, ex del Departamento de Hacienda, de Gerencia y Presupuesto, de la Secretaría de la Gobernación y funcionario principal de Asuntos Fiscales, puso fin a su imagen de persona seria, responsable y funcionario probo para iniciar sus paseos al edificio del gobierno de Estado Unidos en la Calle Chardón. No podemos olvidar que otorgó contratos que favorecían a la compañía para la que trabaja su hijo, el ahora llamado familiarmente “Rauli”. Las expresiones públicas que causaron su destitución, los arrestos de hace dos semanas y los que parece están próximos a ocurrir han marcado para Rosselló el escocotamiento del que hablaba el Maestro Albizu Campos cuando la gente empieza a resbalar. 

El gobernador continúa cuesta abajo sin cesar desde que quedó al descubierto la conversación electrónica que mantenía con una docena de personas muy allegadas a él, entre las que había altos funcionarios, contratistas y cabilderos, todos opinando sobre asuntos gubernamentales como si fueran cosas de su partido. Tal es el caso de Elías Sánchez, agresivo y oportunista cabildero con toda la información sensitiva que obtuvo como director de Comité de Transición, luego de las elecciones del 2016 y primer representante del gobierno ante la Junta de Control Fiscal. 

Toda la desgracia que ha sufrido Puerto Rico en las últimas semanas ha tenido, sin embargo, sus aspectos positivos. Los arrestos y el “Chat”, que era administrado por Rosselló y del cual era un activo y florido conversador en cuanto a palabras soeces, altisonantes y degradantes se refiere, promotor de acciones y corillo de los demás, han puesto al descubierto de forma irrefutable en manos de quien está Puerto Rico: son blanquitos al decir de nuestra gente; es decir: provenientes de familias acomodadas, que estudiaron en escuelas privadas, misóginos y macharranes hasta la médula, racistas, corruptos y borrachos de poder; capaces de burlarse de la diversidad funcional de otras personas, inclusive de sus correligionarios; de amenazar y tramar la provocación de daños a quienes piensan y opinan de forma distinta; con un sentido de impunidad a prueba de todo. El habitante de la Fortaleza y su club de correligionarios y amigos han quedado retratados de cuerpo entero y también de espíritu.

Ante tal imagen y burla de la democracia, tan cacareada por ellos, la gente se ha volcado en repudio y reclama como única reivindicación la salida del primer ejecutivo de la gobernación. Han sido múltiples, diversas y multitudinarias las manifestaciones y expresiones de todos los sectores de nuestro Pueblo. La creatividad no ha tenido límites, como tampoco la contundencia y unidad en la demanda para remover a Rosselló del puesto. Mejor aún ha sido la gran cantidad de gente joven que forma parte de la masa activa que denuncia, exige y actúa movilizándose. También destaca el hecho de que no hay monopolización de las convocatorias, pero la gente confía y asiste. Es un movimiento ciudadano que motiva y entusiasma. Por ello el reciente anuncio del gobernador de que renuncia a la presidencia del Partido Nuevo Progresista (PNP) y a una inviable postulación para la gobernación en el 2020, no tiene valor alguno. Podrá ser ficha del juego partidista del PNP del “quítate tu pa’ ponerme yo” pero su pronunciamiento solo ha servido para avivar la ira por la ofensa a nuestra dignidad. ¿Cómo pretende mantenerse en el poder dos años adicionales mal gobernando y, además, borrando las huellas y la evidencia de los desmanes que ha cometido? 

Las mujeres hemos estado bien presentes en esta jornada y así nos mantendremos el tiempo que sea necesario. Las burlas y vejámenes que nos han infligido en el conversatorio del club del gobernador no es lo que más sentimos, sino el daño que se le está causando a nuestra Patria; que este grupete de tipos insensibles y arrogantes asuma que es lo mismo su partido que Puerto Rico y mezclen la responsabilidad de los asuntos públicos con sus ambiciones electoreras. Los presidentes de las cámaras legislativas están midiendo las aguas para ver lo que más les conviene, pero ya la gente no se llama a engaño. O dejan de arrastrar los pies para residenciar a Rosselló o también recibirán su merecido. Bastante arrogancia que padecen ambos. Mientras tanto, con energía renovada participaremos en cuanta actividad sea convocada en unidad y concertación que esté en concordancia con la consigna que también hemos adoptado, “Las MUJERES exigimos FUERA Rosselló”.        

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