Cuba, la apuesta por el arroz para vencer el bloqueo

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 Corresponsal de CLARIDAD

La Habana, Cuba-Como en la inmensa mayoría de países de América Latina y el Caribe, el arroz es el componente principal de la canasta básica alimenticia en Cuba, pero en ningún país de la región su cultivo y producción están tan amenazados como en la isla.

Este cereal –el segundo más producido en el mundo, por detrás del maíz y por delante del trigo– sufre en el país caribeño los estragos de las políticas impuestas por el gobierno de Estados Unidos.

Cuba consume alrededor de 600,000 toneladas de arroz al año, pero la isla apenas es capaz de producir una tercera parte de ese número. Las razones son varias.

En primer lugar, afectan duramente el déficit de insumos necesarios para el cultivo del grano y la enorme dependencia del país de las importaciones de combustible, ambos renglones impactados directamente por las sanciones de Washington que impiden a terceros países establecer relaciones comerciales con la isla.

Si bien el cultivo de arroz en Cuba nunca ha tenido números estables, sí ha visto mejores tiempos que el actual; a mediados de la década pasada el país había comenzado a levantar paulatinamente su producción nacional, pero la llegada entonces de Donald Trump a la presidencia cambió las circunstancias.

“Nosotros, en el 2016, alcanzamos una producción de más de 300,000 toneladas, íbamos incrementando sostenidamente la producción. Cuando llegó Trump, nos incluyeron en los países que patrocinan el terrorismo. Eso ha provocado que no encontremos las fuentes financieras para respaldar la producción de arroz y, con ello, se nos ha afectado todo, los insumos, la tecnología, el combustible”, explica a CLARIDAD Nelson González González, director del Programa Nacional de Producción de Arroz del Ministerio de Agricultura.

Trump, quien volverá a la Casa Blanca en enero próximo, revirtió durante su primer mandato las políticas de acercamiento con Cuba, cortó de raíz las iniciativas de su predecesor Barack Obama de aliviar las sanciones económicas contra el pueblo cubano e impuso más de 240 nuevas sanciones. El demócrata Joe Biden, quien llegó al poder en 2020 prometiendo acercarse nuevamente a La Habana, ha hecho poco –por no decir nada– para cumplir sus palabras.

Desde entonces, la mayor de las Antillas ha experimentado una reducción en su capacidad para asegurar su producción agrícola.

Dagoberto Ramírez, productor de arroz por más de 20 años, afirma que “el esfuerzo que se está haciendo en todo el país es un esfuerzo descomunal, ya que no tenemos insumos para la producción del grano y entonces hay que redoblar los esfuerzos”. Añade que entre los problemas que sufre hoy la producción agrícola nacional está la falta de mano de obra.

 “Si no tuviéramos el bloqueo –dice– tendríamos una juventud que se estuviera incorporando a nuestras áreas de siembra y, sin embargo, no lo puede hacer porque no tienen condiciones.”

 EL ARROZ COMO PRIORIDAD PARA EL ESTADO Y EL PUEBLO

Pero en medio de las complejidades, el gobierno y el pueblo cubano buscan alternativas para garantizar la alimentación. Para satisfacer las necesidades de la población, el Estado incurre en esfuerzos económicos para importar el arroz que luego vende a los ciudadanos a precios subsidiados a través de la llamada libreta de abastecimiento.

Por otro lado, con las nuevas medidas estatales aprobadas en años recientes, las autoridades han comenzado a entregar tierras en usufructo a pobladores, a la vez que fomentan la producción a pequeña escala entre agricultores.

Hoy ya son más de 20,000 los productores de arroz en todo el país, además de otros 11,000 llamados “productores locales”, pequeños tenedores de tierra capaces de producir suficiente para sus familias y sus trabajadores y que aportan el restante a los mercados de las ferias agropecuarias ubicados en cada municipio“Hoy el arroz es una de las prioridades del país en la producción de alimentos y hemos hecho encadenamientos productivos con productores”, insiste González y detalla que la iniciativa permite a la población general tener mayor opciones para la compra del arroz.

Cuba también implementa hoy programas de cooperación conjunta con otros países para potenciar el cultivo del grano. En provincias como Pinar del Río, por ejemplo, se ha iniciado un proyecto piloto de colaboración con Vietnam para la siembra de semillas donadas por la nación asiática “que promete mejorar los rendimientos”.

Vietnam, Brasil y Uruguay han sido en años recientes los principales suplidores de arroz a Cuba, pero en medio de las dificultades económicas que atraviesa la isla, el gobierno de La Habana busca seguir aumentando su producción nacional para “sustituir importaciones”.

Para este 2024, las autoridades apuestan a cumplir con unas 200,000 toneladas de arroz; aunque la cifra aún está muy por debajo de lo necesario, con los esfuerzos destinados a ese renglón el país espera ir en aumento en los próximos años.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información publicados en mayo pasado, en los últimos seis años la producción de arroz en Cuba cayó en un 90%. En ese periodo, el país pasó de producir unas 272,800 toneladas a unas 27,900.

En general, la isla importa más de un 70% de los alimentos que consume, lo que supone cerca de 2,000 millones de dólares en gastos anuales para el Estado, un número considerable para una economía pequeña y en crisis como la cubana.

Ahora, con la llegada nuevamente de Trump al poder no parece que vaya a haber una tregua en los ataques de Estados Unidos, pero los agricultores cubanos aseguran que la prioridad es dar de comer a su país, venciendo el bloqueo con cada tonelada de alimento.

“No, nosotros no entendemos nada de eso, lo de nosotros es producir. Nosotros no pensamos en esa historia y no hablamos aquí del bloque, lo de nosotros es guapear.”

 

 

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