Deshilados de Ana Rosa Rivera: las muchas dimensiones de la conjetura

Tomado de la página de FB de la Casa de los Contrafuertes

En Rojo

Estuve durante el montaje de la exposición “Deshilados” de Ana Rosa Rivera. Estaba allí porque el espacio, La Casa de los Contrafuertes, es el lugar en el que convergen lecturas, presentaciones, exposiciones, música y performance. Lo mío era hablar sobre un congreso de ciencia ficción con Ana Rosa y Charles Juhasz Alvarado. En realidad, yo lo que hacía era escuchar lo que decía Ana Rosa Rivera sobre el montaje y dejé que Melanie Pérez, Pabsi Livmar y Alexandra Pagán, le pusieran orden a las ideas sobre “el Congreso”.

Grabé con mi teléfono las palabras de la artista. Cómo administraba el espacio en el que estaría su trabajo expuesto. Fui a la Casa de los Contrafuertes en el mes de febrero par de veces y me dejé llevar por “Deshilados” sin hacer preguntas, sin racionalizar demasiado. Y me fui en un viaje. Pero antes de relatarles mi viaje, ¿qué dice Ana Rosa Rivera sobre “Deshilados”?

Me interesa explorar cómo los elementos vernáculos pueden hablar del pasado mientras tejen un nuevo lenguaje dislocándolos de su propósito habitual. Esto lo logro trabajando con escalas irregulares e inusuales, ya sea sobredimensionando o miniaturizando materiales y métodos.

En la exposición Deshilados entrelacé los elementos del espacio de trabajo, las telas deshiladas, las cuerdas industriales y maderas nobles de Puerto Rico con documentación del proceso mismo de construcción. Los distintos pasos de este proyecto se me ocurrieron mientras trabajaba en el luminoso y silencioso estudio. Inicialmente grabé videoclips para mantener un registro de lo que estaba haciendo. Mientras las reproducía, noté los diversos sonidos producidos al deshilar la tela y el golpeteo de las agujas, así como sobre cómo la luz que se derramaba a través de las amplias ventanas del estudio generaba más imágenes de los hilos, las agujas e incluso mis manos visibles desde abajo –dependiendo del ángulo– en las paredes. Me di cuenta de que estos elementos eran un aspecto integral de mi trabajo. Decidí, por tanto, introducirlos en la instalación a través de una video proyección lumínica que se derrama sobre las esculturas y las paredes adyacentes, mostrando mis manos a través de varias fases de la obra de arte. La proyección va acompañada de una banda sonora de los sonidos que genera este proceso, particularmente el sonido de los hilos cruzando la tela mientras la deshilaba y la resonancia acústica de las bobinas de madera mientras tejía o enredaba varios filamentos. El sonido pretende llenar, inundar, el espacio pensando en las voces que nos preceden, así como cada puntada encarna la experiencia colectiva de innumerables generaciones.

El comienzo de este trabajo fue en octubre 2022, durante mi estancia en la Residencia de Artistas Assets 4 en MASSMoCA.

Mi viaje mental al ver la exposición fue, precisamente, sobre la sobredimensionalidad. Los tejidos me llevaron a pensar en la teoría de las cuerdas.

La teoría de las cuerdas es una teoría física y yo soy un escritor sin formación científica. He leído que allí se describe cómo las partículas subatómicas interactúan a través de cuerdas vibrantes en lugar de partículas puntuales. Esta teoría tiene implicaciones para la física, la cosmología y la filosofía. Y si tiene esas implicaciones, por supuesto que las tendrea para la literatura y los procesos creativos.

Tomado de la página de FB de la Casa de los Contrafuertes

Esos hilos -cuerdas- de Ana Rosa Rivera, se trocaron en cuerdas vibrantes como una metáfora para la conexión entre todas las cosas en el universo. Esa no era la intención de la artista. Pero esa es una lectura posible. En la teoría de las cuerdas existe la idea de dimensiones adicionales. Yo lo percibo en el tamaño de los objetos de la exposición. Además, la teoría de las cuerdas sugiere que el universo tiene múltiples dimensiones más allá de las tres dimensiones espaciales que podemos experimentar directamente. De manera similar, el acto de tejer puede crear estructuras tridimensionales, como tejidos que se levantan del plano en el que se están tejiendo.

Por supuesto, la teoría de las cuerdas es una teoría extremadamente compleja y matemáticamente rigurosa. He leido sobre ella como si estuviese leyendo literatura y sé que es una hipótesis sin confirmar empíricamente. Sin embargo, no necesito confirmación empírica para imaginar toda una teoría del universo en el primer salón a la izquierda en la entrada de La Casa de los Contrafuertes.

Es más, el sonido que podemos escuchar en el que la fricción de las agujas y el hilo se haya tambien sobredimensionado, me recordó de manera indirecta algunos pasajes de alguno de los textos sagrados del hinduismo -Upanishads- en los que existe la noción de que todas las partículas elementales se derivan de vibraciones en una entidad subyacente. Por supuesto es todo una especulación de mi parte.

Es en esa especulación, en esa observación y contemplación, donde radica la belleza de este trabajo de Ana Rosa Rivera. Es decir, “Deshilados” es para mí una máquina de producción de sentido como corresponde a una obra de arte trascendente. Etimológicamente hablando “speculatio”, palabra latina, se compone de «speculum», que significa «espejo» o «instrumento de observación», y el sufijo «-atio», que indica una acción o proceso.

La artista hace espejos con cuerdas. Ahí veo reflejado mi propio proceso de pensar a partir de los materiales que se exponen. Medito. Reflexiono. Realizo una conjetura sin conocimiento completo o certeza de la dirección a la que va mi pensamiento. Lo importante es el viaje. “Deshilados” es una invitación al viaje. Todo esto sin dejar de ser apenas posadura sobre la tierra y sin fumar para aprovechar las escaleras azules que regala el humo.

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