En Rojo
0.José Luis Vargas es un fenómeno. Me refiero a que se trata de un artista visual formidable porque, además, es performero, tallerista de arte, líder comunitario y creador de un personaje, El Santo de Santurce, con el que interviene en los paisajes urbanos con propuestas artísticas.
Entonces, en el Museo de Arte y Diseño de Miramar podemos comprobar que se ha alimentado a lo largo de su vida y maduración artística, de ese espectáculo de fenómenos que es nuestra isla. Fenómeno, así se llama la exposición de su obra en MADMI. Y a mí me pareció que entraba, como en el título de una de las piezas, a El Museo de Historia Sobrenatural (2015) un imponente óleo sobre letrero circense en el que se asoma un niño de blanca mirada sobre un OVNI en un fondo rojo.
- Aquí hay de todo: fenómenos naturales propios de nuestro clima y a mí me pareció ver los ciclos biológicos mutando. Además, este catálogo de seres propios de un delirante freak show de ciencia ficción me propone un ensayo sobre fenómenos sociales: comportamientos, actitudes y eventos que suceden dentro de nuestra sociedad, movimientos sociales y tendencias culturales.
Por otro lado, un cuadro como Ya llegamos (2011) me recuerda el Puerto Rico que viví en los años 70. Ahí está en primer plano el tristemente olvidado garadiávolo, uno de los mejores ejemplares de la criptozoología nacional, que para mí forman parte de los fenómenos psicológicos: las experiencias o comportamientos que se manifestaban en la prensa como una invitación a colocarse en el ámbito de la mente, como si lo monstruoso fuese la percepción, la emoción, los sueños y las actitudes de todo un país.
Digamos, se me perdonara que repita, que esta exposición de José Luis Vargas es un fenómeno cultural. Aquí hay, sintetizadas en expresiones artísticas, tradiciones populares, rituales fantásticos, creencias legendarias que caracterizan a nuestra cultura.
- Fenómeno es parte de una larga práctica artística desde la que podemos pensar una posible metafísica caribeña influenciada por creencias ancestrales. La región del Caribe – a veces me veo tentado a aclarar que Puerto Rico está en el Caribe-es un crisol de culturas. Este sincretismo ha dado lugar a sistemas de creencias que combinan elementos de religiones africanas tradicionales, como la santería, el vodú y el candomblé, con el catolicismo y otras tradiciones. Esto puede dar lugar a una metafísica que contemple la interconexión entre lo espiritual y lo material, así como la importancia de los ancestros y los espíritus en la vida cotidiana. Pero Vargas añade a la cuestión no solo la impronta surreal -la amada imaginación que no perdona- sino la ciencia ficción popular, los OVNIS y la criptozoología que vemos aquí en el susodicho garadiávolo pero que podemos trazar desde el chupacabras hasta las gárgolas perseguidas por un pintoresco alcalde.
Si bien las creencias ancestrales enfatizan la relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza, en esta metafísica caribeña de Vargas se incluye una visión del mundo que reconoce los elementos naturales (sobre todo el mar y el río) como seres con significado y poder junto a los seres imaginarios y de otro mundo, lo que no sugiere una cosmovisión holística y respetuosa hacia el entorno sino que posibilita el delirio destructor o reconstructor de la imaginación. Observe Este es mi mundo (2020).
Desde mi percepción, esa máscara del Santo en Maravillosa. ¿Por qué me llamas? (2016), Niño en OVNI (2019) también son parte de una metafísica caribeña como un acto de resistencia cultural frente a la colonización y la homogeneización global.
- No quiero excederme en teorizaciones pero pensé en Édouard Glissant, que ha explorado la identidad caribeña y su relación con el mundo a través de conceptos como la «creolización» y la «opacidad». Estos enfoques sugieren una metafísica que desafía las narrativas lineales y busca comprender la complejidad de la experiencia caribeña -puertorriqueña, entonces- en un mundo globalizado. Si fuese a resumirlo todo en una imagen escogería Místico (2021), un óleo sobre lienzo que reúne lo ancestral con esos seres imaginarios que todavía nos habitan. Lo que pasa es que no quiero lanzarles encima una biblioteca. Más bien quiero invitarlos a ver la obra de José Luis Vargas y me cuentan qué les pareció.