En Reserva: Makapansgat

 

Especial para En Rojo

 No hay un por qué comprensible, total, iluminador de un acto amoroso. No hay un por qué para la poesía. Lo poético no es el producto de un método. Lo poético no es ni siquiera justificable. No es ni siquiera creíble. ¿Cómo creer en lo poético? ¿Cómo una masa racional puede creer en lo incomprensible?

Retracto: creer es incluso mental. Pero lo poético no es ni siquiera irracional. No es ni siquiera emocional. Es antireligioso. Es otra clase de fe. Lo poético no es fanático. Lo poético es lo tranquilo. Es ver un muerto sin ver el accidente. Es el estado inmediato después de la acción. Es la estela de agua. La estela, inmediatamente. No es la acción. No es la palabra pronunciada. Es el viento cuando se la está llevando. Es el eco. El espacio de silencio entre eco y eco. 1

Contrario al dicho que asegura todo está hecho, todo está visto, todo posee imagen, existe una práctica que no produce imágenes para nadie y que no se circunscribe a sí misma en ninguna representación.

Ese es mi pitch utópico del arte (o del símbolo del arte). Y es cierto: buscar un pedacito de metodología que escape a todo aquel libreto académico es un lugar común. Bueno, un lugar común del arte hecho por artistas, que no es igual al terreno del arte por niños, arte por asalariados distraídos, arte por despreocupados o arte involuntario. El mejor ejemplo de esto lo tengo con un archivo en cinco cajas de miniaturas que comencé a colectar en segundo grado y que hoy puedo caer en capitalizar como arte por artista. Obvio, el plan me da vergüenza, pero aunque parezca distracción, creo que este hilo de opiniones más o menos confirma aquella práctica sin representación. Quiero decir, ¿qué queda debajo del arte? ¿Qué pasa cuando barremos la idea de sus nombres? ¿Por qué es mejor no marcar? ¿Por qué hay un valor hipersuperior en la cuerda de macarronis de mi árbol de navidad respecto a un perrito de Koons? ¿Por qué es mejor no saber?

El Canto de Makapansgat (o canto de las caras), según wikipedia nos comparte, es un canto boleado de jaspe de 260 gramos, color marrón-rojizo, de lascado bruto y que presenta rasgos semejantes a una cara. La piedrita data aproximadamente del 3,000,000 A.C. y se halló junto a huesos de un australopithecus africanus en la cueva de Makapansgat. Es un objeto no manufacturado, de ninguna utilidad práctica y ubicado a una distancia considerable de cualquier fuente natural compatible.

Digamos, fue algo agarrado de un sitio lejos tras la sorpresa del reflejo de un hombre que decide llevar la cosa de vuelta a su cueva (una tontería parecida a traer consigo las conchas de la playa porque te dan buena suerte). El cuento es que la escena se le presenta a la arqueología como el ejemplo más temprano de pensamiento simbólico. Aparece el primer objeto humanizado del que se tiene noticia y eso lleva a un descubrimiento bastante grande. Podríamos decir: el nacimiento de la estética.

Yo creo que esto puede ser el debajo del arte. Creo que la creatividad oficial que el mundo contemporáneo soporta desde escuelas vocacionales hasta la colección privada de Roberto Polo es una evolución retorcida de aquella intervención exageradamente humana. Como todos los desilusionados hacemos en algún momento, a menudo imagino la vida sin esa explotación productiva que hemos puesto sobre las ocupaciones. Imaginar la pureza, las cosas sin su velocidad. Creo que aquel valor hipersuperior pertenece al reino de lo inocente y se alcanza por el mérito de pausar para hacer tonterías.

1 Materia escrita, Gabriel Orozco

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