Especial para En Rojo
The Human Voice (2020) es el primer cortometraje de Pedro Almodóvar, también su primer filme en inglés. En él se adapta La voix humaine (1930), obra teatral de Jean Cocteau, donde se narra la última conversación telefónica de una mujer con su examante. En el filme, otra mujer, interpretada por Tilda Swinton, espera a su amado junto a un perro, Dash, que inquieto no comprende que su dueño también lo ha abandonado. A partir de estos personajes, el director español reelabora el texto del dramaturgo francés y lo incorpora dentro de su imaginario fílmico.
La adaptación se forja principalmente a partir de tres mecanismos. Primero, en la aplicación de una paleta cromática dominada por el rojo, el azul y el verde. Segundo, en la selección de piezas de vestuario elaboradas por la casa de modas Balenciaga, que reinterpretan y reformulan la silueta femenina. Y, por último, en un juego especular, que cita y alude a otros filmes del catálogo del director manchego.
Reiterar la importancia del color en los filmes de Almodóvar es llover sobre mojado. Si bien en The Human Voice el uso de colores primarios acentúa el melodrama, también lo trasciende. Me explico. En 1861, el escocés James Clerk Maxwell utilizó los colores rojo, azul y verde, para proyectar las primeras fotografías a color. El proceso consistía en hacer tres fotos en blanco y negro de un mismo tema a través de tres filtros teñidos en uno de estos tres tonos. Luego, estas imágenes se proyectaban superponiendo los filtros, que a su vez creaban una sola imagen policroma. En 1905, William Friese-Green aplicó la técnica al cine. El inventor inglés teñía las imágenes en el rollo de película alternando con cada uno de los tres colores. Tanto las contribuciones de Maxwell y Friese-Green son el precedente de la revolución del color en el cine que se asocia a la compañía Technicolor (1917), cuyo mecanismo consiste en sustraer el exceso de intensidad luminosa de los colores que constituyen la luz blanca.
Considerando el uso del rojo, azul y verde en The Human Voice su aplicación a la imagen no solamente ofrece el ambiente idóneo para el melodrama, sino que son parte de una reflexión profunda del cine como arte y técnica. Si en Dolor y gloria (2019) el director jugaba con la autoficción para reflexionar sobre su proceso creativo, en The Human Voice el uso de colores se convierte en un homenaje a la historia del cine.
El vestuario del filme también permite trazar el uso de estos colores. La protagonista, que bien podría considerarse como una abstracción del tipo “chica Almodóvar”, se convierte en arquetipo a partir de la semiótica de su vestuario, caracterizado principalmente por el uso diseños monocromáticos de Demna Gvasalia, director de la casa Balenciaga. En las primeras escenas Tilda Swinton aparece en un vestido rojo, que destaca por las dimensiones de su crinolina, una falda amplia utilizada por mujeres acomodadas a lo largo del siglo XIX. La forma de campana de la falda alude al timbre del teléfono, objeto central tanto en el monólogo de Cocteau. Así, Swinton se convierte simultáneamente en caja de resonancia y badajo humano que produce una voz poética acotada por el lenguaje visual. El color rojo nos alerta del desbordamiento de la pasión y amor que siente la protagonista por su amante.
Luego, Swinton reaparece vestida en un traje negro. Este parece la versión desinflada de la crinolina. El vestido sintetiza el peso de la separación que sume a la protagonista en un estado de duelo. Del conjunto destacan el calzado de goma neumática cuya forma sigue el contorno de los dedos de los pies. Si bien el material sugiere movimiento, en la imagen parece que sus pies se han vuelto de piedra para subrayar el letargo de la protagonista. Una vez adentrados en la historia la protagonista reaparecerá en otra silueta, en un traje sastre en tono azul celeste sobre un tricot. Ataviada de este este modo saldrá a la calle para comprar un hacha en una ferretería. La estructura del traje azul parece proyectar una sensación de falsa estabilidad, es una máscara con la que esconde su ansiedad y depresión. Una vez de vuelta a su piso se volverá a vestir de rojo.
Al final de la historia Swinton reaparecerá vistiendo una chamarra de piel negra, una camisa satinada de tema floral donde domina el verde y un pantalón de lentejuela plateada. Vestida de este modo, fuera de las siluetas rígidas propuestas por Gvasalia, la actriz se despide de su amante mientras prende fuego al hogar que crearon juntos. La composición de este último vestuario, introduce al color verde a la paleta de colores del armario y lo evoca simbólicamente en el resurgimiento y florecimiento de la protagonista, que ha diferencia de la de Cocteau, decide salir y abrirse al mundo.
En suma, el vestuario no solo da cuenta del arco psicológico del personaje, sino que evoca a los tres colores empleados por Maxwell para la aplicación de color en el cine. Cada vestido monocromático ofrece una versión de la protagonista que al ser superpuestos simbólicamente ofrecen la imagen completa del personaje.
El cortometraje también condensa el cine Almodóvar. Un repaso por su catálogo fílmico revela que el director manchego ha adaptado el monólogo Cocteau en varias ocasiones. Dos ejemplos destacan. En La ley del deseo (1987) una escena de la obra de Cocteau se representa dentro del filme. Aquí también se utiliza el recurso del hacha, que la protagonista del filme, Tina Quintero, utiliza para destruir la casa de su amado. El hacha reaparecerá en The Human Voice para destruir la ropa que el amante ha dejado atrás. La cuña del hacha nos advierte sobre la importancia del vestuario en la historia. En Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) la trama se desarrolla en un lujoso ático del centro de Madrid. Este evoca al apartamento localizado dentro de un estudio de filmación donde se desarrolla el cortometraje. En este apartamento, o casa de muñecas tamaño natural, encontramos a la protagonista del corto hablando por teléfono. Si en Mujeres al borde se presenta a Pepa sosteniendo el icónico teléfono rojo, que a su vez remite al de Cocteau, en The Human Voice el teléfono es sustituido por airpods, que le permiten a la protagonista moverse con soltura por el espacio que habita. El cambio del teléfono por airpods prefigura el final abierto de The Human Voice pues la protagonista no está atada a la línea del teléfono fijo que la ceñiría al espacio doméstico.
En última instancia, el cortometraje The Human Voice emerge simultáneamente como producto y proceso. Como producto, el filme difiere lo suficiente del texto original en un esfuerzo por crear una pieza que se inserta perfectamente en el propio lenguaje fílmico del director, mientras conserva las ideas fundamentales de la obra de Cocteau. Como proceso, la cinta se convierte en un acto de apropiación y rescate, que tratar de dar un nuevo sentido a la fuente original. Por lo tanto, la novedad da a esta adaptación su valor. En el caso de Almodóvar, la novedad radica en la intertextualidad que despliega, es decir, en su capacidad de dialogo con su propia obra y con toda una tradición cinematográfica que le precede.