En Rojo
George Clooney, el actor que tanto admiro por la intensidad de sus actuaciones, no importa si es comedia (Oh Brother, Where art Thou?, Burn After Reading, Hail, Caesar!, Ocean’s 11, 12, 13) o drama/thriller (The American, Michael Clayton, Syriana), es también un director que se arriesga en su elección de temas. Este año, finalizó una breve y exitosa temporada en Broadway (del 12 de marzo al 8 de junio) protagonizando “Good Night, and Good Luck” como el periodista Edward R. Murrow, precisamente adaptada del filme de 2006 que dirigió y actuó entonces como Fred Friendly. Ahora se acaba de presentar en el Festival de Venecia su + reciente filme, Jay Kelly del director Noah Baumbach. Aprovecho que el 7 de junio tuvimos el privilegio de ver la obra “Good Night, and Good Luck a través de CNN y MAX (la 1era vez que se transmite en línea y en vivo una obra de Broadway) para rescatar dos reseñas de Clooney como director: Good Night, and Good Luck y The Ides of March (2011), ambos cines políticos por poner su mirada en los males sociales causados precisamente por decisiones políticas que escogen el beneficio individual en vez del bien colectivo.
Good Night, and Good Luck (2006)
En 1958, Edward Murrow aprovechó la ocasión que le brindaba ser homenajeado y ofreció un discurso donde se quejaba de cómo un medio tan poderoso como la televisión se desperdiciaba con trivialidades en vez de presentar temas que hicieran pensar al público. Es así como rememora sus años como periodista cuando su grupo de trabajo dividía sus tareas y nadie estaba para lucirse y ser el centro de atención. Murrow no podía presentar nada que no hubiera sido investigado, corroborado y discutido entre todos. Todos compartían el éxito o el fracaso de cada uno de los programas. Aunque tenían que rendirle cuentas al gerente y al dueño de la estación, tampoco se intimidaban cuando había alguna oposición a sus decisiones.
George Clooney, como director y coguionista, escoge una serie de programas del 1953 al 1954 de “See It Now” donde Murrow, junto a su equipo de trabajo, decidió denunciar el abuso de poder de Joe McCarthy como senador de Wisconsin a cargo de las vistas del comité de “Un-American Activities” durante algunos de sus muchos años de existencia. Clooney tiene un texto con múltiples posibilidades: los programas grabados en vivo de Murrow y el pietaje de las vistas que presidió McCarthy. ¿Cómo presentar este material de manera que sea relevante en la realidad del presente? El resultado es un filme que no hace concesiones porque eso sería trivializar el material, pero sí enfoca en los riesgos que Murrow, Friendly y su equipo tomaron al desafiar al gobierno y poner muy nerviosa a la empresa privada.
El estilo del filme es otro aspecto para destacar. Está filmado enteramente en blanco y negro—lo que inmediatamente inserta el pietaje de las vistas congresionales a la historia ficcionalizada—y con diálogos sin pausas que saltan de tema en tema como la serie de TV, “The West Wing”. El filme obliga al público a ser televidente y parte del equipo noticioso tras bastidores. El público ve cómo se prepara la noticia, cómo se marca el tiempo, cómo se filma un programa en vivo sin oportunidad de rehacerlo y editarlo una y otra vez, cómo el grupo de trabajo y amigos se entrega a cada programa como si fuera el último. El filme escoge tres programas para dramatizar esta confrontación: el caso del teniente Milo Radulovich (20 octubre 1953), Annie Lee Moss en las vistas del comité congresional (16 marzo 1954) y el informe sobre Joseph R. McCarthy (9 marzo 1954).
The Ides of March (2011)
El drama político parece ser uno de esos géneros en el cine que Hollywood evita lo más posible y que solamente ciertos directores/actores parecen tener la valentía de encarar los golpes de la crítica del “mainstream media” y del rechazo del público masivo que siempre está en espera de las megaproducciones con despliegues tecnológicos. Pensemos en sátiras políticas como Dr. Strangelove or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb de Stanley Kubrick, periodismo investigativo como All the President’s Men de Alan J. Pakula, la red de engaños de las agencias gubernamentales de vigilancia como Three days of the Condor de Sydney Pollack, la complicidad del Estado y los intereses petroleros en Syriana de Stephen Gaghan, la inutilidad de una guerra no declarada a nombre de la democracia en Lions for Lambs y la fabricación de un caso por razones puramente políticas en The Conspirator ambas de Robert Redford y Good Night, and Good Luck y ahora Ides of March también de George Clooney. En una sociedad tan supuestamente abierta como la estadounidense el tema político—el cuestionamiento de las instituciones que gobiernan y sostienen la sociedad democrática—no se considera por productores, inversionistas y publicitarios como una mercancía vendible.
La historia comienza en plena campaña por la nominación del candidato del Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos. El estado de Ohio se ve como la puerta a ganar los votos necesarios en la convención del partido. Todo parece ir a favor del gobernador Mike Morris (George Clooney) cuyo discurso es igual y un poco más progresista del que escuchamos de Barack Obama en 2008. Se afirma en sus promesas, no cambia su visión según el público (aunque sí lo modifica dependiendo de la edad y clase del grupo), no hace concesiones a base de favores políticos (aunque le cueste los votos que necesita), tiene presencia escénica y un grupo de apoyo totalmente entregado a elegirlo.
Pero no es la historia de Mike Morris sino la de Stephen (Ryan Gosling), el ayudante principal de Paul (Philip Seymour Hoffman), el organizador de la campaña. Su trabajo es asegurarse que todo marche como un reloj al que se le acaba de dar cuerda; nada debe detenerlo ni puede haber sorpresas en el camino. Para esto se ensaya, se prepara todo de antemano, se hacen llamadas y entrevistas tras bastidores y se mantiene a la prensa informada solamente de las noticias que quieren divulgar. Stephen tiene la personalidad y la apariencia perfecta para lidiar con todos estos elementos y mantener a su candidato en la delantera. Pero siempre hay margen para el error humano y en este caso Stephen cae en la trampa que le tiende el principal estratega del candidato contrincante: acceder a una reunión privada sin informarle a su jefe inmediato. Aquí comienza a desmoronarse la exitosa carrera de Stephen. Al ser una historia de intriga donde poco a poco los detalles se revelan y vemos la reacción de Stephen en su caminar “entre minas” les dejo con la tarea de descubrir las piezas y ponerlas en su lugar o no.
Con la excepción de The Contender, donde la candidata a vice-presidente es una mujer, en estos filmes de campañas políticas las mujeres pueden ser “fotografiadas” por la cámara un sinnúmero de veces, pero no tienen parte activa en el proceso. Por lo general son los “obstáculos” con que los candidatos se topan y que deben remover para adelantar su carrera hacia ese puesto político. En este filme la esposa de Morris está siempre silenciosamente a su lado y cuando habla en privado a su marido es para asegurarle que está 100% con él. Las otras mujeres son las jóvenes internistas que se desviven por sus superiores y, como en el caso de Monica Lewinsky, son las tentaciones sexuales de los hombres en el poder.
Aunque entren en escena por tres o 45 minutos todas las actuaciones son de primera. Como personaje central Ryan Gosling nuevamente nos deslumbra. Como “secundarios” Clooney, Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Evan Rachel Wood, Marisa Tomei y Jeffrey Wright mantienen el ritmo acelerado y certero de la historia. Los guionistas decidieron no usar el título de la obra de teatro, “Farragut North”, y cambiarlo a una línea del “Julio César” de W. Shakespeare (1er acto, escena 2, versos del 15 al 19): “Beware the ides of March”. La fecha, el 15 de marzo, marca el anuncio por un agorero/adivino de la muerte de César a manos de Brutus y Cassius. A pesar de esto, César sigue su camino para enfrentar el destino que cree poder alterar. De la misma manera, los personajes de nuestra historia siguen el camino que han trazado, aunque tengan que hacer concesiones y sacrificar a los más débiles.