La unidad y organización sindical como  herramientas de transformación social en el pensamiento de Pedro Grant Chacón

Pedro Grant

 

El 19 de enero de 1976 en la páginas del periódico EL MUNDO se incluía una columna escrita por Pedro Grant Chacón bajo el título “1976: Año de la Unidad Sindical”.  Anunciaba Pedro que el 1976 había iniciado con un gran acontecimiento para el movimiento obrero. Se refería a la Conferencia Sindical Sobre la Crisis Económica y Por la Unidad Sindical celebrada el 17 de enero en el Departamento del Trabajo.

La columna la escribía bajo el título de coordinador del Movimiento Obrero Unido. Este dato es relevante ya que la Conferencia fue auspiciada por el MOU y por la Comisión Nacional de Unidad Sindical, compuesta por 32 dirigentes sindicales. Esta Comisión, de la cual Radamés Acosta Cepeda era su coordinador, era el producto de la Conferencia contra la represión sindical celebrada el 4 de octubre de 1975. De esta conferencia surge la ofensiva en contra de la propuesta de una nueva Ley de Personal que unió a sindicatos de las corporaciones públicas con sindicatos del sector privado y de las uniones de las agencias del ejecutivo conocidas como bonafides.

Reconoce Pedro que la Conferencia de enero de 1976 “amplia y profundiza los objetivos de lucha del sindicalismo combatiente.” El conclave sindical contó “con un estudio cuidadoso, científico, de la situación económica y sindical del país.” Nos dice Pedro que “economistas y sindicalistas nuestros aunaron esfuerzos para que el liderato obrero del país pudiera contar con los más claros criterios a la hora de reflexionar y decidir.”

Más adelante afirma, “es sobre esa base del conocimiento científico de nuestra realidad que se organiza y lucha el nuevo sindicalismo. Por eso avanzamos. Por eso triunfamos.” Continua, “La unidad de los honestos es la línea. Claridad en la teoría y tenacidad en la práctica.”

Finaliza lanzando el reto de crear una Central Obrera  la cual describe como abarcadora y ágil según la prudencia recomiende, democrática, flexible en su accionar pero recia, implacable en la defensa de los intereses de la clase obrera. En esta concepción se establece que la lealtad de clase es el requisito indispensable.

Esta columna y la creación de la Comisión Nacional de Unidad Sindical se da en el contexto de la participación electoral del PSP, decisión que provoca la salida de este partido a cuadros forjados en las luchas combativas que acompañaron el nuevo sindicalismo a partir de la huelga de la General Electric en Palmer (1969). También se crea la Comisión como parte de un reagrupamiento de sindicatos y dirigentes golpeados duramente por el gobierno mediante el uso de la ley Taft Hartley.

Para el 30 de enero de 1976 la Comisión Nacional de la Unidad Sindical celebraba un piquete al mensaje del gobernador Rafael Hernández Colon. Mientras la policía calculaba la asistencia al piquete en cerca de 500 personas, la Comisión anunciaba recomendaciones al gobernador para defender los intereses obreros. Entre estas medidas se destacaban un plan de sustitución de importaciones, protección efectiva al mercado local, medidas para garantizar que las ganancias generadas en PR no salgan del país, evitar la mala utilización de fondos públicos, participación de comisiones obreras en las decisiones gubernamentales, control de precios ante la inflación, eliminación de restricciones al comercio exterior, apoyo a acuerdos con otros países, y renegociación de la deuda pública, entre otras medidas.

El 15 de marzo de 1976 el MOU, la CNUS y la Federación de Mujeres anunciaban la celebración de una marcha con antorchas para conmemorar el 1ro de Mayo. Se esperaba la participación de 100 sindicatos y miles de trabajadores.

¿Cuál era la realidad del movimiento sindical para mediados de esa década de 1970? ¿Qué se dejaba atrás, que augura el porvenir?

Atrás quedo la lucha protagonizada por el nuevo sindicalismo independiente y combativo a todos los niveles. La fundación del MOU ocurre en 1971. Para ese mismo año se está dando la transformación del MPI a PSP. La secretaría de asuntos obreros del MPI-PSP dirigida por Ángel Agosto propone crear el “sindicato germen” de lo que será el nuevo sindicalismo, democrático y combativo. Se propuso no competir entre sindicatos, sino la solidaridad y la unidad.

El PSP proponía el trabajo en la base, en las comunidades, en el taller de trabajo para crear núcleos obreros y desde ahí promover la unidad sindical. Para ello el trabajo de formación ideológica y de destrezas sindicales era necesario.

Sobre este proceso citamos al historiador Guillermo Morejón Flores: “Del nuevo grupo de trabajo en la Secretaría de Asuntos Obreros del todavía MPI, nació la idea de crear una unión bajo  un liderato joven y socialista, templado y dispuesto a subirle el tono a las luchas que se asomaban. Es lo que requería el momento: entre los años fiscales de 1970 a 1974, Puerto Rico registró unas 363 huelgas con más de 78,000 trabajadores envueltos.  Así nació la UNT en 1970, con una huelga de trabajadores de la construcción en Ponce que obligó al patrono a reconocerla.  En 1971 desarrolló cuatro campañas de organización”.

Continua Morejón Flores, “Para septiembre de 1973, la UNT representaba a unos 800 trabajadores del área de la construcción, servicios y de algunas fabricas.  En esas fechas también organizo los trabajadores de la Heist Corporation, que daba mantenimiento a refinerías y petroquímicas como la PPG, la Union Carbide y la CORCO. La industria petroquímica era un área prioritaria en la política sindical del PSP y de gran importancia en su estrategia para la toma del poder.” “Desde sus inicios, la UNT se declaró como una unión progresista que miraba más allá de la peseta y el vellón.

Ahora citando a Radamés Acosta, nos dice Morejón Flores,  “Ciertamente, a pesar de que estamos enfrascados en la lucha diaria por las reivindicaciones económicas de todos los trabajadores, no es menos cierto que el futuro de nuestra unión está ligado al futuro de la clase obrera en Puerto Rico, que no es otro que el lograr la completa eliminación del régimen de explotación del hombre por el hombre”.

Vuelvo al escrito de Guillermo Morejón Flores y cito: “La UNT fue uno de los pilares del MOU, un ensayo de solidaridad obrera auspiciado por el PSP, pensado entonces como el germen de una futura Confederación Única de Trabajadores.”

“La UNT le presentó oposición frontal a la Ley Taft-Hartley estadounidense, que regulaba –y regula– las relaciones obrero-patronales en Puerto Rico por concepto de la relación colonial. Para la UNT, esa ley era “una camisa de fuerza contra el desarrollo sindical en nuestra patria, ya que constituye un poderoso instrumento de represión patronal”.

“Sigue siéndolo. Para el fenecido dirigente del PSP, Pedro Baigés Chapel, esa ley tenía que ser desafiada por un movimiento de pueblo similar al que desafío con éxito al servicio militar obligatorio (SMO) durante la guerra en Vietnam.  La joven unión, ejemplo del nuevo sindicalismo de esos años, se consolidó entre 1973-74 como la tercera en actividad sindical en Puerto Rico. De representar a unos 800 trabajadores, llegó a representar entre cinco y seis mil. Pero además de ganar prestigio entre la clase trabajadora en el contexto de un movimiento obrero en ascenso, se ganó enemigos poderosos. La represión no se hizo esperar.”

La represión nos lleva a la descertificación de la UNT y mediante órdenes amparadas en la Ley Taft Hartley al encarcelamiento por 90 días de Radamés Acosta y la prohibición a Arturo Grant de ocupar puestos de dirección en una unión. Otras luchas sindicales continuaron recibiendo apoyo de los luchadores combatientes.  Para 1973 se desata la huelga de maestros bajo la dirección de la FMPR. En 1974 se llevó a cabo la huelga contra la AAA provocando la colocación de 10 artefactos explosivos y más de $300,000 en pérdidas.

La huelga en contra de la Puerto Rican Cement ocurre en 1975. Las participación del PSP en las elecciones de 1976 y posterior en 1980 no cumplieron las expectativa de crecimiento del partido. Ángel Agosto fue expulsado del PSP. Un reagrupamiento de líderes y combatientes se dio tanto en lo político como en lo sindical.

Entrando en la década de 1980 la dispersión en el movimiento sindical es clara. Para 1982 se celebra el Primero de Mayo bajo el auspicio de tres sectores que reunían a 27 sindicatos bajo la consigna “Por Nuestro derecho al trabajo, un Primero de Mayo Unitario”. Estos sectores son el Congreso Puertorriqueño de Trabajadores representado por Andrés Miranda, el Comité de Trabajo Intersindical representado por Serapio Laureano y el sector de uniones independientes representado por Luis Pedraza Leduc.

La unidad se daba para conmemorar fechas obreras, para celebrar seminarios o para dar apoyo o solidaridad. Las discusiones no progresaban si alguien proponía el tema de una estructura unitaria.

El 5 de mayo de 1983 se realiza una conferencia de prensa para dar a conocer la creación del Concilio General de Trabajadores, organismo autónomo e independiente, con el objetivo de crear condiciones para una Central Obrera en Puerto Rico. Su directiva estaba compuesta por Radamés Acosta Cepeda como Secretario General, Luis Amaury Suárez Zayas, Secretario de Organización, Serapio Laureano, Secretario de Prensa, José Marín, Secretario de Educación y Cultura, Juan Vélez, Secretario de Finanzas, Carmen Meléndez, Secretaria de la Mujer y Pedro Grant Chacón como Secretario de Relaciones Internacionales.

En su Congreso aprobaron resoluciones en apoyo a la sindicalización de empleados públicos y a la lucha de los pueblos centroamericanos en guerra. Condenaron la carrera armamentista y nuclear. Así mismo, repudiaron la agresión cultural, al Gran Jurado Federal y la intervención del FBI en contra de las luchas sindicales.

Constituyen en su inicio el CGT la FMPR, UITSL, UITA, UGT, APPU, UNTS, HEEND, Union Empleados de Autoridad de Comunicaciones. Posteriormente se unió la Federación Central de Trabajadores, UIASAL, HEDET y UAASL.

Para fines de esta exposición recurrimos a los archivos del Periódico EL MUNDO encontrando 37 noticias del CGT entre 1983 a 1990. Su existencia se extiende hasta finales de la década del 1990 cuando finaliza la Huelga del Pueblo en 1998 y se aprueba la Ley 45, como proyecto de sindicalizar a los empleados públicos.

Encontramos al CGT participando de lleno en el proceso de fusión entre la Telefónica y la Autoridad de Comunicaciones. En junio de 1983 Arturo Meléndez, APPU, participa en foro por la Paz auspiciado por la FSM en Checoslovaquia para denunciar experimentos militares en Puerto Rico.

En agosto de 1983 Radamés Acosta, CGT y Andrés Miranda, CPT auspician seminario sindical en contra del militarismo. Hacia el 1ro de mayo de 1984, Margarita Mergal, de la Secretaria de la Mujer del CGT en foro del MST.

Ya en 1984 Luis Amaury Suárez Zayas como secretario general del CGT y en representación de 25,000 y nueve uniones, denuncia plan del gobierno contra la Union de Tronquistas. También encontramos al CGT activo en la defensa de presos políticos, oponiéndose a la designación de Juan R Torruellas como juez federal en el Circuito de Boston.

Durante estos años se expresan apoyo y se participa en procesos de huelga o de negociación entre HEEND y UPR, UNTS, apoyo a UPAGRA en huelga contra San Juan Star y otros.

Vemos al CGT expresando oposición a presencia de Edén Pastora en Puerto Rico, traído por el exilio cubano; reclamando mejor uso a fondos 936; apoyando a Caminantes por la Paz y aportando económicamente ante las desgracias de Mameyes en Ponce, 1985 y Huracán Hugo en 1989.

A partir de 1985 Luis Amaury Suárez Zayas asume como secretario general del CGT la portavocia rotativa del Comité de Organizaciones Sindicales. Se promueve legislación laboral, se instituye el rol del Cabildero Laboral y se logra mejor comunicación con la segunda administración de RHC. Se destaca en su defensa de la aplicación del salario mínimo en Puerto Rico, 1987 y 1989.

El CGT trabaja dentro del Comité Amplio de Apoyo al Pueblo Haitiano dando a conocer la realidad para los años 1987 y 1988. La celebración del 1ro de mayo se continúa coordinando.

Los años de la década del 1990 incluyen la oposición a la venta de la Telefónica por parte de RHC. Con la llegada de Pedro Rosselló en 1993 a la gobernación los planes neoliberales y por la privatización de agencias aumenta. Se impulsa por el gobierno una reforma laboral, la venta de la Telefónica, la privatización de dispensarios y hospitales y se dan fuertes confrontaciones siendo la más impactante la huelga en rechazo a la venta de la Telefónica que se llamó la Huelga del Pueblo, 1998.

La llegada de uniones internacionales a partir de 1995 para auspiciar un proyecto de sindicalización a empleados públicos provocó que varias uniones del CGT activaran su afiliación con la AFL-CIO. Los planes de organizar a los empleados públicos detuvo la lucha clasista que implicó la Huelga del Pueblo. Los objetivos y propósitos del CGT fueron dejados a un lado.

En mi búsqueda de información me tropecé con una entrevista del Periódico El Mundo a Osvaldo Romero Pizarro el 3 de septiembre de 1989, titulado, “Llama a reevaluar metas”.

Romero Pizarro fue secretario general de la UGT por siete años al momento de la entrevista. Señala que el movimiento sindical esta enfatizando en lo economicista y se ha alejado de las metas culturales, políticas, sociales, educativas que como movimiento de trabajadores debe asumir.

Critica que los sindicatos estén alineados con el sindicalismo norteamericano en lugar de mirar hacia Latinoamérica. Reconoce la necesidad de la educación sindical para poder revisar los objetivos de organizar y como se organiza, y a su vez, desarrollar un liderato que haga frente a los modelos económicos de la época.

Estas palabras de Romero Pizarro no trascendieron del papel impreso. Su organización fue la primera en afiliarse a una unión norteamericana para organizar bajo los parámetros de la Ley 45 de 1998. Tal vez, desde adentro trató de advertir los cambios que venían y que explican en parte la realidad de dispersión y debilidad del movimiento sindical al presente.

Creo que las tesis sindicales de 1970 están vigentes. Se necesita un sindicalismo clasista, con un liderato formado para comprometerse en la lucha sindical y no limitarse a ocupar puestos de dirección por uno o más términos. Se necesitan más mujeres y hombres con el compromiso de Pedro Grant Chacón, Radamés Acosta Cepeda y Luis Amaury Suárez Zayas.

25 de febrero de 2025

 

Fuentes consultadas:
Archivo digital Periódico EL MUNDO
Pedro Grant, Memorias de un líder sindical, 2005
Radamés Acosta, Sindicalismo en tiempos borrascosos, 2015
Raúl Guadalupe de Jesús, Sindicalismo y lucha política, 2009
Conferencia Sindical del Frente Socialista, Entre la Huelga del Pueblo y la Cumbre Social, 2001
Ángel M. Agosto, Lustro de Gloria, Tercera edición 2014
Guillermo Morejón Flores, Seis Postales de una época turbulenta, 2021

 

 

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