Lo extraño en el regreso

En Rojo

 

0.Imaginen el escenario: todos los líderes del mundo imitan a Donald – Rey de Estulticia- y ordenan a los migrantes a regresar a sus lugares de origen. Se llenan todos los azules del cielo de vuelos sobre todas las cordilleras a través de las cuales se llega al regreso. Visualicen la cantidad de barcos flotando sobre todas las aguas, las arenas blancas de la desidia y la vocación de naufragio de los navegantes. Escuchen como estalla algún cohete de Elon -Príncipe de Marte- dejando estela de fuegos artificiales en las rutas de vuelos comerciales. Piensen en el abandono de los trabajos y las vegetaciones. Oigan como no hay ningún perdón por tanta lejanía.

Imaginen la escena:  todas las personas alrededor del mundo regresarán a sus lugares de origen obligados por decretos y órdenes presidenciales. Las consecuencias serían dignas de literatura postapocalíptica. Digamos que el desplazamiento masivo de población crearía una crisis logística y de transporte a nivel global. Las infraestructuras actuales tendrían que adaptarse para manejar el retorno de millones de personas. Las naciones receptoras de inmigrantes enfrentarían desafíos económicos al perder mano de obra y contribuyentes, mientras que los lugares de origen podrían experimentar un aumento en la demanda de servicios y recursos.

  1. ¿Que significa volver? Miren el regreso de los palestinos a Gaza. ¿A dónde se regresa? Las ruinas parecen ser el lugar en el que se originan los viajes. La partida o la vuelta se hermanan de manera siniestra. Y las ruinas no solo son recordatorios tangibles del paso del tiempo y la transitoriedad de las civilizaciones. Son evidencia de la orden de arrasar que puede tener un estado sobre una población humana.

Por otro lado ¿qué pasa con las culturas locales cuando retornen personas que traen consigo diversas experiencias y perspectivas para las que no hay posibilidad de desarrollo?Las comunidades de origen podrían enfrentar dificultades para reintegrar a las personas que regresan, especialmente si han cambiado significativamente durante su tiempo fuera. Esto podría generar conflictos sociales y tensiones en la convivencia.

La geopolítica mundial cambiaría, ya que muchas naciones tendrían que adaptarse a nuevas realidades demográficas. La influencia de ciertas culturas y economías podría verse alterada y ni hablar de los efectos ambientales. Los lugares de origen podrían enfrentar presiones adicionales en sus ecosistemas debido al aumento de la población. Imaginen a Puerto Rico con siete u ocho millones de habitantes.

¿Qué pasaría con el rápido reajuste del mercado laboral? ¿Cómo se alterarían los servicios públicos -ya en crisis con las políticas neoliberales-? ¿La atención médica, la educación, el transporte? ¿Qué pasaría en esas metrópolis con la diversidad, con la vida comunitaria, la gastronomía? ¿O es que nunca aprendimos que la interacción de diferentes culturas y experiencias son las que general innovación? ¿Y las tensiones y el resentimiento?

¿Cómo se comportará este ejército de extraños?

  1. Me remito a unas lecturas de un cierto filósofo alemán, George Simmel. El concepto de «el extraño» en su obra, se refiere a una figura social que presenta una dualidad interesante: es alguien que, aunque es parte de un grupo o comunidad, también se identifica como diferente y distante. Simmel analiza las dinámicas de inclusión y exclusión en las relaciones sociales. Describe al extraño como alguien que ha llegado a una comunidad desde afuera, lo que le otorga una perspectiva única. Este individuo puede observar y analizar la vida social desde un punto de vista que los miembros nativos no pueden, debido a su familiaridad. Sin embargo, al mismo tiempo, su diferencia le impide ser completamente aceptado o integrado en la comunidad. Entonces, cuando se regresa al lugar de origen, como si el tiempo no hubiera pasado, no pasamos todos a ser alguien que está presente en la comunidad, pero no completamente integrado. Claro, Simmel argumenta que el extraño puede desempeñar un papel crucial en la dinámica social, sirviendo como mediador, innovador o agente de cambio, ya que puede introducir nuevas ideas y perspectivas. Eso si se le acepta. Como en el caso de Elon o Melania, esos extraños extranjeros que dejan de serlo porque se integran a los proyectos de la oligarquía. Los ricos, esos verdaderamente extranjeros en cualquier lugar porque su patria es el dólar.
  2. Esto se parece mucho al horror y a la repetición e la historia. Por no dejar de evocar, recuerdo “El ángel de la historia” de Paul Klee, y el análisis que de él hace el lúcido Walter Benjamin. En esta página lo reproduzco. Benjamin describe al ángel como una figura que mira hacia el pasado, observando los eventos históricos que se despliegan ante él. Sin embargo, en lugar de avanzar, el ángel es empujado hacia atrás por una tempestad: el progreso incontrolable y destructivo de la historia. Critica la noción lineal y optimista del progreso histórico. En su visión, la historia no avanza de manera continua hacia un futuro mejor; por el contrario, está llena de rupturas, violencias y retrocesos. El ángel se convierte en un testigo impotente de este proceso, incapaz de cambiar el rumbo de los acontecimientos.

No sé si se ha recalcado demasiado la importancia de recordar el pasado y de reconocer los sufrimientos que han sido olvidados o silenciados en el relato oficial de la historia. El ángel de Klee, al mirar hacia atrás, representa la necesidad de rescatar las historias de aquellos que han sido marginados y oprimidos. ¿Cómo se construirá el relato de los desplazados de este siglo?

  1. Quizás, y en esto peco de optimista, esa fábrica de extraños que es la expulsión de las metrópolis, planteará preguntas radicales sobre la identidad y el sentido de pertenencia, ya que su existencia desafía las fronteras de lo que se considera «nacional» o «comunitario». Es decir, los que regresan van a resaltar las complejidades de las relaciones sociales, el sentido de pertenencia y la dinámica entre lo familiar y lo desconocido, y podrían ofrecer una visión más profunda de la interacción humana en contextos comunitarios.

Seamos realistas. Para que ocurran cambios trascendentales de paradigmas vamos a sufrir mucho. Y el sufrimiento no es garantía de nada.

 

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