Por un código de las familias “De este siglo” Cuba a referendo nacional

 

 Corresponsal CLARIDAD

 La Habana, Cuba-¿Está usted de acuerdo con el Código de las Familias? Esa es la pregunta que deberán responder los cubanos y cubanas el próximo 25 de septiembre cuando se lleve a referendo nacional el nuevo proyecto de Ley que regirá los derechos y las responsabilidades de las familias en el país.

El nuevo código, aprobado el pasado 22 de julio por los diputados de la Asamblea Nacional de Cuba, requiere finalmente del voto popular para su validación y su inclusión en la Carta Magna.

“Quedará en manos del soberano la última decisión. Estamos convencidos de que en su momento, mayoritariamente, el pueblo cubano hará suyo este código revolucionario, inclusivo y democrático”, aseveró Homero Acosta, secretario de la Asamblea.

El código se considerará aprobado si recibe más del 50% de los votos válidos depositados en las urnas, y en el referendo podrán votar todos los ciudadanos mayores de 16 años, tal y como establece la Constitución de la isla. En el exterior podrán votar colaboradores de las misiones cubanas, así como miembros de las delegaciones diplomáticas; otros ciudadanos cubanos residentes fuera del país necesitarán viajar a la isla para participar en el referendo en la fecha establecida.

Según las autoridades del Consejo Electoral Nacional (CEN), órgano que rige los procesos electorales en la nación caribeña, ya se han habilitado más de 21.000 colegios a lo largo de todo el país y se trabaja en la capacitación de los funcionarios que prestarán servicio en la consulta. También se brinda especial atención a los casi 40.000 nuevos votantes –jóvenes mayores de 16 años– que estarán habilitados para votar por primera vez al momento del referendo.

De ser aprobado por la población cubana, el nuevo código reemplazará al actual, vigente desde 1975, en su momento considerado uno de los más avanzados de la región. Hoy la realidad del país caribeño es otra y ante los cambios sociales que atraviesa la isla las autoridades han afirmado que la legislación “necesita atemperarse a los tiempos” y a las “nuevas formas” de las familias cubanas.

El Código de las Familias aprobado por la Asamblea Nacional –y previamente analizado y discutido en amplios debates populares en todo el país– contiene más de 400 artículos que abordan disimiles aspectos de las familias cubanas, desde el reconocimiento de la unión entre parejas del mismo sexo, los derechos de las personas mayores de edad, hasta la igualdad de género en el seno familiar.

De manera general, el código busca reconocer y proteger a los sectores vulnerables de la sociedad, abordar y prevenir la discriminación y la violencia en el espacio familiar, reconocer los derechos de las personas adultas mayores, incorporar la posibilidad de la gestación solidaria, transformar el sistema de uno de patria potestad a uno de responsabilidad en las relaciones entre padres e hijos –es este uno de los artículos más polémicos–, garantizar el derecho de todas las personas a fundar una familia y contraer matrimonio y reconocer cono carácter oficial a la figura de los cuidadores familiares; entre otras tantas cuestiones.

La población cubana tendrá ahora poco más de dos meses para volver a leer y estudiar el proyecto y decidir si votará o NO a la pregunta del referendo. El proyecto en sí mismo, no obstante, no le es ajeno a los cubanos y cubanas; antes de su aprobación en el Parlamento, se efectuaron en toda Cuba más de 79.000 reuniones en los barrios, en las que participó el 75% de la población, durante los meses de febrero a mayo. Fue precisamente de esos encuentros de donde emanaron las dudas, incomodidades y propuestas que finalmente fueron tomadas en consideración para la redacción última del actual proyecto en cuestión.

En palabras de la activista y directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex), Mariela Castro, se trató de “un proceso impecable de participación popular, de ejercicio democrático” el que dio como resultado el documento que hoy está en consideración del pueblo.

“Había quienes no creían que este código iba a ser posible […] a este paso se ha llegado cuidadosamente, en diálogo permanente. Gracias a la Revolución, que dio posibilidades de avanzar en todos los elementos que vamos colocando en nuestra vida colectiva, superando prejuicios”, expresó Castro durante las sesiones de aprobación del código.

LA CAMPAÑA EN CONTRA

El nuevo Código de las Familias que podría entrar en funcionamiento antes de que acabe el verano de este año no ha estado, por supuesto, exento de críticas ni objeciones por parte de la población –como es normal en toda sociedad democrática–, y mucho menos le han faltado las campañas de manipulación y mentiras –la mayoría de ellas operadas desde las redes sociales– por parte de quienes han tomado el proyecto como bandera política para atacar a la Revolución.

Por ejemplo, en grupos de venta de Facebook o Telegram –muy populares en Cuba y con miles de seguidores– se comparten a diario Fakenews en las que se alega que el nuevo código quitará a los padres la patria potestad de sus hijos; en otros casos se realizan supuestas encuestas con preguntas viciadas para medir la “opinión” del pueblo cubano con respecto a las nuevas concepciones de familia incluidas en la Ley.

Tales campañas han llegado al punto de apelar, desde una visión fundamentalista y ultraconservadora, a los “derechos” de los menores de edad, afirmando que la medida pretende “obligar los niños a ser educados en un entorno de homosexualidad”, haciendo alusirón a las parejas del mismo sexo que tengan o decidan tener hijos.

“Sabemos que al debate popular de ese código, a ese ejercicio de aprobación popular, el enemigo le tiene puestos los cañones, porque quiere fracturar nuestra unidad en el debate”, sentenciaba en ese sentido hace unos meses el presidente Miguel Díaz-Canel.

Y es precisamente en esta esfera de la información donde radica el mayor reto de Cuba para que se pueda aprobar el Código de las Familias. El ejercicio democrático de la consulta popular no es para nada nuevo entre los cubanos y cubanas. Desde el triunfo de la Revolución, se ha hecho principio básico consultar al pueblo, antes de su adopción, aquellas medidas o leyes de impacto trascendental.

Ocurrió así en 1976 cuando se sometió a discusión pública el entonces anteproyecto de la Constitución de la República; en 2013 cuando se llevó a consulta el Anteproyecto de Ley del nuevo Código del Trabajo; o más recientemente, en 2018, cuando se pidió la opinión del pueblo sobre el proyecto para una nueva Constitución de la República –adoptada finalmente en referendo nacional el 2019.

Lo que sí es nuevo, sin embargo, es el nivel de información (y desinformación) que inunda hoy los espacios de comunicación y al que el país se ha visto expuesto desde que comenzara a abrir su acceso al Internet de forma masiva hace apenas un lustro. El Estado cubano ha sido proactivo en organizar –además de los debates en los barrios– múltiples y variados espacios de información a la población sobre el contenido del código, pero en tiempos de redes sociales, combatir las fakenews y su propagación se hace cada vez más difícil.

Por las próximas semanas, a las autoridades cubanas, y al pueblo en general, le resta seguir agotando todos los mecanismos disponibles para informarse sobre un proyecto que se dibuja trascendental y cuya relevancia se hace cada vez más pertinente. “Tenemos que seguir con la argumentación –dijo en Twitter hace poco el presidente cubano– el esclarecimiento y la concientización de la importancia del voto en el referendo: qué ganamos votando a favor del Código de las Familias o qué perdemos si votamos en contra del Código”.

Para un país que todavía arrastra fuertes expresiones de machismo y homofobia entre su población y en medio de un proceso que bien sirve para saldar deudas aún vigentes del proceso revolucionario, un código como el que hoy se ofrece se hace vital; por lo avanzado y justo de su contenido.

En palabras de Israel Rojas, cantante del dúo Buena Fe, se trata de “un proyecto de este siglo” con garantías de derecho y responsabilidades.

“Aprobar ese código de las familias dota a los que no han nacido de unas oportunidades de derecho, mucho más libres, con mayores oportunidades de desarrollar su felicidad plena […] y también dota a algunos, que retrógradamente no lo entienden, de la oportunidad de ser adultos mayores mejor cuidados”, aseguraba el intérprete en una entrevista reciente con el canal de Youtube, A Buen Entendedor

De llegarse a aprobar, el Código de las Familias de Cuba sería uno de los más avanzados de la región, en materia de extensión legal y la amplitud de su cobertura social. Para algunos, incluso, existe la duda de si una Ley tan adelantada cuenta con las estructuras necesarias para su implementación.

 “Uno de los temores –subrayó el también abogado– que me da es que las estructuras sociales quizás no estén todo lo preparada para poder implementar todo lo que dice el código, pero ese será otro cantar, en su momento”.

 

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