Retrasado el anuncio de Carmen Yulín

 

CLARIDAD

¿Qué impacto tendrá la salida de Carmen Yulín Cruz del Partido Popular Democrático (PPD)? Esta pregunta ha aparecido en algunos medios de prensa luego de que la exalcaldesa de San Juan anunciara en conferencia de prensa su desafiliación del partido por el cual intentó aspirar al cargo de gobernadora en 2020. En la primaria de ese año obtuvo el 13% de los votos, quedando en tercer lugar. En dos ocasiones previas, 2012 y 2016, fue electa alcaldesa de San Juan, posición que siempre se ha visto como el segundo cargo político más importante del país.

A pesar de ese historial a todas luces importante, mi contestación a esa pregunta sería que el impacto de la desafiliación dentro del partido que abandona en estos momentos será limitado. Esta apreciación no responde a una visión desvalorada de la exalcaldesa, sino a la realidad del PPD actual o, más bien, a lo que es ese partido desde antes de aquella primaria en la que pretendió ser aceptada como candidata a la gobernación.

A mediados de 2020, cuando se celebró la primaria, ya el PPD era un partido disminuido, bastante más débil del que gracias al apoyo de otros sectores había ganado la gobernación, la Legislatura y la alcaldía de San Juan en 2012. Su proyecto político basado en la ficción del ¨estado libre asociado¨ se había derrumbado tras las acciones unilaterales del Congreso de Estados Unidos en 2016, que hizo volar en pedazos toda la ¨autonomía¨ que el partido reclamaba. La imposición de la ley PROMESA y el grupo de sentencias del Tribunal Supremo estadounidense reafirmando la aplicación sin límites de la llamada ¨cláusula territorial¨ de su constitución, hicieron desaparecer la burbuja que los fundadores del ¨ela¨ habían creado desde 1952.

Además de quedarse desnudo ante el colonialismo, el PPD acentuó su viaje hacia la derecha aumentando su parecido con el PNP e intentando ocupar el espacio del fundamentalismo religioso. Cuando anunció sus aspiraciones a la gobernación por el PPD, dijimos en CLARIDAD que en ese partido una mujer como Carmen Yulín, que mantenía posiciones progresistas y soberanistas, no tenía posibilidad alguna de ser seleccionada como su dirigente principal, y así ocurrió.

Todos los que se habían acercado al PPD en 2012, permitiéndole los triunfos electorales de ese año, lo habían abandonado cuando se celebró la primaria. Tras la elección de 2020 se fueron los que habían insistido en quedarse tal vez atraídos por figuras como la alcaldesa de San Juan. En el 15% de votos que obtuvo el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) en 2020, y hasta en el 14% que votó por el Partido Independentista (PIP), están los integrantes del sector que hasta las elecciones de 2016 todavía pensaba que el PPD tenía redención.

Desde entonces, es lógico suponer que la sangría interna que ya se manifestaba en el PPD ha continuado acentuándose. Su camino hacia la derecha y la identificación con el fundamentalismo religioso es ahora más evidente, mientras su insistencia en la existencia del ¨ela autónomo¨, después de PROMESA y las reiteraciones del Tribunal Supremo, algunos las toman con pena y otros con risa. A lo anterior se añade que el liderato que quedó a cargo del partido a partir de 2020, además de creer en esas posiciones, proyecta torpeza y debilidad. Como si lo anterior fuera poco, los casos descubiertos de corrupción han golpeado de forma abrumadora a las administraciones municipales, el área donde el PPD mantenía preeminencia.

Obviamente, una persona como la exalcaldesa de San Juan, que tras dejar el cargo en 2021 seguía proyectándose como progresista y feminista, carecía de espacio en ese partido, por lo que su salida no deja ningún vacío. Además, el sector del PPD al que ella apelaba o que se identificaban con sus posiciones progresistas, ya había abandonado el partido cuando ella finalmente anunció su desafiliación. La mayoría de esas personas votó por el MVC en 2020 o se ha acercado a ese movimiento desde entonces. Todo indica que el anuncio de desafiliación llega un poco retrasado. Por eso decía al principio de este artículo que la noticia tendrá muy poco impacto en el PPD, porque allí queda muy poca gente capaz de identificarse con sus enfoques. Sale, además, de una colectividad tambaleante, desprovista de proyecto político, que en 2020 vio reducir su apoyo a un 30% y que desde entonces ha continuado jalda abajo.

Sin embargo, el hecho de que Carmen Yulín no llegue a su nueva etapa de expopular arrastrando una masa de seguidores porque estos se le adelantaron, no la deja sin futuro político. Sigue siendo una figura importante dentro de la política isleña, por lo que quienes trabajan en la construcción de un nuevo proyecto político-electoral que sea capaz de acabar con el bipartidismo corrupto, deben encontrar la manera de incorporarla. Ese proyecto tiene el reto permanente de sumar, nunca restar.

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