Un mapache descubre su familia en Guardians of the Galaxy Vol. 3

 

 

Especial para En Rojo

 En el cine, la cámara tiene la particularidad de hacer interesante todo lo que capta. Esto no quita que hayan películas aburridísimas o imágenes que consideramos una pérdida de tiempo. Pero la cámara es un ojo que torna la imagen en una experiencia única dentro del universo subjetivo del que la observa. Cuando me refiero al que observa, comento tanto en la persona que apunta la cámara como en el espectador que la reinterpreta. Experimentar con ese punto de vista es lo que hace el buen cine. Por esto, la cámara tiene la habilidad de tornarse en cada hachazo con el que Jack Torrance (Jack Nicholson) rompe la puerta del baño para matar a Wendy (Shelley Duvall) en The Shining (dir. Stanley Kubrick, Reino Unido y EEUU, 1980) y de recrear el vértigo de Brody (Roy Scheider) justo en el momento que el tiburón ataca a un niño en Jaws (dir. Steven Spielberg, EEUU, 1975). En relación a la violencia, reconozco la validez de argumentos sobre lo traumático de la violencia visual y sobre cómo nos hemos desensibilizado ante esta. Por ejemplo, el cine retrata nuestra fascinación con las armas y puede llegar a minimizar nuestra realidad asediada por constantes masacres. Es innegable que en el mundo predominan la victimización tanto física y mental. Por esto es tan urgente que nuestras cámaras capturen la violencia de maneras únicas que demuestren sus consecuencias. En su poema, “Every Morning,” Mary Oliver considera el horror de la guerra en las noticias que lee todas las mañanas y su voz poética concluye “I read with my cold, sharp eyes.” Oliver no promueve la frialdad hacia el horror de los demás, sino que exalta la distancia necesaria para procesar las imágenes y así reconsiderar nuestra coexistencia. Un nuevo mundo puede ser creado solo a través de nuevas maneras de observar inclusive la violencia. Guardians of the Galaxy Vol. 3 (dir. James Gunn; EEUU, Nueva Zelanda y Canadá; 2023) trata precisamente sobre la violencia y los lazos que se forman para sanar su trauma.

La trilogía de Guardians of the Galaxy es de lo mejor del universo cinematográfico de Marvel. Esto se debe principalmente a la manera en que su director, James Gunn, explora personajes complejos que redefinen el concepto de lo heroico. Gunn logra darle humanidad a personajes sanguinarios y políticamente deplorables como lo son Peacemaker (John Cena) en The Suicide Squad (EEUU, 2021) y la serie para HBO Max que le sirve de secuela, Peacemaker (2022), y Crimson Bolt (Rainn Wilson), el héroe cristiano de Super (EEUU, 2011). En la primera película de la trilogía, Guardians of the Galaxy (EEUU, 2014), la historia se enfoca en un grupo de guardianes que incluye a Peter Quill (Chris Pratt), un ladrón de mucha labia; a Rocket (con la voz de Bradley Cooper), un malhumorado cazarrecompensas acompañado por el fiel árbol ambulante, Groot (con la voz de Vin Diesel); a Drax the Destroyer (Dave Bautista), que busca vengar la masacre de su familia; y a Gamora (Zoe Saldana), la hija asesina de Thanos (Josh Brolin). En Guardians of the Galaxy Vol. 2 (EEUU, 2017) se juntan al grupo Nebula (Karen Gillan), la segunda hija de Thanos que el titán demente crió para ser una fría asesina; Mantis (Pom Klementieff), una risueña alienígena; y Kraglin (Sean Gunn), un criminal torpe que pertenecía a los Ravagers, el grupo de piratas que secuestró a Peter Quill cuando era un niño la noche en que murió su madre. Como también demostró en su The Suicide Squad, Gunn tiene la habilidad de aunar personajes disímiles pero que gradualmente desarrollan vínculos afectivos mientras enfrentan dificultades imposibles. Los personajes de Gunn logran funcionar en una comunidad algo armoniosa a pesar de que sus defectos persisten. Sus debilidades coexisten con elementos encantadores en un mundo de piratas galácticos, cualidades que siempre me recordarán al terrible y carismático Long John Silver (Robert Newton) de Treasure Island (dir. Byron Haskin, Reino Unido y EEUU, 1950).

Otro elemento característico de las películas de Gunn es su acertado uso de canciones de los 1970, 80 y 90 que le dan una personalidad muy particular a su cine. Cada volumen de Guardians of the Galaxy comienza con una secuencia musical que marca el enfoque de la película. En la primera, Peter Quill baila al ritmo de “Come and Get Your Love” de Redbone mientras busca robar una esfera que esconde un secreto poderoso. Este momento anuncia que el enfoque de esa primera película es Quill. El segundo volumen comienza con el grupo luchando contra una gigante criatura al ritmo de “Mr. Blue Sky” de Electric Light Orchestra, demostrando que la secuela se enfocará en solidificar las relaciones que hacen de los guardianes una familia. El tercer volumen comienza con el momento más personal. Rocket escucha y por momentos canta “Creep” de Radiohead. La melancolía de la canción, que expresa los sentimientos de una persona que desea ser especial, aunque se siente como un paria, refleja que este volumen se concentrará en la historia de Rocket. El personaje es un mapache que ha sido el objeto de los experimentos del antagonista de este volumen, High Evolutionary (Chukwudi Iwuji). El villano es uno de los más despiadados del universo cinematográfico de Marvel porque busca alterar animales indefensos para forzar la constante evolución del universo hacia la perfección. Muchos críticos han rechazado las escenas de crueldad contra los animales en la película ya que las encuentran innecesariamente oscuras para una trilogía que sienten liviana y cómica. Pero esto es precisamente lo que Gunn altera con esta excelente conclusión a la trilogía de Guardians of the Galaxy. Esta película crea un balance genial entre el humor liviano tan característico de la serie y la oscuridad de la historia de Rocket, haciendo del personaje uno de los más gloriosos y humanos de Marvel.

Muchos aseguran que el momento más emotivo del universo cinematográfico de Marvel es cuando Iron Man (Robert Downey Jr.) se sacrifica después de salvar a la humanidad al final de Avengers: Endgame (dirs. Anthony y Joe Russo, EEUU, 2019). Pero me parece que la secuencia en la que Rocket se reencuentra con sus compañeros de celda en un sueño y la conclusión de este momento propina un poderoso golpe emocional con uno de los personajes más complejos de este universo. Rocket es la prueba que el trauma de la violencia solo se puede tratar con el amor de una comunidad. Si a usted no le interesa la trilogía de Guardians of the Galaxy, no creo que el tercer volumen lo convenza de su valor. Sin embargo, para los que tienen curiosidad por el trabajo de James Gunn y para los que entendemos la maravilla de la serie, Guardians of the Galaxy Vol. 3 es el cierre más adecuado para la mejor trilogía de Marvel.

 

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