CLARIDAD
“Los indocumentados no votan”, dijo con desparpajo la gobernadora Jennifer González cuando le preguntaron si su colaboración con los federales en las redadas contra inmigrantes le podía restar votos en una futura elección. El comentario indignó a muchos por el oportunismo asqueante que refleja y porque la frase estuvo enmarcada, como es habitual en su caso, en un conjunto de mentiras. También dijo que no sabía que un miembro de su gabinete pasó a los federales toda la información disponible en los archivos públicos sobre los inmigrantes que solicitaron licencia de conducir. Nadie le creyó, pero ella, como siempre cuando dice embustes, siguió de lo más tranquila con su cara de póker.
Algunos tal vez pensaron que, si los inmigrantes afectados o sus amigos y familiares votaran, llevada por su oportunismo tal vez la gobernadora hubiese evitado de alguna manera colaborar con los federales, pero no creo tal cosa. Aunque los potencialmente afectados por la entrega de listas tengan derecho a votar de todos modos se hubiese producido. Es más, aun después de todo lo que se ha dicho y a pesar del mea culpa, la colaboración con las campañas antiinmigrantes continuará. Seguirán tratando de esconder sus actos o de minimizar el impacto real de estos, pero nunca dejarán de colaborar en todo lo que les pidan.
Una razón para esa colaboración es, lógicamente, ideológica. El sector del PNP que encabeza González coincide plenamente con la agenda del ultraderechismo estadounidense que representa Donald Trump. Aunque saben que el magnate y sus seguidores nos desprecian y que ese desprecio los incluye a ellos aún más que al resto de los puertorriqueños, el apoyo a las políticas, que incluye de forma destacada el ataque a los inmigrantes, se mantiene porque creen que alguna vez podrían formar parte de la “great
La otra gran razón para la colaboración activa con el trumpismo, a mi juicio la más importante, está en la otra explicación que dio González para justificarla: los fondos federales. Aunque tal vez el ejemplo específico que dio sea mentira -que si no entregaban las listas su administración perdería de inmediato el dinero asignado para la reparación de carreteras- no hay duda de que en esas dos palabras –fondos federales- está la vida del PNP. Su existencia como fuerza política hegemónica en Puerto Rico depende, valga la redundancia, de la dependencia. Sin la dependencia económica que se produce mayormente gracias a las ayudas que van directamente a las personas el PNP sería una fuerza política minoritaria, como lo fue en los años ´50 y ´60 su antecesor Partido Estadista Republicano. Más que ninguna otro partido político en Puerto Rico, desde que fue fundado en la segunda mitad de la década del´60, se beneficia y disfruta del comportamiento político-electoral que la dependencia económica provoca en un sector significativo de electores.
Los números electorales confirman lo que afirmamos. El PNP ganó las últimas dos elecciones, 2020 y 2024, con una media de votos que se sitúa en el 35% del total de electores. Una parte significativa de esa base de apoyo está constituida por el sector de la población que recibe y en buena medida depende de alguna ayuda económica que llega a su hogar gracias a algún programa federal. Esa dependencia, quieran o no, influye en su voto. Por eso cuando González y el PNP sintieron el calor de Juan Dalmau en las elecciones de 2024, su respuesta fue concentrar su propaganda en un solo tema: la posible pérdida de fondos federales, campaña que sin duda alguna les funcionó. La continuación de esa realidad política, y la posibilidad de que puedan seguir siendo partido gobernante, está directamente atada a que esos fondos continúen llegando.
La dependencia de ayudas públicas incluye al sector de la comunidad inmigrante, mayormente dominicana, que se ha asentado en Puerto Rico y que habiendo adquirido ciudadanía vota en las elecciones. Recuerdo el caso de Nany, una señora que trabaja muy duro limpiando casas y a quien le escuché decir con orgullo que había votado por Dalmau, pero de inmediato aclaró que ella era un ave rara porque “todas las que conozco votaron PNP por miedo a perder las ayudas.”
González y el liderato del PNP saben que por más traiciones que cometan y por más mentiras que digan, mientras la dependencia siga enraizada en Puerto Rico, seguirán obteniendo la mayoría relativa que les permitirá controlar el gobierno de la colonia. Desde que comenzaron a incrementar esas transferencias económicas durante el primer gobierno del PNP a finales de los ´60, se convirtieron en el “partido de los fondos federales” y de ese sello viven. Ahora, cuando su apoyo en otros sectores de la población se ha reducido, ese “mercado” es su tabla de salvación.
Nadie espere, por tanto, que el PNP, ni siquiera insinúe que no va a colaborar con cualquier iniciativa federal que pueda reducir o limitar el suero que les da vida, mucho más ahora cuando las políticas del magnate convertido en presidente seguramente implicarán recortes. Estarán dispuestos a todo con tal de reducir el efecto de esa tijera.