CLARIDAD
El acecho para desplazar a la comunidad, a los vecinos de siempre, de la entrada de la isleta de San Juan no viene de ahora. Viviana Hernández vio venir el desplazamiento desde la década de los 70 del siglo pasado. La incursión de los alquileres a corto plazo es su culminación, con la pretendida ocupación del icono complejo de viviendas El Falansterio, en Puerta de Tierra.
“Desde los años 70 el Falansterio, Puerta de Tierra, no habían visto una mejoría. El barrio se comenzó a dañar con muertes, drogas, una serie de problemas sociales. Al ver movimiento, algo nuevo me asustó, lo que pasaba con Puerta Tierra. Para mí, mejorar el barrio era, por ejemplo, mejorar las escuelas, los residenciales, las canchas, traer deportes, más servicios sociales, y como no pasaba más que lo mínimo, como no pasaba nada, pensaba que se quedaba así”, describió la líder comunitaria, del Falansterio, sobre las promesas de gobernantes de esos años de que había dinero para mejorar al barrio.

Foto Por Alina Luciano/CLARIDAD
Su temor se agudizó cuando demolieron el residencial Puerta de Tierra. “Eso fue un dolor, porque son personas que tú conoces de toda la vida; te están quitando la identidad” Fue ahí que, dijo, despertó su inquietud de ser líder comunitaria. “Al pasar el proceso de Puerta de Tierra en lo personal fue muy doloroso para mí por el testimonio de dos personas que vivían allí.
Agregó que luego tumbaron Las Acacias. “Ahí dijeron lo mismo, ‘que va a ser para gente del barrio’, aunque hay unas personas que no los sacaron, pero no son tantas. Prometieron un asilo de ancianos, eso fue a voz de pueblo. No se dio lo que se dijo que se iba a dar. Para tú vivir en sitios como Bayshore Villas tienes que tener en tu bolsillo $250 mil o más”, esto último se refiere al complejo de viviendas que hoy ocupa el espacio donde estuvo el residencial Puerta de Tierra.
Hernández, quien es natural de Puerta Tierra y residente de El Falansterio desde el 71, comentó que sabe que era necesario hacer unos cambios en la comunidad, “pero en este caso los cambios no fueron para beneficiar a la comunidad, sino beneficiar otros motivos”.
Para no perderlo todo, la líder comunitaria, mencionó que tienen una página en Facebook que se llama, Puerta de Tierra, en la que hay información desde sus orígenes indígenas hasta hoy en día de las personas, lugares, canciones, cuentos, leyendas. Incluso hicieron una modesta publicación de un libro (100 ejemplares) con biografías de personas de Puerta Tierra nacidos o criados en el barrio. La página es manejada por el ingeniero Juan Torres Rivera.
Una de esas historias es la de una señora mayor a la que sacaron del residencial Puerta Tierra bajo la promesa, como les hicieron a todos, de que la comunidad iba a ser arreglada para que volvieran, y no fue así. La señora fue a vivir a otra comunidad en la cual iba hacer compra todos los meses con un vecino. En una ocasión, un hijo que vivía con ella brincó de su balcón al del vecino, ya que este no le contestaba, y se cayó. Estuvo cuatro días en el hospital y murió. “Me dijo la señora, cuando le estaba haciendo su biografía: ‘Si no me hubieran sacado de Puerta Tierra, mi hijo estaría vivo’. ¿Qué tú haces con una cosa así?”, preguntó la residente del Falansterio.
La construcción del Paseo de Puerta de Tierra es otro intento de desplazamiento de la comunidad, señaló. El paseo que va desde el Normandie hasta el Capitolio, ese lado norte de Puerta de Tierra, era conocido como Bajamar. El lugar tenía animales, corales, peces, había gente que pescaba y hasta vivía en el lugar. “El paseo lineal hizo que cambiaran las rutas de las guaguas, lo que también cambió al barrio. Pusieron paradas ofensivas, inclinadas, para que no se sentaran a dormir deambulantes”, denunció indignada, a la vez que defendió que los deambulantes son seres humanos.
“Se nota qué es lo que está pasando. Ahora mismo, al San Antonio, creo yo, le va a pasar lo mismo, porque lo están arreglando muchísimo. Al frente tienen el que será el puerto que va a haber desde el frente del Centro de Convenciones de Isla Grande a Puerta de Tierra. Son cosas que uno, atando cabos, se da cuenta de que te están sacando. Desde el Cuerpo de Ingenieros todo esto lo van a tumbar, el cuartel lo van a tumbar para hacer negocios, me imagino, para poner a todo Puerta Tierra apto para lo que viene, que son los ricos y los turistas”.
El Falansterio

Mientras, en El Falansterio, la presencia de los alquileres a corto plazo les está comenzando a quitar el sueño a muchos. Los escándalos de música alta, portones rotos, el uso de áreas comunes; personas de mayor edad que viven solos no se atreven a salir, denunció.
El Falansterio que fue el primer proyecto de vivienda pública construido en Puerto Rico, inaugurado en el 1937, y hasta el 1976, operaba como una cooperativa de vivienda. Ese año se le otorgó escritura de propiedad a cada socio y se eliminó la cooperativa.
“Después de las escrituras, ahí la gente dijo yo puedo hacer lo que me dé la gana. No todo el mundo lo hizo, yo tengo mis escrituras. Al tener las escrituras, el problema es que hay personas que respetan y hay personas que no, y, antes, con la cooperativa, había un motón de reglamentos que había que respetar, había justicia, orden. Pero al tener el título de propiedad, la persona puede vender a quien le da la gana, no se le dice nada, no lo llevan a la junta ni a la administración”.
Hernández dijo que la comunidad no ha tenido una asamblea en la que se decida si quieren que se pueda tener o no los alquileres a corto plazo. Agregó que tienen un reglamento que data del 2008, en el cual no está prohibido directamente el alquiler, pero sí habla de hospederías, por lo que las personas que alquilan se agarran de que la palabra hospedería no les aplica porque hospedería es negocio y ellos no son negocio, aducen que esa es su casa, su propiedad.
“Están equivocados. Primero, esto es residencial, esto no es tuyo ni mío. Esto es de la gente que vive aquí. Número tres, eso trae gente extraña que pueden ser buenos como puede ser gente mala, no se sabe quiénes son, qué pito tocan, si son traficantes o si son gente buena, porque los hay que puede ser gente buena. Eso aquí está prohibido”, expresó enfática.
De acuerdo a la líder comunitaria, la Junta de Directores le está dando largas al asunto y no acaba de tomar la decisión de llevar a cabo una asamblea para que los socios decidan. “Aquí ya casi no vive nadie y los que viven no quieren meterse porque no es fácil enfrentar a personas que se te quedan mirando como si les estuvieras hablando de una cosa extraña, y no hacen nada”. Observó que la mayoría de las personas que viven en el Falansterio es gente mayor. Precisó que en los 216 apartamentos que tiene el complejo, al presente viven menos de 25 familias, los demás apartamentos o están cerrados y pagan mantenimiento o no hay herederos. “No sé lo qué están esperando o qué es lo que pasa, otros son alquilados a largo plazo”.
Hernández afirmó que tiene evidencia escrita de que se está intentado celebrar una asamblea para tomar una decisión. Sobre si están recibiendo presión para que las personas vendan su apartamento, admitió que aunque “no es que les pongan una pistola de que te tienes que ir”, hay maneras, porque cuando El Falansterio completo se llene de gente de alquileres a corto plazo y la asamblea se ponga de acuerdo y pidan $800 de renta, “los que estamos ahora viviendo, que no somos de la gracia de ellos, nos vamos a tener que ir porque yo no puedo pagar $800 de renta ni aquí ni en ninguna parte. Hay gentes que están luchando y no se están dejando engañar. Lo de los alquileres a corto plazo se les ha dicho y no hacen caso. Estamos en esta lucha, pero se hace lo que se pueda”, cerró a modo de desahogo.