Corresponsal de CLARIDAD
La Habana, Cuba-El pueblo cubano volvió a las urnas el pasado 26 de marzo para ratificar en elecciones nacionales a los 470 nominados a diputados a la Asamblea Nacional, que conformarán la nueva legislatura del máximo órgano legislativo del país y cuya primera responsabilidad será la de elegir al Presidente y Vicepresidente de la República.
Más de seis millones de ciudadanos, de unos 8,1 millones que estaban habilitados en el padrón electoral, dieron su voto, alcanzando una participación electoral del 75.92%, según datos del Consejo Electoral Nacional, una cifra alta si se compara con igual tipo de comicios en otros países de la región donde el voto, al igual que en Cuba, no es obligatorio.
Esta votación es la continuación de un proceso electoral que arrancó en noviembre del año pasado con las elecciones de los delegados de circunscripción, que conforman las Asambleas Municipales, o sea, los órganos locales de gobierno en cada provincia.
Estas son además las primeras elecciones legislativas que se celebran en el país desde la aprobación de la nueva Constitución en 2019. Los nuevos diputados ocuparán su cargo por un período de cinco años y estarán a cargo, entre otras tareas, de la discusión y aprobación de nuevas leyes, la aprobación del presupuesto del Estado y el monitoreo del buen cumplimiento de las diversas áreas del Gobierno.
Si bien la jornada electoral transcurrió con normalidad –como suele ser habitual en el país– la celebración de estas nuevas elecciones en Cuba no ha estado exenta de polémica. Desde hace semanas, sectores de cubanos en el exterior llamaban a boicotear los comicios en un intento por provocar una alta abstención del electorado. En su cuenta en twitter, la Embajada de Estados Unidos en La Habana, así como funcionarios estadounidenses también criticaron el proceso, tildándolo de “antidemocrático”, acusaciones que provocaron una dura respuesta del gobierno cubano.
En declaraciones a la prensa, el presidente Miguel Díaz-Canel, quien ejerció su voto en la ciudad de Santa Clara –su ciudad natal y donde fue nominado a candidato–, rechazó las expresiones injerencistas de la Embajada estadounidense y criticó el que, según él, “los Estados Unidos y su gobierno siempre tienen una narrativa hostil hacia Cuba, no podemos esperar otra cosa”.
A una pregunta concreta de CLARIDAD sobre los comentarios de funcionarios estadounidenses, Díaz-Canel sostuvo que “nosotros no vivimos pendiente de esa narrativa hostil, imaginaria, calumniosa, virtual, provocadora y mentirosa.”
“Si lo fuéramos a decir en buen cubano: nos resbalan las opiniones irrespetuosas del gobierno de los Estados Unidos.”, sentenció el jefe de Estado cubano.
Desde el exterior, los medios corporativos han centrado sus cañones de luz sobre la presunta baja participación en estas elecciones legislativas. Para Cuba, acostumbrada, por décadas, a cifras que superaban el 90%, no es menos cierto que el número de votantes en el más reciente proceso pudiera ser visto como una cifra relativamente baja. Sin embargo, la mayor de las Antillas sigue teniendo una de las participaciones más altas para unos comicios parlamentarios de entre todos los países de la región cuyo voto no es obligatorio.
Empero, si se quiere explicar el fenómeno de la baja participación, razones disímiles hay.
Cuba atraviesa hoy su peor contexto económico desde el llamado “Período Especial”. La isla ha debido enfrentar nuevas y más violentas sanciones sobrepuestas por el gobierno de Estados Unidos al ya conocido bloqueo económico, financiero y comercial, que se mantiene vigente desde hace más de seis décadas. Ahunado a esto, están los consabidos problemas de desabastecimiento de ciertos productos y un aumento considerable del costo de vida en el país en los últimos dos años. Factores que han generado cierto malestar en la población.
Por otro lado, de las anteriores circunstancias ha derivado el mayor éxodo migratorio que ha sufrido el país caribeño en los últimos 20 años, con una importante pérdida de jóvenes y de fuerza laboral, que emigran en busca de mejores condiciones económicas.
Precisamente, sobre esta problemática, el mandatario cubano expresó que “sí, nos preocupa [porque] se va fuerza de trabajo calificada, se nos van jóvenes”, pero dijo tener esperanza en que “al final, una parte importante [de quienes emigran] siempre regresará porque esta es su Patria”.
Ante un escenario como este, lo sorprendente realmente es que la abstención en las elecciones no hubiese sido mayor, lo que demostraría que, en medio de las adversidades, el pueblo cubano sigue apostando por la unidad de su proceso revolucionario. Desde el gobierno de La Habana han asegurado que “Cuba ganó” con estos comicios al lograr movilizar a un alto porciento de la población a votar, a pesar de las situaciones adversas que aquejan al país.
La nueva legislatura deberá quedar oficialmente conformada el próximo 19 de abril en su primera sesión, donde votará por los nominados a Presidente y Vicepresidente. Para esa votación, no se prevé sorpresa y se espera que el actual mandatario sea ratificado en su cargo. Una vez ocupado estos escaños, el Presidente propondrá las figuras de Gobernadores de las provincias, que irán entonces a votación en sus territorios, dando por completado el marco electoral para este período gubernamental que arranca en 2023.
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