Pues ya deberían saber quién es Efraín Barradas y deberían haberse leído Herejes y mitificadores: muestra de poesía puertorriqueña en los Estados Unidos, o Apalabramiento: diez cuentistas puertorriqueños de hoy. Si no lo han hecho los invito.
Estoy casi seguro de que saben quién es Luis Rafael Sánchez. ¿recuerdan La guaracha del Macho Camacho? ¿Leyeron esa novela que inaugura lo que Barradas llama “barroqueño”? Se trata de una estética neobarroca puertorriqueña con un hilo conductor que va de Palés a escritores contemporáneos.
Pues hechas ya las invitaciones a esas fiestas literarias tengo otra. Para devorarte otra vez: nuevos acercamientos a la obra de Luis Rafael Sanchez. Sucede que Efraín Barradas regresa a la obra de del escritor de Humacao a quien en 1981 había convertido en clásico vivo con Para leer en puertorriqueño: acercamiento a la obra de Luis Rafael Sánchez, (Cielo Naranja, 2017). No sé si ustedes recordarán que el título de ese libro es un préstamo que hace Barradas de una columna que publicaba Sánchez en En Rojo y que se llamaba “Escrito en puertorriqueño”, con lo que el escritor reivindicaba nuestro dialecto, español boricua, con el que creaba, en palabras de Barradas “un elaborado lenguaje culto, juguetón, revoltoso, iconoclasta y normativo a la vez”.
Este nuevo acercamiento crítico a la obra de Sánchez se hacía necesario porque el autor de Quíntuples se ha mantenido muy productivo desde aquél ya lejano 1981. Muchos de los ensayos recogidos en el libro de Barradas fueron publicados en revistas y periódicos. Otros en presentaciones en congresos académicos.
Mis ensayo favorito del libro es: “La guaracha del menéalo: Luis Palés Matos, Luis Rafael Sánchez y el neobarroco antillano”. Ahí Barradas nos propone que aceptemos su invitación y lo acompañemos a investigar eso diálogos entre escritores para delimitar las fronteras del neobarroco. Y es que, a pesar de que hay incuestionables aportes a ese estudio (Chiampi, González Echevarría), no existe un estudio amplio que ofrezca un cuadro del desarrollo de estas ideas estéticas en el caribe Hispano.
Otra invitación al estudio es “El macho como travesti: propuesta para una historia del machismo en Puerto Rico” que nos permitiría vincular la obra de Sánchez con el corpus crítico actual, no solo de los consabidos franceses, o Butler, Garber, o Newton, sino con el enjundioso “Las prácticas de la carne: construcción y representación de las masculinidades puertorriqueñas (2004) de Félix Jiménez. Por supuesto, barradas también establece un nexo, como diálogo contestatario con voces de autoridades intelectuales ya clásicas de la cultura puertorriqueña como la de René Marqués.
En fin, que el libro es un manjar. Más de una decena de ensayos enriquecedores que nos hace sentir que estamos en una pastelería con exquisiteces rellenas de mirada crítica, verdadero amor a las letras.Mi propuesta es que devoren otra vez los acercamientos a la obra de Luis Rafael Sánchez que ofrece Efraín Barradas.