Discuten el futuro de las costas en “Un país de agua”

 

 

CLARIDAD

 

El conversatorio incluyó testimonios de figuras relacionadas con la defensa de litorales

Caguas- Como foro para debatir sobre el cambio climático, la construcción de proyectos en zonas marítimo-terrestre y sus efectos en las costas del país, el Periódico CLARIDAD auspició, el 22 de marzo, un conversatorio desde el Teatro Luis M. Arcelay, en Caguas. El espacio contó con la participación de: Julia Nazario, alcaldesa de Loíza; Beatriz Llenín Figueroa, doctora en Literatura y activista en Cabo Rojo; y Omar Sadeé, abogado ambiental experimentado.

Moderada por el doctor en ciencias Abel Baerga Ortiz, la actividad contó con tres distintas perspectivas que abarcaron los efectos adversos de los crecientes niveles del mar. El también profesor recordó que Puerto Rico, al ser un archipiélago rodeado por agua, no es ajeno a la defensa de las costas, aunque destacó que la problemática se ha tornado “urgente” en los últimos tiempos.

Mientras inició la discusión, una serie de laminillas ilustraba los estragos de la erosión marítima que Baerga Ortiz mencionó. “Estas escenas ya ni siquiera nos causan la reacción que nos causaron una vez porque son tantas y tantas (instancias) por toda la costa. La destrucción que causa la erosión costera y el aumento del nivel del mar son cosas evidentes”.

Además, el profesional agregó que, en un ambiente maltratado, no se puede sostener la biodiversidad. Cuando se llega a ese punto, el entorno tampoco puede mantener la vida humana. Por eso resulta alarmante que proyectos como Esencia, en Cabo Rojo, pretendan construir en los hábitat de especies como el guabairo de Puerto Rico o la mariquita caborrojeña.

“Existe una conciencia de que si el humedal y el bosque seco que da paso a estas aves no puede sostener la vida de estas aves, tampoco va a poder sostener los recursos de agua que necesitan las personas y las comunidades que allí viven”, elaboró el doctor. “En este marco, resulta particularmente alarmante la proliferación de proyectos y de propuestas de construcción para llenar de cemento la zona marítimo terrestre”.

Julia Nazario, alcaldesa de Loíza

A punto de comenzar el turno de Julia Nazario, se averió el servicio eléctrico en el teatro cagüeño. Empero, la mandataria municipal y sus compañeras de panel continuaron, con el apoyo de la acústica, hablando en el espacio oscuro.

De acuerdo con Nazario, Loíza se posicionó como el cuarto municipio más vulnerable frente a la erosión costera en un estudio Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal (AAFAF). En otra investigación hecha por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), se concluyó que el 92% de Loíza se inunda, convirtiéndolo en el pueblo más expuesto a crecidas.

“Tenemos un nivel freático tan elevado en este momento que tenemos que enterrar a nuestros seres queridos en nichos, hacia arriba. Ya no podemos construir los espacios en la tierra para las personas”, reveló la educadora.

Actualmente, 14 comunidades loiceñas viven afectadas por la erosión costera, incluida la playa Vacía Talega. A diferencia de otros desarrollos asentados sobre la orilla, la alcaldesa por el Partido Popular Democrático (PPD) indicó que muchas comunidades del pueblo llevan más de 200 años ubicadas en estos terrenos, una realidad retante para la mitigación de esta problemática.

“Loíza tiene 300 años. Ya celebramos los 304 años de estar fundados, y yo tengo 68 años. Viví y me crie ahí, y sé que ahí (en muchas residencias) vivieron sus abuelos, sus tatarabuelos, pero es hora de que sepan que están en peligro. El mar se ha acercado demasiado”, contó Nazario, quien lleva ocho años en la poltrona municipal.

Por otro lado, Nazario informó que Loíza tendrá un plan de ordenamiento territorial por primera vez. En ese proceso, que va por su tercera etapa, reconoció que el municipio necesita espacios turísticos para recibir visitantes. Sin embargo, la alcaldesa salvó que siempre ha propuesto desarrollos “ecoamigables” para el turismo del pueblo, criticando construcciones que alteran la naturaleza.

“Nosotros hemos rechazado… un proyecto como Esencia. Un proyecto como Esencia nos llegó hace un año, donde ellos compraron un terreno en la orilla del río Grande de Loíza. Cuando el caballero llegó, me dijo que iba a convertir a Loíza en un Singapur. Yo le dije que él estaba equivocado”, aseguró Nazario.

 

Rechazo organizado a nivel comunitario

Por su parte, Llenín Figueroa compartió su experiencia desde los foros de resistencia que, desde el verano de 2024, se han establecido en la región suroeste del país. Con la participación de colectividades como el Comité caborrojeño, el Comité por la verdadera Esencia del suroeste y la Brigada solidaria del Oeste, se ha creado un frente amplio y firme en contra del desarrollo multimillonario.

También, Llenín Figueroa repasó las diversas actividades educativas que, durante el año pasado, variaron desde vigilias, caminatas y la asamblea de pueblo convocada para septiembre del 2024. Durante aquel encuentro comunitario, añadió la doctora, cientos de personas denunciaron las múltiples violaciones reglamentarias que “la ciudad de lujo” busca acomodar entre dos reservas naturales.

“Acaban de concluir las vistas sobre Declaración de Impacto Ambiental (DIA) este pasado martes. Originalmente, la OPGe convocó dos días de vistas públicas, y por la extraordinaria cantidad de turnos ciudadanos que se solicitaron, se extendieron las vistas dos días más… Es esperanzador que el pueblo haya entrado en el proceso bien pronto, para atajar lo que sería una catástrofe para Puerto Rico”, repasó la portavoz comunitaria.

Beatriz Llenín y Omar Sadeé. Fotos Alina Luciano

Para Llenín, esta trayectoria histórica de la zona oeste del país- y Cabo Rojo en particular- ha sido clave para resistir a este tipo de desarrollo. Por ejemplo, la doctora criticó la cantidad abrumadora de documentos que presentó Reuben Brothers Capital y Three Rules Capital, los desarrolladores de Esencia. En ese sentido, Llenín Figueroa aplaudió que la ciudadanía compareciera a las vistas públicas para desmentir los planteamientos de la firma multimillonaria.

A juicio del abogado ambiental Omar Sadeé, el caso de Esencia es muy similar al de Playuela, en Aguadilla. Con experiencia en ese espacio desde 2016, Sadeé afirmó que estos desarrollos tienen varias etapas, como la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y las consultas de ubicación, que no redundan en un proceso justo.

En esa línea, el licenciado aseveró que “el truco principal es proyectar que hay un proceso” en este tipo de proyecto. Con distintas fases, concesiones y permisos, argumentó que los foros administrativos y judiciales no funcionan para proteger el medio ambiente, sino para acatar la voluntad de entes privados.

“Todo se traduce en un incumplimiento con la ley desde el principio, porque es una manera de aplazar el cumplimiento de esas normas. Se puede ver en distintos contextos, como en las normas sobre el deslinde… igual con la protección de distintas especies de fauna y flora”, explicó Sadeé.

Además, el abogado detalló cómo muchas de las condiciones que se imponen a estos documentos quedan como letra muerta. De ejemplo, mencionó el condicionamiento de la palma sombrero en Playuela, cuya protección fue requerida como parte de los permisos. Expedida la concesión, el proyecto continuó hasta que, en un incendio intencional, las palmas fueron destruidas.

“Ningún foro lo atendió como un mecanismo para invalidar esa consulta de ubicación”, dijo el experto en temas legales. Por esas razones, Sadeé advirtió a los movimientos organizados contra Esencia para que consideren estos casos al momento de determinar cómo responder. Igualmente, el abogado exhortó a que la ciudadanía establezca estructuras paralelas que fijen y fiscalicen los límites legales.

Para afianzar la oposición, Llenín Figueroa comentó que la coalición Defiende a Cabo Rojo está en proceso de delinear las próximas prioridades del movimiento. La escritora también reconoció el argumento de Sadeé, invitando a toda la comunidad a aunar esfuerzos y fiscalizar desde foros independientes al Estado. “La labor de nutrir frentes comunes de grupos en lucha en todo Puerto Rico, sobre todo con la crisis en nuestras costas, creo que tiene que ser una gran prioridad”, concluyó la doctora.

En fin, los tres ponentes discutieron una amplitud de temas relacionados con la amenaza del cambio climático, los efectos directos en la ciudadanía y cómo las personas pueden organizarse para contrarrestar la venta y desarrollo de la zona marítimo-terrestre. Para agradecer su participación, CLARIDAD obsequió a los expertos invitados con un detalle y, también, a las personas que se dieron cita.

 

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