Ecología integral, camino de Pascua

 

 

Especial para En Rojo

El  5 de marzo, Miércoles de Ceniza, la Conferencia de los Obispos Católicos de Brasil (CNBB) comenzó la Campaña de Cuaresma (Campaña de la Fraternidad) que en este año de 2025 propone como tema el desafío de la Ecología Integral. El objetivo es promover un proceso de conversión integral que lleve a las comunidades eclesiales y a toda pastoral de las Iglesias, así como a la sociedad civil, a cuidar más de la Madre Tierra, de la naturaleza y de la vida, comprendiendo que todo está interconectado.

Es una pena que la actual presidencia de los obispos brasileños no se haya dado cuenta de que una campaña con este tema debe ser ecuménica y no sólo ecuménica cristiana, sino en común con los más diversos caminos espirituales. Hoy, en el camino compartido por todos para salvar la Tierra y la naturaleza, diferentes iglesias y religiones empiezan a darse cuenta de que no basta con proclamar que la naturaleza es un sacramento del Misterio Divino o que la creación es continua y que detrás de cada ser vivo podemos encontrar siempre la mirada amorosa del Amor Divino, fuente de todo lo que existe. También necesitamos organizarnos y trabajar juntos para defender la Vida frente a este sistema social y económico, esencialmente depredador.

Dentro del Capitalismo, ninguna medida ecológica será eficaz. El Papa Francisco ya ha dejado claro que la única solución es una ecología  que integre el cuidado del medio ambiente, la justicia social y económica y la conversión de cada persona (Laudato si, cap. IV, n. 137 ss).

Salvar la integridad de la vida en el planeta está íntimamente conectada al esfuerzo de garantizar a todos los pobres el acceso a «la tierra, al trabajo y a la vivienda», como ha reconocido el Papa en sus encuentros con los movimientos sociales. Este es el tema de Cuaresma porque el cuidado de la justicia socioambiental depende también de una conversión interior y espiritual, sin la cual el ser humano no puede transformar su manera de relacionarse con los demás, con la naturaleza y con el Amor Mayor, fuente de todo amor.

Unir la meditación de Cuaresma con el tema de la Ecología Integral es urgente porque el esfuerzo de conversión personal y comunitaria ha de ir más allá de nosotros mismos y abarcar la extensión del universo. Nuestra mirada a Cristo resucitado no puede separar a Cristo del mundo que redimió. La resurrección de Jesús inicia la restauración de todo el universo, la reconciliación de todas las cosas en el cuerpo resucitado de Cristo, que supera todas las fronteras del tiempo y del espacio y se hace cósmico. Hace más de 70 años, el P. Theillard de Chardin escribía: «El cosmos está fundamental y primordialmente vivo. (…) Por su encarnación, Cristo es inherente al mundo, está enraizado en el núcleo mismo del más diminuto de todos los átomos. (…) Para mí, nada parece más vital, desde el punto de vista de la energía humana, que el surgimiento y, eventualmente, el cultivo sistemático de una conciencia cósmica que una al ser humano, al universo y al Amor Divino presente en nosotros y en todo lo que existe.»

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

 

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