Editorial: Puerto Rico en el espejo de Hawaii

 

En las islas- delimitadas únicamente por las fronteras marinas- es probablemente donde más fuertemente se siente el impacto del desplazamiento poblacional, ese fenómeno del capitalismo globalizado que arruina espacios urbanos y destruye comunidades humanas alrededor del mundo. En Europa, las Islas Baleares son uno de los ejemplos más dramáticos de la manifestación de ese fenómeno, el cual está asociado a la expansión desmedida del sector del capitalismo que concentra su inversión  en las industrias del turismo y el trasiego de viajeros.

Un artículo publicado en la página web de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford de California, bajo el título: Hawaii: Paradise for tourists, a struggle for Natives aborda el impacto que dicho fenómeno está teniendo actualmente en el archipiélago de Hawaii, islas del Océano Pacífico que en el año 1959 pasaron a ser el estado número  50 de la llamada Unión Norteamericana. Según la publicación, la población nativa de Hawaii está sufriendo el impacto devastador del desplazamiento poblacional provocado por el desarrollo desmedido del turismo, tanto de los conglomerados hoteleros y “resorts” como del mercado de viviendas de alquiler a corto plazo.  Miles de personas han perdido sus viviendas por no poder pagarlas ni darles mantenimiento. El 51% de las personas sin hogar en Hawaii son nativos, a pesar de que la población nativa es solo el 10% de la población total de las islas. En Oahu, la isla más poblada, de las 4,448 personas sin hogar que se guarecen en campamentos improvisados, más de la mitad son personas nativas de Hawaii. Esto no solo indica la gravedad del problema de vivienda entre esta población,  sino también los niveles de pobreza y de padecimientos crónicos de salud que comprometen aún más su precaria situación.

Pero la falta de viviendas y el desplazamiento poblacional en Hawaii es un problema mucho más abarcador. Por un lado, porque ha habido una avalancha de compras de unidades residenciales  que han sido destinadas al renglón de alquileres a corto plazo. El 52% de estas han sido adquiridas por  extranjeros que no viven en Hawaii y alquilan sus propiedades  a través de plataformas digitales. Esto  limita grandemente la disponibilidad de vivienda asequible para la población nativa de Hawaii que trabaja. Otro reto son los costos astronómicos  de adquirir y mantener una vivienda.  El 40% de los dueños de hogares nativos de Hawaii tienen que destinar el 30% de sus ingresos al pago y mantenimiento de sus residencias, lo que les impone una carga económica enorme y ha contribuido al decrecimiento en el nivel de vida y al empobrecimiento general de dicha población.

Puerto Rico, que además de su condición colonial confronta tantos problemas de toda índole,  ahora también enfrenta la amenaza de la pretendida hawaiización de su patrimonio, con el desplazamiento de barrios y comunidades tras la llegada de la ola de beneficiarios de la discriminatoria y depredadora Ley 22. Estos millonarios extranjeros que se benefician de incentivos contributivos extraordinarios que le son vedados a los puertorriqueños, y sus cómplices del patio incluyendo el propio Gobierno de Puerto Rico, quieren convertir a nuestro país en otro Hawaii, donde no se reglamente el turismo desmedido de los conglomerados hoteleros en playas, costas, humedales y terrenos privilegiados y protegidos, y  que siga por la libre el sector de las viviendas de alquiler a corto plazo en las ciudades, incluso en urbanizaciones  residenciales, para que estos sectores de lucro privado tengan precedencia sobre el derecho de nuestra gente a vivir en paz en sus comunidades, y a tener acceso libre a los bienes de dominio público como nuestras playas, reservas naturales y espacios urbanos.  El histórico barrio de Puerta de Tierra, en la mismísima isleta de San Juan, donde varias generaciones de familias puertorriqueñas han vivido en comunidad por más de un siglo, es ahora el más reciente objetivo de las fuerzas extranjeras y extranjerizantes  que quieren una ciudad capital y un Puerto Rico sin puertorriqueños para  que sirva de “playground” de lujo para los “rich and famous”. Según datos de la oficina de la senadora María de Lourdes Santiago, del Partido Independentista Puertorriqueño  (PIP), 9 beneficiarios de la Ley 22 han adquirido 30 propiedades de alto valor en el barrio de Puerta de Tierra en tiempos recientes. Uno solo de esos inversionistas compró 12 de dichas propiedades en Puerta de Tierra, entre ellas un edificio de alquiler a largo plazo, del cual sacó a los inquilinos y lo convirtió en apartamentos turísticos de alquiler a corto plazo.

Hawaii y Puerto Rico comparten la misma historia de colonización y ocupación por el imperialismo estadounidense. Pero es esencial que nos miremos  en el espejo de un Hawaii de supuesta “igualdad”, pero en realidad maniatado e impedido de defender su patrimonio y su gente. Aprender de su lección nos llevará a reafirmar el compromiso de seguir luchando hasta que Puerto Rico sea nuestro.

 

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