El traductor de Zagajewski

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Especial para En Rojo

Nació en L’Espluga de Francolí, en 1971, pero lo que se podría llamar revelación la tuvo en una librería de Reus, posiblemente a principios de los 90. Desde esa primera lectura de Czesław Miłosz, una antología publicada en 1984 titulada simplemente Poemas, nada fue igual: dejó atrás su ciudad y en parte su(s) idioma(s), el catalán y el español, para instalarse primero en Poznań y luego en Cracovia; en la lengua polaca. Una lengua que aprendió por su cuenta a través de libros de gramática, inmerso en la ciudad y, por supuesto, traduciendo. Esos primeros instantes de verter un poema de una lengua a otra no respondían a un contrato editorial, sino a la curiosidad y la admiración. Años después, en L’auditori de Görlitz, un libro fragmentario sobre su experiencia y sus lecturas, o sobre su concepción poética, escribió:

Y ya, desde entonces, desde ese primer viaje, te das cuenta de que tú ya no eres sin esa lengua, ya no eres sin esos autores, ya no eres sin un mundo que no has llegado nunca a conocer realmente y que ha quedado allí, antes de que tú llegaras, en la esfera de la mitificación. Porque tú no has crecido allí, no tienes unos recuerdos, una manera de ver la realidad, todo es como un trasplante, trasladas todas tus experiencias de otro lugar y las intentas acomodar en el nuevo, creas tu propia historia a partir de los retazos que has ido acumulando, es una especie de patchwork cuando lo que ves a tu alrededor son más bien colchas sin remedos, algún añadido, pero no estos cortes que intentan encajar unos con otros aunque sean de naturaleza muy dispar.

Aunque ha traducido a la ganadora del Nobel polaca Olga Tokarczuk, al también Nobel Czesław Miłosz, a escritores eslovenos y ha colaborado en antologías de poesía polaca, tal vez sea más reconocido (si es que se menciona) como el traductor de Adam Zagajewski, cuyos libros publica Acantilado. Fue Jaume Vallcorba, el fallecido editor y fundador de la editorial, quien tras recibir algunas de sus traducciones de Zagajewski, del libro Ziemia Ognista (en catalán Terra del foc y en español Tierra del fuego), le dio el primer encargo. Esa apuesta nos permitió descubrir a uno de los poetas más extraordinarios de Polonia con la publicación de toda su obra poética posterior.

Paralela a su labor traductora están sus poemas. En varias ocasiones ha mencionado que van de la mano. Desde Cracovia, sus versos los escribe en catalán. En ellos están presentes el desarraigo, la búsqueda de lo propio en lo extranjero, el sentimiento de extrañeza. Leerlo como poeta sabiendo que también es traductor de poesía polaca es a veces caer en la tentación de buscar ahí sus fuentes; lo difícil en estos casos no es ver las influencias polacas en su poesía, sino no verlas. Sin embargo, su voz parte desde lo personal hasta llegar a lo histórico en un tono reflexivo, intercalando escenas de lo que podría considerarse esa idea de alma europea en el mejor de los sentidos. Las tradiciones propias se dan la mano con las extranjeras, no como mera copia o esnobismo, sino anudando en una voz personal sus lecturas. Dan cuenta de esto títulos como “Iglesia Ortodoxa”, “Sí, Celan, sí”, “San Marcos”, “Florencia”, “Istria”, “Marco Polo”, una serie titulada “Frontera” y un libro de poemas, o breves cartas en verso, que preguntan a Lucio sobre la envidia, la comunicación, el amor, la distancia, o el propio cuestionamiento sobre desde dónde nos posicionamos: “Y cuando muera nadie sabrá qué hacer / dónde ir a buscar a los familiares / con qué lengua dirigirse”.

Alejado de los círculos literarios de Catalunya, ocupa un lugar periférico, no solo por razones geográficas, sino también su poética, muy distinta a las corrientes contemporáneas. Aunque parezca obvio decirlo, tampoco es un poeta polaco. En español apenas se encuentran traducciones de sus poemas (hechas por él mismo). Tampoco parece haber editoriales interesadas por publicar L’auditori de Görlitz en nuestro idioma, si bien ya se ha publicado en italiano y en polaco, además del original en catalán. Ese gesto involuntario de siempre estar fuera, de no pertenecer y aun así seguir escribiendo, sin seguir modas ni buscar más lectores, parece ser una lección y una ética de trabajo admirable sobre su quehacer poético.

Entre sus amistades y personas cercanas lo conocen como Xavi.

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