“Entrar en el espacio público”: respuesta al reaccionarismo en Puerto Rico

 

Tres defensoras de derechos humanos llaman a organizar políticamente en las comunidades, a generar capital y buscar insertarse en el discurso público como respuesta

 

CLARIDAD

Las hostilidades y la falta de tiempo son las vías principales por las cuales el sistema “encajona” a las mujeres en el ámbito privado, donde son incapaces de incidir en la política pública y carecen de poder para cambiar su suerte. Liberar a las mujeres de esas formas de violencia será una ardua —pero necesaria tarea— para combatir el pensamiento reaccionario que se proyecta acrecentará durante este próximo cuatrienio 2025-2028, tras la elección de Jenniffer González como gobernadora con una mayoría legislativa del Partido Nuevo Progresista (PNP), así como de Donald Trump y el Partido Republicano, en Estados Unidos.

“Es necesario que nuestros asuntos, nuestros problemas, nuestros temas entren al espacio público”, puntualizó la profesora en Derecho y activista, Yanira Reyes Gil, durante el panel Defensoras de derechos humanos y participación política de las mujeres en Puerto Rico, que organizó el Proyecto Matria. El espacio público, al que hizo referencia, no solo abarca los lugares formales como el Capitolio, sino la calle misma, que muchas veces es donde se impulsan cambios mediante campañas públicas, protestas y reclamos.

En ese sentido, la planificadora social Marta Elsa Fernández Pabellón enfatizó la necesidad de organizar políticamente en torno a estas desigualdades generando conversaciones abiertas con otras mujeres. Mientras, Amarilis Pagán Jiménez, abogada y fundadora de Matria, argumentó que las mujeres se deben también organizar económicamente para generar su propio capital.

Aunque usualmente se habla de la privatización como la transferencia de una propiedad o actividad pública al sector privado, Reyes Gil habló de otro tipo de privatización: aquella que segrega cuáles temas competen discutir al pueblo —como garante de los derechos humanos y el bienestar general— y cuáles no. “Todo aquello que está asociado a lo privado —a lo femenino— parece perder cualquier tipo de interés público… Los cuidados y las violencias no tienen interés público… [Eso] impide la participación política de las mujeres”, enfatizó la fundadora de INTER-MUJERES Puerto Rico, un centro de estudios sobre los asuntos de género en la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana.

Revertir esas tendencias requiere de que los espacios de trabajo político se planteen cuáles son las necesidades particulares de las mujeres y cómo reducir la violencia política contra ellas, reflexionó Reyes Gil. Eso implica no solo tener consideración a los horarios de las reuniones o la necesidad de cuido para sus crías, sino evitar las prácticas de ‘mansplaining’ y ‘manterrupting’. El mansplaining (o machoexplicación) es cuando un hombre explica algo a una mujer de manera condescendiente y paternalista, suponiendo que ella no sabe o no entiende el tema. Mientras, el manterrupting (o machointerrupción) es el fenómeno social que problematiza el que las mujeres generalmente hablen menos porque se les interrumpe más y sus ideas se examinan con mayor severidad.

Fernández Pabellón resaltó, entretanto, que revertir esta exclusión de la mujer de los espacios de poder —es decir, revertir el patriarcado— requiere educar y concientizar sobre estas construcciones y estereotipos sociales. “Falta cambiar la calidad de vida de todas nosotras… Es fundamental visualizar que todos estos cambios nos lleven a algo más central, que es lograr tener una vida más equitativa, más justa, [y] en paz. Para eso, hay que educar; hay que hablar con todas las mujeres… Tenemos que sentarnos a conversar, para que vayan inclusive haciendo reflexión de sus propias vidas”.

La pobreza como tema fundamental

Fernández Pabellón destacó también la pobreza como otro tema fundamental. “Nos han vendido un país donde no se reconoce la pobreza, y esa es la razón principal por la que estamos teniendo los resultados electorales que estamos teniendo… El tema de la pobreza hay que visibilizarlo, hay que hablarlo: ‘¿Cómo estamos siendo afectadas por la pobreza?’”.

Pagán Jiménez, entretanto, expresó estar convencida de que “tenemos que ser productoras de bienes”. Argumentó que “la economía del chinchorro” no genera empleo digno, mientras los patronos de megafábricas están financiando la campaña de los políticos que creen en la economía liberal a través del super-PAC Democracia es Prosperidad. “Usualmente, es capital extranjero; el capital local que está en esos espacios no comulga con ideas de equidad económica… Estamos hablando de un asunto que no es meramente de género o sexo; es un asunto también de clase social y estatus colonial”, esbozó.

Entonces, insistió: “Para aumentar la participación política —no solamente de las mujeres, sino de los grupos tradicionalmente excluidos— hay que empezar a generar nuestro propio capital económico endógeno, con empleo digno”. Así se hizo eco de las palabras de la economista Martha Quiñones, al insistir que tener seguridad económica permitirá que las personas pasen de ser meros espectadores enfocados en la supervivencia, y se conviertan en agentes de cambio. Estos espacios de liberación personal y colectiva son aquellos “donde, en la interacción con otras personas, tú comienzas a cambiar tu forma de ver el mundo; a entender que hay otras posibilidades, y que es importante que tu voz sea escuchada y abrir espacio para otras voces”, sostuvo.

Adicional a la mirada de la pobreza como un asunto estrictamente material o de falta de bienes, Reyes Gil habló de “la pobreza del tiempo” como un impedimento para llegar al espacio público. “Las mujeres no tenemos tiempo. Esa pobreza del tiempo impide que las mujeres entren a espacios políticos formales y a otros espacios como el voluntariado”. Dijo que esta pobreza surge como consecuencia de que los cuidados recaen exclusiva o desproporcionadamente sobre las mujeres.

Una ola de avances y retrocesos

Fernández Pabellón, de 75 años, dijo que ha visto un sinnúmero de avances. Entre ellos, reconocer como feminicidio el asesinato de una mujer por violencia de género y garantizar los derechos de las personas gestantes y lactantes, aunque reconoció que quedan todavía muchas brechas para lograr la equidad en el trabajo y en las responsabilidades domésticas y los cuidados.

Reducir esas brechas llevará a que las personas —sobre todo, en la esfera pública— comprendan que “no es cuestión de que las mujeres queramos parir; es cuestión de que la sociedad [o] el Estado provea las condiciones necesarias para atender la demanda (…) de las familias en su diversa composición”. Mantener visiones reducidas como la que manifestó el alcalde de Arecibo, Carlos “Tito” Ramírez denota la necesidad de explicar los temas de perspectiva de género, equidad y paz desde una mirada transversal, insistió Fernández Pabellón.

Reyes Gil celebró, entretanto, que “las mujeres estamos vinculadas a un montón de luchas sociales… luchas comunitarias… y creo que, en asuntos discursivos, hemos adelantado muchísimo”. Recordó, a manera de ejemplo, cuando el excandidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático (PPD) en las elecciones de 2020, Carlos Charlie Delgado Altieri, cayó en ridículo al demostrar su ignorancia sobre el tema de perspectiva de género.

El progreso no ha sido lineal: los avances han venido seguidos, en ocasiones, por retrocesos, como los que se anticipan ocurran ahora bajo la administración penepé de González y la presidencia de Trump. “Ahora, nos vienen tiempos bien retantes… Hay un empoderamiento de sectores conservadores, retrógradas y fascistas en Estados Unidos, y, probablemente, en Puerto Rico lo vamos a ver así… No solo [van a] ir en contra de esos derechos, sino incluso, en [contra de] esos avances discursivos que hemos logrado”, advirtió Reyes Gil. A la activista por los derechos reproductivos le queda la satisfacción de que, durante el cuatrienio de 2020-2024, las feministas lograron detener los retrocesos que se propusieron desde la Asamblea Legislativa.

“A mí lo que me da esperanza es cuando miro el caminar de las mujeres, porque siempre se ha avanzado, aunque haya habido momentos que el caminar haya sido más lento o haya habido que dar un paso atrás”, reflexionó Pagán Jiménez. También, consideró que ese avance se percibe en la red de organizaciones que brindan servicios a mujeres y son lideradas por mujeres. “Ha nacido también diversificación en cuanto a la perspectiva de qué las mujeres necesitan. Pasamos de decir que las mujeres necesitan un albergue porque las están matando, a entender que hay que trabajar desarrollo económico, vivienda [y] participación política”, observó.  Pagán Jiménez reconoció que esos cambios no han sido en la estructura gubernamental, sino en la “estructura social, que no deja de incidir en la gubernamental”.

 

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