En Rojo
En esta última entrada de filmes vistos en plataformas—no en salas de cine por estar fuera de la Isla Grande—incluyo The Convert, otro filme situado en un momento histórico protagonizado por Guy Pearce, Simone, le voyage du siècle la vida en casi estampas de la activista francesa, Simone Jacob Veil (1927-2017), y The Piano de 1993, un Rescate del pasado que se vincula con The Convert por su época y lugar.
The Convert
Director: Lee Tamahori; guionistas: Shane Danielsen, Lee Tamahori, Michael Bennett; autor: Hamish Clayton; cinematógrafo Gin Loane; elenco Guy Pearce, Tiorere Ngatai-Melbourne, Antonio Te Maioha, Jacqueline McKenzie, Te Kohe Tuhaka, Lawrence Makoare, Dean O’Gorman, Jared Turner, Jack Barry, Marris Colins, Duane Evans Jr, Andrew G. Hill.
El año es 1830, pero las embarcaciones, el mal tiempo, la despoblación, la naturaleza dominante dan la impresión de ser época de exploradores del nuevo y desconocido mundo. Poco a poco, entendemos que estos viajes son frecuentes—de la metrópolis a las áreas pobladas por colonos europeos—y su propósito es, como en la frontera del oeste de los Estados Unidos, hacerse de tierras, establecer negocios y lucrarse lo + posible en el poco o extenso tiempo que queden aquí. Por eso la necesidad de conseguir a “un hombre de Dios” para predicar la moralidad europea que pretenden seguir. Este es el propósito del viaje de Thomas Munro a Nueva Zelanda que se presenta como un hombre secular cuyo propósito es acercarse a Dios al hacer el bien al resto de lxs humanxs. En una situación de vida o muerte, de inmediato decide por salvar la vida de una desconocida que estaría condenada a la muerte o esclavitud.
Lxs pobladorxs se presentan en dos grupos: por un lado el capitán y su tripulación que trafica lo que sea por dinero unida y al servicio de los pobladores que ocupan las tierras de lxs Mãori, supuestamente a través de canjeo de sus necesidades o pedidos; y por el otro, los clanes/tribus/grupos de poder de los Maõri: Maianui y Akatarewa. Seremos testigxs de las negociaciones, persuasiones, violencia, odios entre todos estos grupos y cómo Munro intenta todo el tiempo de convencerlos a vivir en paz para el bien colectivo e individual. Aquí nadie es santo; todxs tienen su agenda y persuadirles es casi como escalar una montaña sin retorno. Entendemos la dedicación de Munro para construir un mundo de respeto a la vida y el bien colectivo cuando le confiesa al poblado de Maianui que su vida anterior fue una de constante guerra donde el ser humano se transformaba en una máquina de matar. Por eso está dispuesto a viajar tan lejos, a interferir en conflictos, a buscar siempre la paz y la convivencia. El filme se caracteriza por su diálogo parco, sus extraordinarias tomas de la naturaleza, el respeto a la cultura de los Mãori y una acción contenida la mayor parte de las veces, pero igual de violenta del recuerdo de la guerra de Munro.
Simone, le voyage du siècle/Simone: Woman of the Century (2022)
Director y guionista: Olivier Dahan; cinematógrafo: Manuel Dacosse; elenco:Elsa Zylberstein, Rebecca Marder, Elodie Bouchez, Judith Chemla, Olivier Gourmet, Mathieu Spinosi.
La 1era escena de este filme biográfico visto a través de episodios que desafían la cronología, es de Simone Veil como la Ministra de Salud que tiene que defender su proyecto del derecho al aborto en 1975, durante el gobierno de Valéry Giscard d’Estaing. Mientras la mayoría de la población apoyaba esta ley, los miembros del parlamento y partidos de oposición, en especial la derecha liderada por Jean-Marie Le Pen del Frente Nacional, se lanzaban en una guerra feroz contra la Ministra. Interesantemente, en este abril de 2024, casi 50 años después, se culmina la labor de Simone Veil con la aprobación del Parlamento para que la libertad de abortar esté inscrito en la Constitución de la 5ta República. Esos debates públicos sobre el derecho al aborto, la atención médica de los empobrecidos—en especial las mujeres encarceladas—y de los descartados médicamente (los enfermos de SIDA) se entrelazan con los recuerdos de la niñez de Simone en Nice.
Lo que predomina en estos recuerdos remotos, es la unión familiar de su padre, madre, hermano y dos hermanas. Crean un mundo ideal en el sentido de valorar y proveer educación y cultura para todxs y confiar inocentemente que la estructura gubernamental que siempre han conocido seguirá en su lugar intacta. Puede que los avisos estuvieran presentes, pero el patriarca escoge no verlos y por eso no están preparados para la ocupación alemana a través del gobierno Vichy (1940-44). Los episodios de la separación de la familia a través del arresto y su traslado a campos de concentración por las autoridades francesas siguiendo las directrices alemanas se mezclan con escenas de su vida en la posguerra, su educación y primeras posiciones gubernamentales, su vida personal y su interés en la vida política. Ya fuera como parte del Ministerio de Justicia (1956-1974), Ministra de Salud (1974-79), Presidenta de la Unión Europea (1979-1982) o asesora de múltiples proyectos hasta la edad de 90 años, siempre se proclamó una ciudadana francesa que velaba por el bienestar de su país y la preservación de la paz a través de un trabajo colectivo entre naciones.
Rescate del pasado: The Piano (1993)
Directora y guionista: Jane Campion; cinematógrafo: Stuart Dryburgh; elenco: Holly Hunter, Harvey Keitel, Sam Neill, Anna Paquin, Kerry Walker, Genevieve Lemon.
Los tres personajes principales de The Piano son gente desubicada en el espacio y el tiempo. Ada es una mujer escocesa, muda (no sabemos si de nacimiento o por alguna experiencia traumática) que vive sola con su hija de 9 años. Su familia hace arreglos para casarla por correspondencia con un hombre de Nueva Zelanda que habita la selva de los Mãori. Hacia allá se traslada Ada con su hija, llevando baúles llenos de ropa y pertenencias y su piano, lo + preciado que posee. Después de esperar algún tiempo en la playa, llega el marido, que nunca ha visto, a reclamarla. Stewart es un hombre que proviene del comportamiento victoriano del Reino Unido del siglo 19. Aún en esta selva donde ha venido a buscar fortuna comprando con baratijas las tierras de los Mãori, Stewart trata de seguir las costumbres de su cultura, junto a la pequeña comunidad de habla inglesa que habita en este lugar. Por eso recibe a su esposa con su mejor traje y recuerda peinarse antes de verla por 1era vez, aunque sí había recibido un daguerrotipo al cerrar el trato del matrimonio. Aunque trata de agradar a Ada en este 1er encuentro, tiene que afirmar su autoridad frente a los Mãori y jugar su papel de esposo. Por eso se niega a llevar el piano que tanto empeño puso Ada en traer desde su antiguo hogar. Entre los trabajadores al servicio de Stewart está Baines, un “inglés” que no sabe leer ni escribir, que habla el idioma de los Mãori y prefiere convivir con ellos la mayor parte del tiempo. Tanto él como los Mãori quedan fascinados por la palidez de Ada y por ese hermoso mueble tan pesado y tan extraño que ella parece amar tanto. Baines decide complacer a Ada cuando esta le pide que rescate su piano de la playa y negocia con ella su uso al pedirle que le dé clases que luego se transformarán en momentos de seducción, de apasionamiento y de amor incondicional. Ese piano será la medida de la sensibilidad de cada uno de los personajes. Para Ada es la voz y la pasión que no puede expresar; para Stewart es un mueble inservible en esta selva; para Baines es descubrir un mundo nuevo donde la música y la pianista despiertan el lado tierno de un hombre al parecer brusco e ignorante.
Las imágenes visuales de este filme nos arrebatan por su belleza y capacidad de decirlo todo sin enunciar una palabra. La escena donde Baines lleva a Ada y a su hija a la playa para ver y tocar el piano, tiene tres planos que se complementan: Ada extasiada al poder tocar nuevamente este instrumento; su hija bailando y corriendo cerca de las olas; Baines caminando a lo largo de la playa y alrededor de Ada y el piano tratando de entender el éxtasis de esta mujer. Todos los personajes están minuciosamente desarrollados sin decirlo todo e insinuando casi todo. Stewart intenta ganar el amor de su esposa sin presionarla y dándole todo el espacio y tiempo que ella necesita, pero no puede permitir que ella le brinde su amor a un hombre que, según Stewart, no tiene derecho a ello. Stewart abandona su rol de autoridad cuando oye la voz de Ada en su mente o su sueño, y es eso lo que lo persuade a tomar su decisión. Baines desea a Ada y sabe que la puede ganar negociando con el piano, pero el amor que nace y crece no le permite aprovecharse de ella. Una de las escenas + memorables es Baines caminando desnudo alrededor del piano en la penumbra y frotándolo con su camisa. En The Piano, todos los personajes se transforman; todos logran quitar o modificar lo aprendido para escuchar su corazón. El piano, sus teclas blancas y negras, su madera tan trabajada y su símbolo cultural es utilizado por Campion a través de esta historia. Siempre queda la indefinición, la contradicción, la posibilidad de ser varias cosas a la misma vez.