Formidable visita a un clásico:  Redentores de Zeno Gandía, en el fino estuche crítico de Vivian Auffant

En Rojo

He leído en par de fines de semana la nueva edición de Redentores, de Manuel Zeno Gandía. Disfruté el regreso a uno de nuestros clásicos. Se trata de la novela que cierra el conjunto de textos que Zeno agrupó con el título de “Crónicas de un mundo enfermo” : La charca (1894), Garduña (1896), El negocio (1922) y Redentores (1925). Poco más de un cuarto de siglo en los que el escritor reflexiona sobre el “medio”, la sociedad colonial que parece corromperlo todo, en tiempos de España y en las primeras dos décadas del dominio norteamericano. Como un médico -él lo era- ausculta el cuerpo social y diagnostica.

Digo que es un clásico. Precisemos. Italo Calvino, en su ensayo «Por qué leer los clásicos», define un clásico como una obra que nunca termina de decir lo que tiene que decir. Para él, los clásicos son libros que siempre tienen algo nuevo que ofrecer al lector, independientemente de cuantas veces se lean. Además, Calvino menciona que un clásico es aquel que pertenece a todos y que, a lo largo del tiempo, mantiene su relevancia y resonancia en diversas épocas y contextos. Digamos que, al igual que sus novelas anteriores, Redentores es un libro al que volvemos y siempre nos parece relevante.

Esta edición crítica de la que les comentó es la que presenta el Instituto Alejandro Tapia Rivera, la Biblioteca Tarrasco Santa y el Instituto de Literatura Puertorriqueña. Incluye, además de las atinadas anotaciones, un estudio preliminar de la académica Vivian Auffant Vázquez. Nada mejor para anticipar el centenario de la publicación de esta novela.

El estudio en cuestión toma en cuenta el contexto histórico, político y literario sin olvidar los aspectos de la elaboración literaria. Auffant Vázquez coloca el texto donde corresponde. Se explaya en detalles sobre la profundidad temática de la novela -la exploración de cuestiones filosóficas, morales o existenciales- así como la maestría en el uso del lenguaje, la estructura narrativa y el estilo, atestiguando que son los rasgos distintivos de los clásicos.

La estudiosa señala como la rica complejidad narrativa -elementos de la crónica novelada, la historia novelada, la novela histórica y la novela de tesis, le sirven a Zeno Gandía como marco para una reflexión de la trayectoria del imperialismo norteamericano desde el Tratado de París, cuya legalidad se pone en juicio a través de toda la novela.

Auffant Vázquez ha colocado esta novela en un fino estuche de la mejor madera. Ha logrado ubicar este clásico puertorriqueño en el contexto del pensamiento político y filosófico con un pormenorizado análisis documental. Así, por ejemplo, fundamenta con citas de la novela, como el escritor se refiere a la ley Foraker, la ey Jones, o el Tratado de París en diálogos y voz del narrador, pero además, Auffant nos refiere a esa discusión a partir de su análisis de legislaciones del Congreso, revistas autorizadas de la época, documentos, que arrojan luz sobre el texto.

Nada escapa al trabajo de erudición de la ensayista. El contexto religioso -a veces pasado por alto- se incluye aquí pues se trata de una fuerte seña de identidad y una enorme influencia sobre todos los aspectos de la sociedad, incluyendo, por supuesto, el período de cesión colonial en el 1898 y durante esas primeras décadas del siglo pasado

Como lector amante de la historia, disfruté las páginas de este estudio preliminar dedicado a lo histórico político. No sólo porque va en detalle a las cuestiones documentales y legales de la ambición imperial norteamericana, sino porque Auffant, de nuevo, nos lleva a la novela. ¿Auffant nos habla sobre el problema de los aranceles? Pues nos lleva al capítulo 14 de la novela, en el que Pedro Piedra, personaje literario, diserta al respecto.

No tengo dudas de que el estudio preliminar de Vivian Auffant Vázquez es el trabajo más profundo que se ha publicado sobre esta novela. Hay buenos trabajos sobre ella, pero en esta publicación están cubiertos todos los asuntos desde la perspectiva contextual a la especificidad del texto literario.

Si al principio hablaba de “un clásico”, hablo de una calidad literaria que puede adaptada en otros medios, como cine o teatro, lo que ayudaría a introducirla a nuevas audiencias y a mantener su relevancia. Un clásico permite y se sostiene al ser reexaminado desde diferentes perspectivas a lo largo del tiempo, ofreciendo nuevas interpretaciones y relevancias en contextos cambiantes. En este caso particular, la publicación de Redentores de Manuel Zeno Gandía, se entrega como un formidable objeto de análisis crítico y estudio académico, lo que garantiza que siga siendo leído y discutido en contextos educativos amplios y variados. Agradecemos por esto a la compañera Vivian Auffant Vázquez.

Mis felicitaciones también al Instituto Alejandro Tapia y al Instituto de Literatura Puertorriqueña por la iniciativa de esta publicación.

 

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