Frankenstein suelto el día de las primarias

CLARIDAD

Como el monstruo creado en laboratorio, los problemas que el bipartidismo le crea a los puertorriqueños se manifestaron durante la última primaria, aguándoles la fiesta. Tanto el PNP como el PPD confiaban en que la contienda interna provocara la movilización y el entusiasmo que necesitan para las elecciones de noviembre próximo, pero fue todo lo contrario: el entusiasmo se convirtió en frustración y en lugar de movilización hubo retroceso. La inmensa mayoría de la gente le dio la espalda al proceso, pero en la noche, obligados por la intensa cobertura de los medios, asistimos a otra escena del derrumbe.

En cuanto a los problemas, por los apagones que paralizaron muchos centros de votación, tuvimos ante nosotros un retrato vivo de las consecuencias de una infraestructura corroída producto de décadas de corrupción, pobre administración y privatización forzada. A ese cuadro se añadió otra imagen que en ocasiones resultaba cómica: la de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) mostrando su inoperancia y las carencias de su dirección.

Los apagones hace tiempo que dejaron de ser noticia, pero cualquiera hubiese esperado que en un día en que todos los medios de prensa estarían en la calle, Luma Energy se hubiese asegurado un mínimo de eficiencia, como cuando uno se viste con ropa de domingo. En cambio, se pusieron la misma ropa remendada de siempre y los apagones que recorrieron el país también llegaron a los colegios de votación. La excusa que inventaron intentando explicar la debacle – la lluvia que nos llega casi a diario- echó más sal a la herida.

El jefe de campaña del gobernador Pedro Pierluisi, el ya célebre Edwin Mundo, quiso justificar la derrota de su líder señalando a Luma. En parte tiene razón, pero no solamente por los apagones del domingo sino porque su jefe ha sido el principal protector y defensor de la empresa privatizadora que agobia a los puertorriqueños. Siempre hay muchas explicaciones para una derrota, pero, sin duda, la vinculación de Pierluisi con Luma Energy es una de ellas. Por algo en las redes sociales lo llaman “Pierluma”.

A los apagones se unió, tal vez con mayor preeminencia, la operación de la CEE. Si Luma y su desempeño ejemplifican el derrumbe de la infraestructura de servicios, la incompetencia de una entidad tan importante como la CEE evidencia otro mal igual o más grave: la descomposición institucional. Desde hace años, el entramado institucional que se supone sirva al país en áreas vitales -educación, salud, seguridad y servicios públicos- ha ido descomponiéndose como resultado de la corrupción, la incompetencia de funcionarios nombrados por fidelidad partidista y, en el caso de los últimos, por la privatización forzada.

En el caso de la CEE, el control del PNP ha carcomido su estructura. Ahora mismo la entidad no tiene quien la presida porque el gobernador Pierlusi se ha negado a entrar en un necesario proceso de negociación con la oposición para escoger de forma consensuada a esa persona. Ese proceso lo exige la ley, pero, además, el hecho de que su partido no controle el Senado lo torna inevitable. De hecho, el liderato senatorial acudió hace unos meses a los tribunales exigiendo que, en cumplimiento de la ley, se ordene el proceso de negociación y el nuevo nombramiento, pero el control que el PNP también tiene de los foros judiciales desde el 2009 (desde los tiempos del “banquete total” de Jorge de Castro Font) descarriló la iniciativa del Senado, permitiéndole al PNP seguir manipulando la CEE.
Como resultado de ese comportamiento prepotente y politiquero, la CEE está dirigida por alguien que llegó allí como “alterna” y que no se supone la dirija. Esa persona, Jessika Padilla Rivera, parecía una figura patética la noche de la primaria, demostrando incapacidad para dirigir un organismo tan importante y hasta desconocimiento de las reglamentaciones que se supone administre.

No podemos pasar por alto que el mismo sistema judicial que también es responsable del caos que evidenció la CEE, puede reforzar aún más el bipartidismo dañino en las próximas semanas, asestándole de paso otro golpe a tan mentada democracia. Eso ocurriría si el Tribunal Supremo revoca al de Apelaciones para dejar fuera de la papeleta electoral a los candidatos designados por el Movimiento Victoria Ciudadana. Ese golpe agravaría el ambiente que vimos el día de las primarias, pero sería muy útil para garantizar el continuismo del PNP.

En cuanto a los resultados de las votaciones se ha escrito mucho. Casi todos los análisis destacan la merma en la cantidad de votantes, particularmente del PPD, que tuvo unan reducción de casi un 30% en comparación con el 2020. Si tomamos en cuenta que aquella cita fue en medio de pandemia del COVID, que alejó mucha gente de los colegios, la reducción es aún más dramática. En cuanto al PNP, movilizaron más o menos lo mismo que en 2020, muy lejos de la meta que ellos mismos se había impuesto.
El bipartidismo sigue menguándose, pero la corrupción del sistema político, apoyado en la manipulación institucional, los puede mantener en el poder.

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