Haití, un pueblo en  lucha

Especial para CLARIDAD

Haití vive una de las peores crisis sociopolíticas y económicas de su historia, marcada por la creciente inseguridad, los asesinatos, las violaciones de cientos de mujeres, miles de secuestros, una grave crisis alimentaria y el empobrecimiento de las clases más desfavorecidas.

En las pasadas semanas, el pueblo de Puerto Rico ha sido impactado con la noticia de la muerte y tirada al mar de los cuerpos de nueve bebés que aparentemente se deshidrataron y murieron cuando con parte de sus familias venían buscando una mejor vida, pero viajaban en transportes inadecuados, víctimas de personas inescrupulosas que se aprovechan del dolor de la gente. El agravamiento de la crisis en Haití ha hecho que muchas personas  abandonen su país para escapar de la creciente inseguridad que sigue debilitando la economía y empobreciendo más sus vidas.

En los últimos veinte años, miles de haitianos y haitianas han huido de su país a varios países de América, como Brasil, Chile y Ecuador, aunque, en los últimos años, muchos cientos de ellos han cruzado más de una docena de países de la región para entrar a México y luego a Estados Unidos. A pesar de las promesas del presidente Biden, el recibimiento de estas personas no ha sido nada amable ni compasivo. Han deportado a miles y a otros los han querido dejar morir, como parece ser al caso de las nueve personas varadas en la isla de Desecheo, a los que tardaron más de 48 horas en rescatarlos y esto solo fue posible gracias a personas solidarias de Puerto Rico.

Desde la llegada al poder del  Partido de Cabezas Rapadas (PHTK) la situación ha ido de mal en peor: corrupción, masacres, inseguridad y total ineficiencia gubernamental. Primero, el presidente Martelly y, luego, Jovenel Moise, los dos siguiendo el camino trazado por la comunidad internacional y la burguesía haitiana y representando a una ínfima minoría que fue a las elecciones.

Se suponía que Jovenel Moise dejara el poder el 7 de febrero de 202, según la Constitución haitiana. No lo hizo, siguió en el poder de manera ilegal y el 7 de julio de ese mismo año fue asesinado en su residencia. Luego de ocho meses desde que ocurrió el asesinato no hay nada claro, muchos acusados pero nadie condenado. Sí se ha probado que hubo intervención extranjera en el magnicidio. Una investigación en la que han participado el FBI, la CIA, la INTERPOL de Colombia, la prensa internacional y las autoridades haitianas no ha llegado a nada.

Dos días antes del asesinato del presidente Moise, este había nombrado a Ariel Henry como primer ministro, sustituyendo a Claude Joseph. La oposición en Haití y la sociedad civil organizada no lo reconocen como un nombramiento legítimo; pero el CORE, un grupo de países que están interviniendo en la política haitiana —Estados Unidos, Alemania, España, Unión Europea, Canadá, Brasil Francia y un representante de la OEA— sí lo reconocieron. Ariel Henry y el CORE insisten en que se realicen elecciones a pesar de que se sabe que no hay condiciones objetivas para realizarlas.

Como respuesta a toda la situación que se vive en Haití, la oposición y la sociedad civil no se ha quedado paralizada. Desde el 2018, las manifestaciones de protestas multitudinarias han sido continuas, con participación de todos los sectores sociales, mujeres, campesinos, obreros y obreras, periodistas, estudiantes y docentes. No solo ha habido protestas, sino también propuestas. Luego de muchas reuniones, discusiones y el consenso de decenas de organizaciones de Haití y de la diáspora sale el Acuerdo de Montana (por el nombre del hotel Montana de Haití). Algunas de las propuestas planteadas en este acuerdo son.

  1. Las personas haitianas que tienen que resolver sus problemas sin la injerencia de otros países.
  2. Establecer un gobierno de transición durante dos años para poder organizar unas elecciones libres, justas y democráticas y en un país con mejores condiciones de estabilidad.
  3. Las autoridades judiciales deben resolver la malversación de los fondos de PETROCARIBE y todas las masacres ocurridas en los últimos tres años.

Obviamente, se tiene que trabajar con la situación de violencia generalizada en el país y crear un ambiente de más seguridad ciudadana. Entendemos que es muy importante reforzar la solidaridad internacional desde la óptica del acompañamiento de los procesos del pueblo y las organizaciones progresistas haitianas.

Haití esta en pie de lucha y creemos que su historia de valentía le dará la victoria.

 

 

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