Honduras movió el péndulo

Por Omar García

Apenas se apagaron las luces de la 39 Asamblea General de la oea en Honduras, en junio de 2009, el mundo fue testigo de un crimen: el presidente Manuel Zelaya era depuesto por un golpe de Estado.

Al mejor estilo de la década de 1970 del siglo pasado, militares apoyados por EE. UU. y oligarcas criollos depusieron a Zelaya. Washington no estaba dispuesto a tolerar un minuto más a un Presidente que le apostó a la equidad, a la independencia y a la integración regional.

Doce años después

Tras el golpe llegó la represión contra cualquier muestra de resistencia u oposición. Por decenas de miles se contaban los muertos en Honduras. La corrupción y el narcotráfico campearon. La emigración fue la salida de cientos de miles; la lucha, la de otros millones.

Esto, y la perseverancia y la coherencia de Zelaya y de Xiomara Castro, explican el triunfo electoral de su partido Libertad y Refundación (Libre) en un contexto en el que son visibles las tensiones que emergen de la reconfiguración sostenida del tablero de fuerzas de la zona.

Para ee. uu, la llegada de Xiomara Castro al poder es una piedra en el zapato de manera general. Sin embargo, la coyuntura marcada por el problema migratorio que enfrenta la administración Biden, su falso prurito moral frente al asunto del narcotráfico y las relaciones de China con la región, podrían obligar a la Casa Blanca a encontrar un modus vivendi.

No obstante, el camino que parece abrirá Xiomara Castro con su programa de gobierno no es precisamente un buen ejemplo a los ojos de EE. UU.

Si bien anuncia acciones que podrían impactar en el flujo migratorio, frente a lo cual Washington aplaudiría, el paquete en su conjunto podría ser la punta de una transformación más radical del país.

En el Plan de Gobierno, Libre prometió convocar a una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Carta Magna. El programa también apunta a una recuperación del papel del Estado, al desmonte de los esquemas dictatoriales establecidos tras el golpe de 2009, y al desmantelamiento del sistema neoliberal. Propone acciones puntuales para combatir la pobreza y el desempleo; en beneficio de la educación, la seguridad social, la salud, el deporte, la cultura y la alimentación, y de la atención de los niños, los jóvenes y las mujeres; en defensa del medio ambiente, y contra los monopolios y el extractivismo.

La lucha contra la corrupción, la recuperación de recursos estatales, la auditoría de la deuda interna y externa, la disciplina fiscal, el desarrollo industrial, la inversión pública en infraestructura, energía y telecomunicaciones también están entre sus metas, junto a la promesa de inmunizar a toda la población contra la COVID-19.

En materia de política exterior, el plan de gobierno anunciado por Libre establece dos medidas que debieron sonar como un campanazo en la oficina oval: «Buscaremos establecer las más cordiales y amistosas relaciones diplomáticas con la República Popular China»; y más adelante plantea que la integración centroamericana será una prioridad y se buscará «una mayor integración con los hermanos de la América Latina soñada por Bolívar y Morazán».

Es evidente el interés de Libre de encontrar contrapesos a la enorme presencia e influencia de EE. UU. en la zona y, en especial, en ese país. Las fuerzas militares estadounidenses mantienen la base aérea militar José Enrique Soto Cano en Palmerola, en la cual está desplegada la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, perteneciente al Comando Sur.

Además, previo a los comicios, viajó a Honduras el secretario de Estado Adjunto de EE. UU. para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, visita que expresa con claridad el interés de Washington en el futuro inmediato de Honduras.

El curso de las relaciones bilaterales dependerá de la política que asuma la Casa Blanca que, de antemano se puede asegurar, será cuando menos oportunista.

En octubre, Manuel Zelaya cerró un foro de partidos de izquierda celebrado en México en el que reiteró sus críticas al neoliberalismo y presagió cambios progresistas en Latinoamérica. Esta postura impactará de manera notable en el nuevo gobierno.

La victoria de Libre evidencia que la región se mueve hacia un nuevo ciclo. Sin embargo, el péndulo tendrá que esquivar obstáculos en el trayecto.

Reproducido de www.granma.cu

Artículo anteriorEsta semana en la historia
Artículo siguienteVenezuela: La lucha por el alma de la Revolución Bolivariana (1)