CLARIDAD
Desde la perspectiva ecológica, el litoral costero donde se pretende levantar el proyecto Esencia, en Cabo Rojo, es parte del mismo ecosistema de la Reserva Natural de La Parguera, en Lajas.
El director del Programa Sea Grant, Ruperto Chaparro Serrano y René Esteves Amador, director de la Extensión Marina, también de Sea Grant, del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (RUM), describieron que tanto desde la costa, el bosque de mangle es continuo hasta la Pitahaya y de allí continua el Bosque de Boquerón, por lo que desde el punto de vista ecológico hay una conectividad en las especies, que utilizan los arrecifes de la Parguera y de Boquerón, al igual que con las aves como el guabario que anida en el sector.
A pregunta de este medio sobre su parecer científico sobre el proyecto que se pretende levantar en más de dos mil cuerdas en la costa de Cabo Rojo, ambos, apuntaron a que es “un disparate porque se está cogiendo el único área natural que queda en Boquerón, un desarrollo que no cabe allí, 900 casas de más de 100 millones, dos campos de golf, un hospital y un hospedaje para empleados, claramente no están considerando a la gente de Cabo Rojo”.
En términos de territorios indicaron el bosque de Boquerón que cubre desde Guánica, Cabo Rojo, y el Valle de Lajas todos colindan y desaguan por Boquerón. El director de Sea Grant, reveló que la agencia de Pesca y Vida Silvestre (FWS, siglas en inglés), emitió su opinión de que el citado proyecto no se debe levantar en esa zona costera. Por parte de las agencias del gobierno de Estados Unidos, se supone que el Cuerpo de Ingenieros (USCI, siglas en inglés) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA), son las que tienen la determinación final de si se da o no el permiso.
La carta de FWS
La evaluación de FWS sobre el proyecto Esencia respondió a la solicitud de la Junta de Planificación (JP) en agosto del 2024, de que el proyecto fuese designado como uno estratégico, considerado prioritario y que tiene un interés apremiante o imperioso por parte del gobierno de Puerto Rico.
De entrada FWS plantea que les “preocupa que el proyecto tenga el potencial de afectar una costa relativamente subdesarrollada, humedales de manglares, salinas, praderas de pastos marinos poco profundos y otros ecosistemas marinos, y remanentes de hábitats de bosque seco nativo. El área también se encuentra dentro del Plan de Manejo Para El Área de Planificación Especial Del Suroeste Sector Boquerón del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico (DRNA) de 2008”.
En su evaluación la agencia federal identifica todas las especies -sobre seis- en peligro de extinción que hay en el área, incluyendo la vegetación endémica.
Por ejemplo citamos: “El proyecto propuesto se desarrolla dentro del área de Caño Boquerón y Los Pozos. El Servicio considera las áreas costeras poco profundas, bahías, estuarios, desembocaduras de ríos y ecosistemas de lagunas de manglares como Caño Boquerón como hábitats importantes para la conservación de la población del manatí antillano en Puerto Rico. De hecho, el Caño Boquerón y algunas áreas de la Bahía de Boquerón están siendo evaluadas actualmente para proponerlas como hábitat crítico del manatí. El proyecto propuesto debe evitar afectar este tipo de hábitats y evaluar cualquier posible efecto directo e indirecto que el proyecto propuesto pueda tener sobre el manatí antillano y su hábitat”.
En otra de sus parte indica: “En cuanto a las plantas incluidas en la lista federal, el proyecto se encuentra dentro del rango y hábitat ocupado de las siguientes especies incluidas en la lista: Aristida chaseae (sin nombre común), Catesbaea melanocarpa (sin nombre común), Eugenia woodburyana (sin nombre común) y cobana negra (Stahlia monosperma). Además, recientemente se ha localizado al bariaco (Trichilia triacantha), una especie en peligro de extinción, en la zona vecina de Sierra Bermeja asociada a las especies mencionadas, lo que hace probable la presencia de esta especie dentro del área propuesta para el proyecto”.
También el FWS trae a la atención que todos los humedales costeros y las salinas asociadas que se muestran como parte del proyecto, son parte del Bosque Insular de Boquerón creado en 1918, por lo que recomienda que el gobierno de Puerto Rico debe determinar una mayor aclaración sobre la propiedad de la tierra. En caso de que de hecho el área sea de propiedad privada, recomienda que se separe del proyecto con los amortiguadores de tierras altas necesarios y se inscriba en el registro de la propiedad como una servidumbre de conservación a perpetuidad.
Además repara en que los humedales estudiados deben ser verificados para su jurisdicción por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército (USCI, siglas en ingles) y advierte que cualquier estructura o construcción dentro de estas áreas requeriría un permiso del Cuerpo.
La evaluación cuestiona el que según el proyecto se proporcionara su propia agua potable y advierte que cualquier uso de infraestructura local para agua potable, aguas residuales, electricidad y residuos sólidos sobrecargará aún más a las empresas de servicios públicos locales.
Finalmente el FWS pone en cuestionamiento que el proyecto sea uno estratégico, “si bien el proyecto propuesto actualmente ciertamente cumple con algunas de las expectativas de un desarrollo turístico a gran escala, la propuesta actual no describe adecuadamente las necesidades de servicios públicos, cumplimiento de políticas públicas como el uso de la tierra, planificación especial y conservación, infraestructura e impactos ambientales”.
La carta de FWS esta firmada por la supervisora de Campo, Lourdes Mena y dirigida a la directora interina de Planificación Física de la Junta de Planificación, Leslie M Rosado Sánchez.
Por parte del gobierno de Puerto Rico, hay que recordar que en este pasado mes de diciembre se reveló que la JP declaró al proyecto Esencia como ‘estratégico”.