Las brillantes colores del apocalipsis en Furiosa: A Mad Max Saga

 

 

Especial para En Rojo

 

La esencia de los Spaghetti Westerns vive en las películas de Mad Max. Sus personajes pueblan mundos caóticos donde el más fuerte se traga al débil, reflejando una versión menos épica de nuestra realidad. En The Good, the Bad, and the Ugly (dir. Sergio Leone; España, Italia y Alemania Occidental; 1967), los Estados Unidos de la Guerra Civil, representados en la árida campiña española, están presentes en los desiertos australianos del Wasteland de la serie de Mad Max. Aunque los Estados Unidos de la segunda mitad del siglo 19 no son un mundo postapocalíptico tal cual, su reinvención en la película de Leone demuestra la misma civilización derrotada de Mad Max. En la primera película de la saga, Mad Max (dir. George Miller, Australia, 1980), Max (Mel Gibson) es un policía vestido de cuero negro, la vestimenta que lo define como personaje a través de la serie, que lucha contra Toecutter (Hugh Keays-Byrne) y su ganga de motociclistas. Aunque todavía se ve cierta estabilidad social en esta primera, The Man With No Name (Clint Eastwood) y Max (Mel Gibson/Tom Hardy) sobreviven en estos territorios inhóspitos donde la humanidad se reduce a su lucha por la gasolina, que mantiene corriendo los vehículos de Mad Max 2: The Road Warrior (dir. George Miller, Australia, 1982); por el control del gas metano que suple energía eléctrica y define las dinámicas de poder en el Bartertown de Mad Max Beyond Thunderdome (dirs. George Miller y George Ogilvie, Australia, 1985); y por el agua que consolida el control de Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne) sobre las masas que se arrastran al pie del Citadel en Mad Max: Fury Road (dir. George Miller, EE. UU. y Australia, 2015) y su precuela, Furiosa: A Mad Max Saga (dir. George Miller, Australia y EE. UU., 2024). The Man With No Name y Max son figuras románticas que se rigen por un código sencillo: lucha con uñas y dientes por sobrevivir y no abuses de los débiles. Este código torna a Max en una figura heroica dentro de un mundo donde villanos carismáticos manipulan sus seguidores armados hasta los dientes y conduciendo transportes alucinantes. Es también de este mundo donde surge una nueva héroe, Furiosa. Diferente a Max, cuyo nihilismo es una manifestación de la vida en el Wasteland, Furiosa lucha por su redención y por la esperanza de un respiro de naturaleza en medio de la destrucción.

En Furiosa: A Mad Max Saga, la protagonista es capturada por los hombres de Dementus (Chris Hemsworth) cuando era una niña (Alyla Browne). Dementus es un nómada que junta un sinnúmero de tribus de motociclistas bajo su mando. En su búsqueda por un reino, Dementus establece una alianza tan volátil como su liderazgo con Immortan Joe (papel que actúa Lachy Hulme, después de la muerte del actor original, Hugh Keays-Byrne), el líder religioso del Citadel. Para cerrar su pacto, Immortan Joe le exige la entrega de Furiosa, la niña aparentemente muda que acompaña a Dementus. Esto explica la manera en la que Furiosa, que Charlize Theron encarna en Mad Max: Fury Road, llega a las alturas de la ciudadela. A medida que Furiosa continúa madurando (Anya Taylor-Joy asume el personaje en su juventud), ella encuentra su lugar en el reino de Immortan Joe mientras espera el momento para vengarse de Dementus por haberle robado su infancia. En Mad Max: Fury Road, Furiosa y Max son los protagonistas de una historia de proporciones operáticas con explosiones de colores, músicos que tocan para las tropas de Immortan Joe durante las batallas épicas y los vehículos con mecanismos letales que demuestran las maravillas del uso de efectos prácticos. La película es un espectáculo que demuestra la poderosa narrativa visual de George Miller y el director de fotografía, John Seale. La más reciente precuela, Furiosa: A Mad Max Saga, es otra épica con los bríos visuales de Mad Max: Fury Road, pero enfocada más en el conflicto entre Dementus y Furiosa. Por un lado, Chris Hemsworth actúa un villano que es una explosión de presencia con un lenguaje poético que recuerda al hablar de Alex de Large (Malcolm McDowell) en A Clockwork Orange (dir. Stanley Kubrick, Reino Unido y EE. UU., 1972). Por otro lado, Anya Taylor-Joy destila una fuerte presencia con unos ojos fríos que lo expresan todo en un rol que casi no tiene líneas. Ambos personajes se dirigen a un encontronazo final que desemboca en el principio de Mad Max: Fury Road.

Siempre fui fanático de las dos primeras películas de Mad Max y prefiero olvidar la charrería ochentosa de Beyond Thunderdome porque, en mi opinión, desvirtúa el Wasteland. Sin embargo, tanto Fury Road como Furiosa son dos obras maestras que expanden gloriosamente el universo de Mad Max. No pierdan la oportunidad de ver la grandeza visual de Furiosa: A Mad Max Saga en los cines de la isla que hace evidente la genialidad de Miller y su director de fotografía, Simon Duggan.

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