Las políticas neoliberales y la criminalidad

 

CLARIDAD

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Las políticas del Gobierno para combatir la criminalidad andan por las ramas mientras el crimen anda por las calles. Hasta tanto el gobierno y la ciudadanía no reconozcan que la criminalidad está ligada a la pobreza y se atienda la situación de desigualdad que existe en Puerto Rico, es poco probable que los actos de violencia disminuyan. La realidad de que Puerto Rico es una sociedad violenta está más que comprobado. El pasado fin de semana hubo diez asesinatos.

¿Qué puede decirse que no se haya dicho ya?

El doctor en Trabajo Social Víctor García Toro, quien ha trabajado el tema, recalca que en el país no existe una política nacional sobre la dimensión de seguridad y explica que la criminalidad es una dimensión de la seguridad. Para él, el enfoque que se está dando es el enfoque tradicional. Lo que importa es el pico de la pirámide, es decir cuando ya el acto violento se ha cometido. Eso es lo que la gente ve y la prensa amarilla aprovecha para exponer y generar un esquema de miedo y desconfianza. Advierte que no es que no sea cierta la situación, lo que hace falta es un análisis de qué es lo está incidiendo en las conductas que tradicionalmente se conocen como violentas, como criminalidad.

“Entonces, no existiendo una política nacional de seguridad, dentro de la cual estaría la intención de bregar con el crimen y la violencia de este tipo personal, también nos separamos del hecho de que la violencia está mal definida”. Explica que lo que se hace es definir violencia del crimen desde la perspectiva entre las personas y la situación de las drogas, pero cuando se define el término de violencia este debe amplificarse para que asuma otras cosas que no se consideran. Por eso es que en muchas ocasiones las políticas públicas no responden y menos responden las estructuras del Estado, porque se está atacando simplemente parte de un problema por indefinición, por mal elaboración de políticas públicas al respecto.

El también profesor expone que los crímenes tienen además otros matices, como lo es la falta de servicios. “La gente no entiende dentro de la noción neoliberal que el Gobierno es un sector industrial. En este escenario ofrece dos tipos de aspectos: los servicios a través de las agencias y gobernar, elaborar política pública”. García Toro destaca que eso es pagado por los ciudadanos. En esa dirección censura a los que se autodenominan analistas políticos, los cuales asumen una posición neoliberal y abogan por achicar el Estado, por aumentar la empresa privada, que proclaman que el Estado es una malversación de fondos, una corrupción. Esa estrategia neoliberal y capitalista ha provocado que el Gobierno abandone la prestación de servicios sociales que se supone estén destinados a las poblaciones que no son vulnerables, sino que son vulneradas por los Estados.

Es decir, que frente a la falta de una política pública, la criminalidad se arrecia desde que el Gobierno ha adoptado el modelo neoliberal. Mientras, sobran los estudios de economistas que evidencian que en los países que asumen el neoliberalismo se amplía la brecha entre la pobreza y la riqueza. Porque lo que antes era de parte de los servicios del Estado a la población ahora lo hace la empresa privada con sus llamadas alianzas público privadas.

“Gobernar es procurar el bienestar del país, es la razón del Gobierno. Ahora, si va administrar a través de la empresa privada, el motivo último de la empresa privada es lucro, no el bien de la gente”. Un ejemplo es la privatización de la administración de los residenciales públicos, que se suponía que el agente privatizador facilitaría el empoderamiento de los residentes, cosa que no ha pasado.

La presidenta del Colegio de Profesionales de Trabajo Social (CPTS), la doctora Mabel López Ortiz, coincide en que el contexto de lo que es la criminalidad y los asuntos sociales está vinculado a la situación que vive el país.

A pregunta de CLARIDAD, López Ortiz, confirmó que en el CPTS no han identificado proyectos por parte del gobierno que estén enfocados en la atención a prevenir la criminalidad, la atención a la pobreza, a la desigualdad. No porque la pobreza sea la raíz de la criminalidad, sino porque es el resultado de la falta de crecimiento de la calidad de vida de nuestro país, de la niñez, de la juventud, lo que termina violentando los derechos de toda la ciudadanía a tener un desarrollo pleno.

Otra organización que apunta a que el enfoque del Gobierno para combatir la criminalidad es equivocado es Kilómetro Cero. La entidad, que es un observatorio ciudadano que lucha por reducir la violencia y el uso de fuerza por parte del Estado, hizo la salvedad de que también esta vigilancia está dirigida a favor de los policías, en ocasión del asesinato hace un mes de tres policías durante una persecución contra unos individuos.

Al igual que los expertos en trabajo social, Kilómetro Cero, atribuye la criminalidad en Puerto Rico principalmente a una profunda desigualdad socioeconómica que sufren los grupos más marginados de nuestra población. Además, denuncia que ello también responde a la falta de efectividad del Gobierno de Estados Unidos supervisando e interceptando el tráfico de armas en nuestras fronteras.

Para Kilómetro Cero, es injusto exigir de la Policía más de lo que le corresponde en términos ministeriales y es aun más injusto continuar exponiendo a los oficiales de la seguridad pública a esa realidad criminal mientras se sigue ignorando y desatendiendo la verdadera raíz del problema. La verdadera raíz del problema, señalan, son las políticas públicas de los gobiernos durante años de las medidas de extrema de austeridad y empobrecimiento. Por eso, precisa, es que se les llaman las políticas de la muerte. “Las agencias de seguridad no pueden atender esa profunda inequidad socioeconómica que detona la violencia. Puede comenzar a resolverla el Estado, si invierte en nuestras comunidades, si incentiva la creación de trabajos realmente dignos, si promueve una política pública de equidad de género y racial, de acceso a la salud, al agua y aire limpio, a una educación sensible y de calidad, si facilita la organización comunitaria y un verdadero desarrollo para todos y todas, no solo para unos pocos privilegiados. Esa es la única manera de salvar vidas de policías y de civiles a largo plazo”.

 

 

 

 

 

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