Las tristezas compartidas de la Navidad en The Holdovers

Especial para En Rojo

 

Las películas de Navidad deben ser tristes para así recordarnos que, aun cuando nos sentimos rotos, podemos encontrar compañía en el momento más inesperado. La soledad en la época navideña es dura. Por eso, me fascinan las historias donde personas vulnerables y amargadas encuentran compañía con otros que están en las mismas. No es que nuestros estados emocionales se regulan del 24 al 25 de diciembre, del 31 al primero de enero, o del 5 al 6. Me refiero a que compartir un pastel de masa con una persona que entiende tus grietas internas porque esta también tiene las suyas, es para mí el verdadero sentido de la Navidad. Un buen amigo, que ya no está, una vez me confesó que el personaje con el que más se identificaba del cine era Auggie Wren (Harvey Keitel). Este es uno de los personajes de mi película navideña favorita, Smoke (dir. Wayne Wang; EEUU, Alemania y Japón; 1995). Mi amigo se sentía como Auggie porque ambos son personas que nadie nota. Pero añado que Auggie y mi amigo tenían unas profundidades emocionales que siempre mantuvieron el cinismo a raya. Al final de Smoke, esa resistencia al cinismo es lo que le permite a Auggie tener la cena navideña más bella y le provee una nueva mirada a su vida cuando se roba una cámara con la que documentará el Nueva York que transita por el frente de su tienda de cigarrillos. The Holdovers (dir. Alexander Payne, EEUU, 2023) es otra de esas maravillosas historias donde un trío de personas quebradas se ven obligadas a pasar juntas su Navidad.

En The Holdovers, Paul Hunham (Paul Giamatti) es un maestro de historia clásica en un colegio exclusivo de Massachusetts. Hunham es un hombre algo derrotado y cínico cuya soledad lo ha inspirado a encontrar compañía en el whiskey mientras tortura a sus estudiantes. Como es un internado, Hunham es escogido para permanecer durante las vacaciones de Navidad cuidando de los estudiantes cuyos padres los han dejado atrás. El maestro se ve obligado a pasar su Navidad junto a la jefa de la cocina, Mary (Da’Vine Joy Randolph), una mujer de una dignidad férrea y con un pasado trágico. Hunham y Mary velan por Angus (Dominic Sessa), un adolescente que no soporta al maestro y que solo quiere viajar a Boston en busca de su pasado. La cinematografía de la película a cargo de Eigil Bryld nos trasporta desde los monumentales interiores clásicos de un colegio para familias privilegiadas, a los exteriores cubiertos de nieve de Massachusetts. Payne y Bryld retratan un espacio cuya inmensidad resalta la soledad de Hunham, Mary y Angus. Cuando estos salen de los confines protegidos del colegio, los tres personajes enfrentan sus pasados y sus traumas de maneras únicas. Sus interacciones, que hacen evidente el talento de los tres actores, son el centro de la película. Las discusiones entre Angus y su maestro, la sinceridad de Mary cuando conversa con Hunham, y la empatía con la que la cocinera vela por el joven son el centro emocional de la historia.

No obstante, The Holdovers no es una historia azucarada de Navidad, sino que refleja la sensibilidad de los protagonistas derrotados de Hal Ashby, evidentes en su Harold and Maude (EEUU, 1971) y Being There (EEUU, 1980). Dentro de sus complejidades y problemas, los personajes de Ashby descubren la esperanza que viene con esas conexiones humanas que nacen en los momentos más difíciles de la vida. En una película como The Last Detail (EEUU, 1974), dos marinos, Buddusky (Jack Nicholson) y Mulhall (Otis Young), tienen la misión de escoltar a Meadows (Randy Quaid), un joven recluta que es sentenciado a cumplir ocho años de prisión. Buddusky y Mulhall deciden darle diversas experiencias nuevas a Meadows antes de entregarlo a las autoridades. Los tres hombres desarrollan vínculos emocionales unidos por su desafío a la deshumanizante autoridad militar. El triunvirato de The Holdovers son un eco de Buddusky, Mulhull y Meadows en de The Last Detail, especialmente porque Mary y Hunham deciden celebrar la Navidad para Angus. Estos también rompen los reglamentos del colegio para combatir la soledad y el olvido al que está condenado Angus. Los personajes de Ashby y Payne saben que su gozo es corto y tendrá final. Tanto como Buddusky y Mulhull entregarán a Meadows a sus carceleros, Mary y Hunham están conscientes que la Navidad terminará y Angus regresará a su normalidad. Pero por un momento, entre lágrimas y risas, tres seres se encontraron por un minuto y compartieron su iluminada e imperfecta humanidad.

The Holdovers es un viaje en el tiempo a la Navidad del 1970, otro tributo al cine de Hal Ashby. Vayan a verla y celebren su Navidad en comunión con unos personajes que apuestan a la esperanza desde sus amarguras y profundas tristezas.

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