Especial para En Rojo
Revisitar las mejores películas que he visto cada año es de mis misiones favoritas cuando escribo para CLARIDAD. Considero cuidadosamente cada experiencia cinematográfica vivida durante esos 365 días. El cine tiene el poder de alterar mi día y dejar su huella, independientemente de la historia. Estoy seguro de que le pasa a todo el mundo, aunque las películas que resuenen en nosotros puedan ser diferentes. No puedo publicar todas las semanas porque soy maestro de español en Texas y el tiempo no me da, pero siempre me desespero un poco cuando se me pasa una película que me ha movido y que no he considerado en más profundidad con una reseña publicada para En Rojo. Escribir este artículo no es meramente enumerar las películas que la crítica alabó durante un determinado periodo de tiempo. De hecho, estoy seguro de que lectores y críticos cuestionarán la inclusión de ciertas obras en mi lista. Cada lista debe ser escudriñada con sospecha porque todos tenemos el poder de escribir sobre lo que nos mueve, lo que nos aburre, y explicar el porqué de estas decisiones. Y no debemos estar de acuerdo con lo que publica otra persona ya que la experiencia tanto de una película como de una reseña es particular para cada uno.
Como acostumbro a hacer, escribiré sobre las diez mejores películas del 2024 que no pude reseñar para CLARIDAD. Esta edición tan solo incluirá cuatro de estas y concluiré la próxima semana con las últimas seis. Las películas que incluiré pueden haber sido reseñadas con el buen gusto y magnífico ojo crítico de María Cristina Rodríguez. Sin embargo, si se lee cuidadosamente, mi lista revelará quién soy porque se podrá entender lo que me niego a dejar pasar al olvido. Antes de comenzar, quisiera mencionar algunas películas que no incluiré, pero que me estremecieron este año. All of Us Strangers (dir. Andrew Haigh, Reino Unido y EE. UU., 2023; reseñada para CLARIDAD el 13 de febrero de 2024) es un romance bellísimo que trata sobre la aceptación de uno mismo y sobre esas dolorosas pérdidas que acumulamos a través de la vida. Esa secuencia final en All of Us Strangers con un cielo estrellado mientras escuchamos la canción “The Power of Love” de Frankie Goes to Hollywood me desgarra el corazón. El disfrute de cine de este año me llevó desde la deslumbrante explosión de presencia y de colores violentos de Furiosa: A Mad Max Saga (dir. George Miller, Australia y EE. UU., 2024; reseñada para Claridad el 28 de mayo de 2024) a la paz interior que sentí cuando acompañé a Hirayama (Kôji Yakusho) a limpiar un baño público en Japón en Perfect Days (dir. Wim Wenders, Alemania y Japón, 2023; reseñada para Claridad el 19 de marzo de 2024). El 2024 también trajo joyas que retan la narrativa visual tradicional y que no se asemejan a nada que haya visto recientemente. En una misma reseña escribí sobre dos de mis películas favoritas de este año precisamente por su narrativa visual tan única: I Saw the TV Glow (dir. Jane Schoenbrun, EE. UU. y Reino Unido, 2024; reseñada para Claridad el 14 de mayo de 2024), que resalta la habilidad de la cultura popular de empoderar identidades que sobreviven en los márgenes, y Challengers (dir. Luca Guadagnino, Italia y EE. UU., 2024), que se enfoca en la relación entre la pasión de un partido de tenis y la atracción sexual entre los tres protagonistas. Finalmente, The Substance (dir. Coralie Fargeat; Reino Unido, Francia y EE. UU., 2024; reseñada para Claridad el 1 de octubre de 2024) usa elementos del body horror de David Cronenberg para construir una metáfora del asco y la ansiedad que sentimos como sociedad ante el cuerpo de una mujer. Me dolió dejar fuera estas seis películas de lo mejor del 2024, pero necesito sacarme del sistema aunque sea un ápice de lo que siento por las próximas cuatro joyas que no tuve tiempo para reseñar.
El 2024 comenzó para mí con una experiencia de cine sumamente difícil e inolvidable, La pecera (dir. Glorimar Marrero, Puerto Rico, 2023). La película es una historia compleja que trata temas relacionados a la dignidad de un paciente que enfrenta una enfermedad terminal. En la historia, Noelia (en una actuación impresionante de Isel Rodríguez) es una artista que procesa su inevitable decaimiento físico y futura muerte a través de su creatividad. La directora no trata a su espectador con paños tibios. Ella nos enfrenta a la desesperación de una enfermedad que conecta cuidadosamente con la contaminación prevaleciente en Vieques. El comentario político en contra de la Marina es directo, pero Marrero lo dispara con una sutileza magnífica al enfocarse principalmente en Noelia, su odisea y su comunidad.
Encontré en Criterion Channel una joya mexicana, Tótem (dir. Lila Avilés; México, Francia y Dinamarca, entre otros; 2024), que estuvo nominada para el Oscar del 2024 por mejor película extranjera. En ella, Sol (Naíma Sentíes) y su familia preparan su inmensa casa para la fiesta de cumpleaños del papá de Sol, Tonatiuh (Mateo García), que en la mitología Mexica es el Dios del Sol. Tonatiuh está muy enfermo y casi no puede disfrutar de la celebración, que aparenta ser su última. Sin embargo, la película brilla por la inocencia del personaje de Sol, que trata de entender la situación tan difícil que la rodea. Para que entiendan y sin dar spoilers, en una escena, Sol refleja su insondable fuerza interior justo antes de apagar una vela y mientras nos mira detenidamente a través de la cámara. La película es excelente, pero esa pausa antes de Sol antes de apagar la vela es un poema en el cual todavía no puedo parar de pensar.
Robot Dreams (dir. Pablo Berger, España y Francia, 2024) y Memoir of a Snail (dir. Adam Elliot, Australia, 2024) son dos películas animadas que me hicieron estremecer este año. La primera, Robot Dreams, estuvo nominada para el Oscar del 2024 por mejor película animada. Esta cuenta la historia de la amistad entre un perro y un robot. Uno no espera que una película construya una relación con tanta profundidad y simpleza como lo logra Robot Dreams, que desgraciadamente no sonó tanto por las inmensas campañas publicitarias de Spider-Man: Across the Spider-Verse (dirs. Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson; EE. UU.; 2023) y The Boy and the Heron (dir. Hayao Miyazaki, Japón, 2023), que estuvieron nominadas para el Oscar el mismo año. De esta misma manera, Memoir of a Snail cuenta la historia de Grace Pudel (Sarah Snook), que fue separada de su hermano gemelo, Gilbert (Kodi Smit-McPhee), cuando quedan huérfanos. A través de muchas vivencias con personajes tan inolvidables como Pinky (Jacki Weaver), una octogenaria llena de vida que anda en bikini y fuma cigarros, Grace descubre su valor y su fuerza. La crudeza simplista de la animación que raya en lo feo, y que también pueden ver en el segundo trabajo de Elliot, Mary and Max (Australia, 2009), funciona a las mil maravillas para contar los vericuetos de las experiencias de Grace y la rareza fantástica que la rodea. Tuve que ver Memoir of a Snail dos veces en la pantalla grande buscando revivir las emociones con las que regresé a mi realidad después que se encendieron las luces de la sala.
La semana que viene publicaré la segunda parte de este artículo con el final de mi lista.