CLARIDAD
No es su modelo de corporación pública, mucho menos la falta del llamado ‘preciado líquido’, lo que provoca que en ocasiones usted abra la pluma y no salga el agua. Es la perversidad partidista que confunde profesionalización con politiquería, es una infraestructura obsoleta y la falta de un plan de modernización lo que inciden en que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) tenga un funcionamiento ineficiente en repetidas ocasiones.
La AAA ya pasó por dos fracasos de privatización. El primero en el 1995, bajo la gobernación de Pedro Rosselló González (del PNP), con la empresa franco-española Aguas PSG. A los cinco años de contrato, en el 2002, la administración de la gobernadora Sila Calderón contrató la operación con la empresa Ondeo, y fue cancelado a los 18 meses.
En entrevista con CLARIDAD, el exmiembro de la Junta de Directores de la AAA, el planificador Félix Aponte, descartó que la AAA pueda volver a ser privatizada, tanto por su complejidad como por los compromisos del pago de su deuda, y dijo que todo el grueso fuerte se corre con recursos internos. No obstante, afirmó, hay elementos privatizados, como el sistema de información computarizado y la seguridad. Más aún, la corporación no diseña nada. Todos los diseños y todos los consultores son externos y la mayor parte de la ejecución la hacen contratistas externos.
En ese contexto y a la luz de los accidentes recientes de falta del servicio, en particular, el que mantuvo por más de una semana una gran parte del Área Metro sin servicio, destacó lo obsoleta que está la infraestructura que se necesita para el suministro. Describió que la vida útil de la mayor parte de los sistemas de transmisión de agua cruda y potabilizada está superada y que nunca ha habido un programa intensivo de reemplazo de esa infraestructura de conexión de agua.
El planificador reveló que es poca la inversión que se hace para la operación del sistema. El modus operandi de la gerencia de la AAA es que al reventarse un tubo, su reacción es ir poniendo un remiendo a la sección; por ejemplo, el agua que se produce en el lago de Cidra, que va a la planta de filtro a Guaynabo y el agua cruda de Carraízo, que se bombea hasta Sergio Cuevas. No es mucha distancia, pero es una estructura de transmisión que con mucha frecuencia están en problemas. Lo mismo ocurre con las troncales.
“Hay mucha infraestructura que requiere reemplazo, por lo que la AAA constantemente está viviendo emergencias de roturas y reemplazo de segmentos, pero no hay un programa de rehabilitación del sistema. Eso conduce a la ineficiencia”.
Al confirmar que no hay un plan de modernización del sistema, en consecuencia, la pérdida de agua es una económica. Esa infraestructura provoca que una parte sustancial de pérdida absoluta de agua sea cerca del 50%. Denunció que en la Triple A la cultura de trabajar de forma preventiva se habla solo de forma conceptual, por lo que no hay un solo programa completo de reemplazo.
Hay otra ‘pérdida’ de un volumen de agua de un 5 a 10 % que se utiliza para lavar los filtros de las máquinas de filtración del agua que procesa la planta. Se supone que el estándar en la industria de agua potable es que no debe ser más de un 10%, por lo que esta, más o menos, se ha controlado. Atribuyó este control a que ese proceso requiere un permiso de la EPA (Agencia Federal de Protección Ambiental), que exige estándares de calidad de agua.
Según alega la AAA, la otra pérdida responde a la ineficiencia de los contadores de agua que miden el consumo de los abonados. El planificador destacó que la infraestructura de los metros es muy vieja, por lo que es cuestionable la medición de cuánta agua se produce y cuánta la gente consume. Reveló que desde hace tiempo se presentó un proyecto para digitalizar el sistema con los llamados metros inteligentes. Aunque se hizo un estudio piloto y se verificó su eficiencia, el proyecto requiere una inversión sustancial y se desconoce el por qué no se ha adelantado el proyecto. Entre la lista de imprecisiones está el que, si se mira el número de clientes, es el mismo desde hace 40 a 30 años. La AAA no tiene esa información digitalizada, aun cuando eso es factible.
La falta del servicio de energía eléctrica
El exmiembro de la JG de la AAA, señaló que un aspecto significativo de por qué el sistema colapsa es por la falta de electricidad. Expuso que Acueductos tiene 20 mil millas de tubería y, de esas, 15 mil son del sistema de agua potable. El agua se mueve por sistema de bombeo. Cada vez que hay un apagón, se apaga la bomba. Cuando eso sucede, se genera un problema interno en la presión de la tubería, lo que se conoce como el golpe de ariete.
El otro problema es el voltaje, que daña las bombas. Si se va la luz, se apaga el sistema de bombeo; si regresa la luz, la bomba se daña con el golpe de voltaje, por lo que para manejar esa infraestructura de 20 mil millas con miles de tanques, miles estaciones de bombeo y cientos de pozos se requiere tener conocimiento profesional para manejar la presión de la tubería.
Aponte comparó esta situación con el manejar la presión sanguínea en el sistema humano. “Se tiene que regular la presión, y cuando se cambia una tubería grande a una más pequeña, esa planta, esa presión, tiene que estar controlada por una válvula”. Atribuyó los incidentes de julio y agosto a esta situación precisamente y a que, al sustituir al personal diestro de experiencia por personas que no conocen ni tienen entendimiento del sistema, no se sabe atender la situación. Confirmó que, no fue hasta que entraron trabajadores de la Unión de la Autoridad que se estabilizó el sistema.
“Esa incapacidad gerencial es culpa de la politiquería que tiene todo el gobierno, y cuando llegó esta señora (en alusión a la gobernadora), sacó a todos los que estaban con Pierluisi, muchos de ellos personas competentes con experiencia”, manifestó Aponte. Acotó que el ahora presidente, Luis González Delgado, que era el subdirector en la región Este, la cual es una pequeña, nunca demostró ser una persona eficiente.
Una vez más, Aponte recalcó que la perversidad partidista en el caso de Acueductos es un asunto más crítico por tratarse de un elemento tan esencial como el agua. Denunció que incluso se ha cambiado la dirección de los laboratorios por directores cuyos atributos son su lealtad partidista. “Hay un asunto serio de salud pública ambiental, de esa infraestructura obsoleta, y encima de eso, LUMA traqueteando con la energía. Es la tormenta perfecta para el desastre”.



