Viaje a la ruta del exilio-3

 

Por María Cristina/En Rojo

Ahora que las agencias han cancelado nuestro viaje programado para el Festival de Cine de San Sebastián este septiembre (todavía los organizadores aseguran que se va a celebrar), rememorar nuestro último viaje a España es una manera de llenar este vacío. La estadía más hermosa de nuestro viaje a la ruta del exilio a finales de mayo de 2019 fue la de Jonquera a La Vajol: poder recorrer los caminos donde cientos de miles de españoles—la mayoría de Catalunya—dejaron atrás parte de sus familiares, vecinos y amigos, casa, tierra y las pocas posesiones que tenían para lanzarse a pie o carreta por las montañas, en enero y febrero de 1939, en medio de uno de los inviernos más fríos que recordaban. Habíamos leído tantos testimonios, literatura e historia que pudimos imaginar—aunque nunca sentirlo en carne propia—lo que fue “la Retirada”.

Una de las cosas que nos sorprendió fue la desaparición de las demarcaciones entre España y Francia. Digo esto porque en 1939 fue tan difícil—y muchas veces imposible—poder cruzar fronteras para no ser asesinado, secuestrado, encarcelado por el ejército Nacional que intentaba borrar toda huella de esa República que triunfó y existió por casi ocho años. Llegamos a Jonquera el domingo que se celebraban las elecciones del Parlamento Europeo y encontramos un pequeño restaurante donde familias enteras celebraban el haber participado en la elección de sus representantes catalanes que en ese momento (y todavía) se encontraban exiliados en Bélgica o encarcelados en España. Fue fabuloso compartir su entusiasmo y pedir una cena completa sin hablar catalán, aunque todxs presumían que nuestros gestos y las pocas palabras que expresamos en nuestro acento caribeño nos hacían solidarios. A pocos minutos de este lugar divisamos el Museu Memorial de L’Exil(MUME), cerrado los domingos, pero abierto para nuestro día de regreso a Barcelona.

La Vajol. foto suministrada por la autora

Así comenzamos a subir por pequeñas y estrechas carreteras que nos llevaron de Agullana a La Vajol donde al otro día comenzaríamos nuestra caminata hacia Ceret y terminar en Les Illes, el pequeño pueblo donde los líderes de la República, Lluis Companys, Manuel Azaña y José Antonio Agirre Lekube, se detuvieron en su retirada. Aprovechamos que había luz en ese lugar tan alto para caminar hacia el Templo de la Paz, una pirámide de bloques en homenaje a Companys. Es muy posible que en el mes de febrero la cantidad de visitantes a la ruta del exilio sea numerosa ya que anualmente se conmemora La Retirada, pero en mayo casi éramos los únicos visitantes, aunque luego se unió un grupo de estudiantes alemanes con guía catalán que conocía los caminos y la historia como su propia mano. Siguiendo las indicaciones del mapa provisto por la Assciació Conèixer Historia, utilizamos un estrecho camino forestal que nos llevó a un portón que interesantemente es lo único que marca la frontera con Francia. La placa nos indica que ésta fue la ruta seguida por los líderes y al otro lado nos miran silenciosamente un conglomerado de vacas. Ya aquí estábamos en territorio desconocido porque, aunque teníamos que girar a la derecha, había varios caminos cerca o más alejados de un riachuelo. Encontramos palos/ramas para evitar una caída por el camino de tierra medio enfangado. Caminamos par de horas y, de pronto, nos encontramos con otro portón que abre al Hostal de los Trabucaires y parecía que habíamos cruzado la barrera del tiempo por la arquitectura y ubicación del edificio. Todo eso se disipa cuando en la puerta se nos pide tocar si queremos algún servicio y nos sirven un expreso y un cortado que parecen ser palabras internacionales. Caminamos por el pequeño pueblo que parecía congelado en el tiempo hasta llegar a un pequeño y emotivo monumento en honor a las Brigadas Internacionales y el Ejército Republicano.

El regreso lo hicimos por una ruta más larga, pero menos resbalosa, y nos juntamos con los estudiantes alemanes para asegurar que seguíamos la ruta correcta. De regreso a La Vajol—donde la familia dueña del restaurante y hospedería Conxita nos proveyó deliciosos desayunos y cenas—encontramos el Monumento al Exilio con la famosa escultura de un padre con su hija en muleta, además de nombres y testimonios de los miles de hombres y mujeres que pasaron por esta ruta.

Monumento al exilio. foto suministrada por la autora

Terminada nuestra estadía en este pueblo de ensueño, bajamos hasta Jonquera para pasar un tiempo en el MUME. Si hubiéramos sabido la riqueza que contenía este Museo, nos hubiéramos quedado varios días más en esta región. Entrar al MUME es transportarnos a 1939 a través de documentos oficiales, grabaciones, filmes, noticiarios, fotos de todo tipo, mapas, dibujos, cartas, testimonios orales y escritos (www.museuexili.cat). Es una travesía muy dolorosa, especialmente el pietaje de los miles de personas que caminan hacia un futuro incierto con sus niños y viejos en lugares abiertos con frio intenso y la mirada recta y poco compasiva de los soldados franceses. Otro pietaje desgarrador es la de los soldados Republicanos que llegan en grupos y lo primero que tienen que hacer es entregar sus armas y dejar que otros decidan su futuro. Es recordar a todos los compañeros muertos o dejados atrás, ignorar si sus familias que quedaron atrás serán castigadas por creer en la República, no saber a dónde irán y si alguna vez regresarán a su país. Otra de las secciones que nos impresionaron sobremanera es el campo de concentración de Mauthausen donde la mayor parte de los soldados Republicanos fueron encerrados cuando la Alemania Nazi ocupó a Francia (7,532 de los cuales murió el 64%). Una muestra bastante extensa de las fotos de Francesc Boix, que fueron claves en los juicios de los oficiales Nazi, ocupa una de las salas del MUME. Es un homenaje a este barcelonés que sobrevivió a Mauthausen, fue testigo primordial en los juicios y que murió en 1951 a los 30 años a causa de su encerramiento en este campo de concentración. En MUME también pude adquirir tres hermosos libros de Antonio Machado: Los últimos caminos de Antonio Machado(Ian Gibson, 2019), Estos días azules y este sol de la infancia, Poemas para Antonio Machado(2018) yCollioure… los días azules de Antonio Machado(Fondation Antonio Machado, 2019).

Nuestro viaje al exilio fue un viaje hermoso y muy emotivo, pero incompleto. Es obligatorio volver a La Vajoy, visitar los archivos de Agullana, pasar más tiempo en el MUME, volver a la ruta de Machado y visitar el Museo de la Maternidad Elna, volver a Portbou y visitar la tumba de Walter Benjamin. Puede que este deseo quede en un imaginario, pero no perdemos la esperanza de volver a lugares tan significativos para nosotrxs que nos dan otro sentido a nuestras vidas.

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