Atado en Río Piedras: amarrarse al espacio

 

 

En Rojo

 

Las ciudades, al igual que los organismos vivos, atraviesan ciclos de crecimiento, desarrollo, decadencia y renovación. Trabajo en Río Piedras hace poco más de treinta años. Vine a estudiar a la UPR hace poco más de cuatro décadas. De modo que he visto la ciudad transformarse de modo similar a un ciclo natural. Tú sabes, las ciudades emergen, prosperan, y eventualmente enfrentan desafíos que pueden llevar a su deterioro.

Sin embargo, ese no es un proceso natural. Más bien se trata de decisiones políticas, administrativas que van creando fluctuaciones de todo tipo. Si lo viéramos como algo orgánico, una ciudad se establece debido a factores como la ubicación geográfica, recursos naturales, o movimientos de población. A medida que crece, se desarrollan infraestructuras, servicios y una economía vibrante. Este crecimiento puede traer consigo innovación y cultura, creando un ambiente dinámico. Eso fue lo que viví en mis años de estudiante porque la universidad era, propiamente, una ciudad universitaria en la que decenas de miles de jóvenes se hospedaban o socializaban en Río Piedras.

A partir de la construcción del Tren Urbano, el ataque político y administrativo contra la UPR y los cambios demográficos, la decadencia del entorno se hizo patente. Las infraestructuras se deterioraron, la economía se estancó, y la población disminuyó dramáticamente, resultando en áreas urbanas desatendidas y ruinas.

Sé que hay una sublime belleza que emana de las ruinas. Puede hablarse de una estética basada en la idea de que la decadencia puede ser visualmente atractiva y hasta sirven de espacios de contemplación o reflexión filosófica: el tiempo, la fragilidad de las construcciones humanas, es significado cultural, etcétera. En este caso, sin embargo, sería darle a las administraciones la razón por su desidia. Digamos que deseamos que la ruina sea solo parte de un ciclo y que se acerca una etapa de renovación y transformación.

Sí, las ciudades tienen la capacidad de renovarse. A través de iniciativas de revitalización, inversiones y adaptación a nuevas realidades, pueden transformarse y reinventarse. Este proceso puede involucrar la restauración de edificios antiguos, la implementación de políticas sostenibles o la creación de nuevas comunidades. Lo he visto de manera lenta y desorganizada. En Río Piedras hay bolsillos de actividad y de arte que todos conocemos. Como soy un flaneur a medio tiempo, camino por este viejo pueblo devenido ciudad universitaria y ahora espacio de contradicciones para toparme con sorpresas.

 

La Lineal es una tienda y galería en la 1015 de la avenida Ponce de León. Hace par de semanas entré y me topé con Atado, de Juan Fernando Morales Nazario. La palabra me remitió a la magia y no me equivoqué. Para los que no hayan sido hechizados les doy una idea: en el contexto de la magia, atar se refiere a una técnica o práctica en la que se utilizan cuerdas, hilos o elementos similares para restringir o controlar algo. Esto puede incluir la creación de amuletos, la realización de rituales o la manifestación de intenciones a través de la atadura de objetos. Atar, amarrar, si uno es vegano o milenarista, puede simbolizar el enfoque de la energía y la intención del practicante hacia un objetivo específico, como la protección, la unión de fuerzas o la manifestación de deseos. Esta práctica puede encontrarse en diversas tradiciones mágicas y es a menudo utilizada en rituales y ceremonias. ¡Morales, nos coloca en la gravitación de Paracelso! Sí, un médico, alquimista y filósofo suizo del siglo XVI, es invocado en Río Piedras. Las instalaciones de Morales Nazario se encuentran colocadas junto a carteles con Las siete reglas de Paracelso, relacionadas con la observación de la naturaleza para entender la vida; la interconexión entre la salud y la espiritualidad; la templanza; el auxilio a los semejantes; el recogimiento y la meditación para el bienestar.

El ensamblaje -amarre, atado, montaje- de medios mixtos en el espacio de La Lineal crea un ambiente íntimo en el que de manera paradójica predomina el rojo. La soga, el candado, el coctel molotov en el buzón, busca transformar -alquimia metafísica- nuestra reflexión sobre el arte y los objetos cotidianos.

Sorprende encontrar en un espacio urbano como Río Piedras, lugares en los que el arte se explaya. Es un modo en el que, poco a poco, pudiera transformarse el casco urbano en un punto de encuentro -otra vez- de arte, cultura, habitación y lucha. Gracias a La Lineal y a Juan Fernando Morales Nazario por la magia.

 

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