Especial para En Rojo
En La significación del lenguaje poético, Francisco José Ramos subraya que “cada época es la obra de su poesía”. Con esto se refiere no solo a los orígenes de lo que llamamos literatura, que se manifestó primero a través de la forma poética, sino a que a la poesía le es propio el producir una especie de desprendimiento de lo real que el filósofo puertorriqueño denomina “verdad poética”. Esta perspectiva del hecho poético resulta iluminadora al pensar en la obra de Mara Pastor (San Juan, 1980), en la cual la sospecha del poema y su alumbramiento parecen brotar de la mirada intensa del sujeto a los escenarios de la ruina. Lo que registra esa voz no está en función de inventariar el desastre. Su “verdad poética” persigue más bien el objetivo de ahondar en lo vivencial y sus estelas en busca de la promesa.
PARAÍSO PERECEDERO I
Detrás de la vieja
Refinería Corco
hay un muelle
que nunca habíamos visto.
A pesar de los hierros
las barquitas merecen
una postal,
si tan solo no supiéramos
de los metales pesados
en el aire.
EL ROMPEOLAS
A Cindy, que sabe de la risa
Esta isla está llena de mujeres
que regresan cuando vuelven
las osamentas con las marejadas
o las tortugas a la orilla natal.
Contaban con la deuda,
pero no con metales pesados en el agua,
el cadmio en la ceniza que respiran.
Nada preparó para la pobreza de la casa,
el derrumbe de un pedazo de piscina,
una muela por la que su madre
tendrá que esperar tres meses
porque la enfermedad también hace fila.
Ahora camino por el rompeolas.
Recuerdo dos personas felices
sobre una alegría del pasado.
Esta vez es de día.
Acabo de llegar en avioneta.
No creo que consiga escribir
el poema con humor sobre cabezas
que me encargó Cindy cuando recaudamos
para el tratamiento de Elizam,
pero serás un poema
sobre volver al rompeolas,
y sopesar los pedazos de la isla,
sus metales pesados,
los seres queridos que se van;
pensar, desde la orilla, en la sobrevivencia,
entre tantos aedes, el amor.
Regreso para pisar esta tierra
y caminar con las mujeres
que vuelven a este rompeolas
a detener la marejada.
PARAÍSO PERECEDERO II
En el paraíso hay ostiones,
un hombre que vende jueyes,
una playa en donde cae el sol
mientras cuelgas la hamaca.
En el paraíso solo se arregla pescado
en la pescadería de Caro Valle,
floto en el agua
como flotan las islas sobre un atlas
y tus manos mecen en cámara lenta
un cuerpo a la deriva.
FALSA HELADERÍA
A Mari
Ella me pidió una máquina para hacer helado.
Cuando lo dijo, las clavículas pronunciadas
empezaban a marchitarse,
pero su piel era la carne misma del coco.
Quería una máquina para hacer helado,
venderlos en la urbanización
y así pagar el mantenimiento
de las casas que ya no habita.
Nada importó haber regresado
de una ciudad en postguerra.
Remodelas los interiores de un pasado otomano.
Nada importó.
No había trabajo en esta isla.
No importa haberlo hecho todo bien,
dice su cuerpo. Yo quisiera decirle:
“la máquina de hacer helado lo arreglará todo”.
De Deuda Natal (2021)