Comunidad LGBITQ+ celebra avances en la sociedad cubana pero alerta aún falta trabajo por hacer

 

Corresponsal CLARIDAD

 La Habana-Han pasado tres años desde que Cuba aprobó el histórico Código de las Familias que, entre otras consideraciones, legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo y abrió la puerta a la posibilidad de que parejas homosexuales puedan adoptar niños.

Desde 2022 hasta la fecha, mucho ha cambiado –para bien– en Cuba en beneficio de la sociedad en general, pero en especial para los miembros de la comunidad LGBTIQ+, que consideran que hoy sus derechos son finalmente visibilizados.

“Sí, se ha avanzado muchísimo, la sociedad nos está entendiendo. Y además [tenemos] el apoyo del pueblo y el apoyo que nos dan las instituciones”, afirman Tuti y Robin, al ser consultados por este periódico acerca de su sentir con respecto a los cambios que ha sufrido el país en los pasados años.

Tuti, una mujer lesbiana, y Robin, un joven transformista, quienes asistieron recientemente a la tradicional Conga contra la Homofobia y la Transfobia, que se celebra anualmente en La Habana, aseguran a CLARIDAD sentirse contentos con cómo ha avanzado el proceso de asimilación de sus derechos en la cultura cubana.

“Me hace muy feliz, porque unas amigas mías lograron casarse, una pareja lesbiana, y me hace muy feliz porque era un sueño que ellas tenían. Y es maravilloso que Cuba esté avanzando en ese aspecto.”, dice Eván, otro de los asistentes a la marcha.

En el mes de mayo, coincidiendo con la habitual Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia, celebrada en la isla desde hace más de 10 años y dirigida por la activista Mariela Castro –hija del líder de la Revolución, Raúl Castro–, cientos de cubanos marcharon por las céntricas calles de la capital para expresar su apoyo a los cambios que ha traído consigo la aprobación, hace tres años, del Código de las Familias.

El evento también ha servido para reivindicar los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y subrayar la necesidad de seguir avanzando para que la sociedad cubana, marcada históricamente por el machismo, siga asimilando e implementado los estatutos de la legislación; una misión que no ha sido necesariamente tarea fácil.

“Todavía hay gente que, por tradiciones culturales, no lo aceptan. Y a veces esas son las barreras que nos impiden desarrollarnos”, sostiene Olanier Sánchez, joven cubano asistente a la Conga.

Su posición la confirma Mariela Castro, quien reitera la necesidad de seguir educando a la población cubana.

Porque no basta con la ley. La ley por sí sola no cambia, no crea conciencia ni transforma la cultura. La ley es una parte de ese proceso. Por tanto, nosotros vamos a continuar realizando estas jornadas para ayudar a la población a interpretar, en su justa medida, la Ley”, explica Castro.

Según la activista cubana, quien dirige el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), tras la aprobación del Código de las Familias en 2022, “hay quienes creen que ya está [todo] resuelto y, por tanto, no participan en estas actividades”, dice refiriéndose a la jornada anual que su institución realiza en todo el país. Insiste, sin embargo, en que “el activismo revolucionario, de cualquier tipo, de cualquier temática, debe ser siempre solidario”, por lo que es necesario continuar el trabajo de concientización de la población.

Desde el pueblo también aseguran es necesario seguir trabajando la cultura cubana, para eliminar los rezagos del machismo y la homofobia. Los asistentes a la marcha llaman al respeto y la conciencia para seguir atemperando la revolución cubana a los nuevos tiempos.

Alina Guerra, madre de Evan y quien participa, por primera vez, de la Conga contra la Homofobia y la Transfobia dice estar convencida en que “todo esto es un proceso […] y poco a poco se irán dando pasos que beneficien la posición en la que se encuentran estas personas”.

A la pregunta sobre qué falta, entonces, por hacer en la sociedad cubana para seguir avanzando en este sentido, Robin responde: “¿Qué falta por hacer? Unirnos un poquito más y seguir adelante”.

 

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